《Cincuenta y Tres》

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| C A P I T U L O F I N A L |

Play a la canción cuando se indique.

Mire una vez más por la ventana, esperando a que Jos apareciera en cualquier momento, pero no había nada más que un camión de mudanza.

— ¿Dónde estás? —murmuré con un nudo en la garganta.

La bocina del auto de mi padre sonó por todo el vecindario, y deseé que Jos lo escuchara desde su habitación, porque sé que lo escucho, después de todo vivíamos cerca.

— ¡Es hora! —grito mi padre con una notable alegría.

Una sensación de querer escapar y tocar la puerta de Jos me invadió hasta lo más profundo de mi ser, más sin embargo no hice nada más que bajar las escaleras con lentitud.

Mire cada detalle de esa casa, pues había pasado toda mi vida en ella, junto a Jos. Había recuerdos en cada centímetro de ella, y todos lo tenían a él.

Caminé indecisa hasta la puerta principal y respire profundamente, pensando que quizás esa sería la última vez que el olor a lavanda de el jardín, invadiría mi nariz.

Mis padres ya estaban esperando afuera, papá estaba desesperado por irse, mientras que mamá me miraba con una mueca. Ella sabía lo que ocurría conmigo.

— Ve con él. —dijo acercándose hasta mi. Yo alce la mirada para verle bien.— Entretendré a tu padre mientras. —agregó sonriendo.

Miré a papá, luego miré la casa que ahora estaba completamente deshabitada y finalmente miré hasta la casa de Jos. Un impulso de ¿alegría? me llevo a correr sin parar, a correr como si vida dependiera de ello.

Juré que pude volar por un momento. Pero entonces me frene en seco, Justo frente a la casa de Jos, frente a su gran puerta de madera, la cuál la adornaban dos lindas macetas.

Trague saliva, cerré mis manos con fuerza sobre la tela de mi vestido, mordí mi lengua instintivamente y con una presión en mi pecho que me impedía respirar, toque el timbre.

Cerré mis ojos con fuerza y juguete un segundo con mis pies, pude escuchar como el timbre sonó por toda la casa, aquel timbre que había escuchado por los últimos 16 años.

Una parte de mi deseaba que nadie abriera esa puerta, que nadie estuviese para hacerlo, para así poder pensar que al menos lo había intentando.

Pero un sonido, parecido más bien al de un chasquido, logro atravesar mi tímpano. Mi corazón quiso dejar de trabajar en ese instante.

Jos asomó su cabeza y pareció haberse quedado sin aire apenas me vio, estaba sorprendido y no parecía poder hablar.

— ______... —susurró sin creerlo.

Trate de sonreír pero creo que salió más como una mueca. Ambos nos miramos por unos segundos más, sin saber que decir.

— ¿Qué haces aquí? Creí que... ya te habías ido. —murmuró sin apartar su mirada.

— Estoy por irme... solo vine para... —murmure.— despedirme, supongo.

Trago saliva. Mis manos comenzaban a sudar de una manera sobrenatural.

¿Cómo Aprender A Besar? © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora