No sólo era la chica más inexperta del mundo, sino que no había dado su primer beso nunca, y por lo tanto, no sabía besar.
Su único anhelo era poder besar al chico de sus sueños, pero su mayor temor era dar el beso incorrecto.
¿Como lo haría? ¿Como...
Mis dedos se habían enredado ya bastantes veces en mi cabello que en cualquier momento podrían quedarse atrapados en el.
Estaba tan preocupada, que no podía pensar en nada más.
Mi teléfono estaba invadido de llamadas perdidas y mensajes que no contestaria, y todos ellos era únicamente de Jos.
¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Arruinar mi cita con Logan? ¡Él sabía que era lo que más deseaba en toda mi vida! Más sin embargo lo arruinó... con su estúpida inmadurez.
Ahora después de haber estado a punto de vivir uno de mis sueños, me encontraba sentada en una sala de espera de hospital, esperando noticias de Logan.
La pantalla del teléfono se encendió una vez más, mostrando el nombre de Jos en ella, y como las últimas veinte veces, lo ignore.
Fue en ese momento en el que supe que debía tomar aire. Nunca me habían gustado los hospitales.
Y cuando logre salir, respire agotada. Hoy habían sido el peor día de mi vida.
Entonces por un momento pensé. No quiero volver a tener que lidiar con Jos. Por un segundo dejo de importarme, y se sintió tan bien.
Mi teléfono vibró una vez más, mostrando el nombre de Jos en él. Y sin si quiera pensarlo, arroje el teléfono al suelo, rompiendo la pantalla de éste y quizás algo más.
Gruñi después de hacerlo y despeine mi cabello como una desquiciada, pasando mi mano por el.
--- Pienso que no deberías romper tu teléfono por un ataque de enojo, _______. ---comentó detrás mío.
Con gruñido me giré para verlo a los ojos. Y lo mire con tanto odio, porque sabía quien era y lo que había hecho. La rabia se apoderaba de mi con tan sólo verle.
--- Bueno quizás deberías dejar de meterte donde no te llaman, Jos, pero creo que ya nos quedo claro que no sabes como hacer ni un carajo de eso. ---respondí envuelta en furia.
--- Wow... intenso. ---contestó éste, alzando uno de sus brazos para poder entregarme el teléfono.
