《Treinta y Nueve》

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--- Creo que está dormido. ---inquirió Jos con un suspiro pesado. Mientras que se tiraba hacia atrás, tumbandose en el suelo.

Sonreí entre bostezos, al ver lo realmente tierno que se miraba pepinillo -nombre extraño, lo sé-

Me tiré a la par de Jos, mirando el techo blanco sólo por unos pequeños instantes, hasta que mis párpados fueron vencidos por el sueño.

--- _____... ¿Tú y yo... qué somos?

No, no estaba soñando, realmente Jos había preguntado eso. O al menos eso creía yo. Mis ojos se abrieron de golpe, gracias a la inesperada pregunta del chico a la par mía.

¿Que somos? ¿Jos y yo? ¿En verdad tenía que responder a eso? ¡En el nombre del puré de papa! ¿porque ahora?

--- ¿Qué?

Fue lo único que salió de mi boca. No tenía una buena respuesta para eso. Simplemente no estaba en mi libro de respuestas.

--- No me hagas decirlo en voz alta, otra vez. ---amenazó.

--- Vale, no lo digas. ---dije intentando olvidar la pregunta.

Giré en el suelo acolchonado con alfombra, dándole la espalda a Jos, acomodando mi cuerpo del lado derecho.

--- No, no hagas eso. ---bufo asomando su cabeza sobre la mía, apoyando su mano en mi cintura, lo cuál me hizo estremecer.--- No intentes actuar como si nada hubiese salido de mi boca.

--- No estoy haciendo nada malo... ---murmure nerviosa y sin nada que decir. Él bufo aún más fuerte.

--- ¿Qué somos? ---insistió.

--- ¿Humanos? Yo que sé. ---hablé rápidamente y aparte mi mirada de la suya.

El calor que su mano provocaba sobre mi cintura, desapareció. Escuché cómo se ponía de pie, cómo tomaba su mochila y su abrigo.

De inmediato me incorporé sobre el suelo, y lo miré decidido a salir por esa ventana, sin siquiera decir adiós.

--- ¿A dónde vas?

--- ¿No es obvio? A casa.

--- No tienes que irte...

--- Si, tengo.

--- Jos. ---lo llamé, poniéndome de pie, caminando rápidamente en su dirección.--- No te vayas. ---susurre, tomando su rostro con mi manos, sintiendo su calor de nuevo.

--- Es tarde. ---no me miró.

--- Quédate.

--- Adiós, ________. ---apartó su cuerpo del mío, y abrió la ventana, dejando entrar una oleada de gélido aire invernal.

Tomé su mano, cuando puso un pie fuera de mi habitación. Me miró y yo hice lo mismo.

Lo que dije después de eso, fue algo que nunca creí decir, mucho menos a Jos.

--- No... Yo... Al diablo.---murmure.--- ¿Quieres ser... mi novio?...

Santo... cielo...
¡Realmente lo dije!
¡Dios, no puedo creer que realmente dije eso!

Jos se giró para verme. Yo parecía estar en un estado de confusión, de pie justo frente a mi ventana.

El volvió adentro, sonriendo de lado. Camino seguro y sin dudar en ningún sólo paso, tomó mi rostro, y estampó sus labios contra los míos.

Había una palabra que describía su beso de una manera sin igual, Algodón de Azúcar.
Suave, dulce y delicioso.

Se separó dudoso de mis labios, y cuando estuvo a unos pocos centímetros lejos, volvió a dejar un beso corto en mi boca, para después separarse definitivamente.

¿Cómo Aprender A Besar? © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora