¿Cómo Aprender A Besar? © #1

《Veintidós》

>C a p í t u l o  V e i n t i d ó s:
Ninja Estúpida

Mordí mi labio con fuerza, juraba que si lo mordía por más tiempo, éste estallaria, aunque no me importaba.

Mi cabeza se hecho hacia atrás, topando con la pared. Masculle un Diablos, cuando Jos posicionó sus labios en mi cuello.

De un tirón, Jos cargó mis piernas con sus manos, lo odié y lo amé por hacer eso. Mis manos se enrollaron alrededor de su cuello y me acerqué para besarlo.

Entonces una oleada de humedad invadió mi feminidad, empapando todo a su paso, y seguramente, también a Jos.

Mis mejillas enrojecieron al punto en el que deje de tener el aspecto de un ser humano, era más como un tomate.

Jos sonrió de oreja a oreja. Yo sólo quería desaparecer en ese momento e irme muy, muy lejos de ahí.

--- Lo... lo lamento... dios no... que vergüenza, joder... ---murmure entren dientes y lleve mis manos a mi rostro en muestra de vergüenza.

--- _______... ---susurró Jos.--- Esta bien. No hay nada de que avergonzarse. ---habló el pelinegro.

--- Si es vergonzoso... demasiado a decir verdad. ---dije sin quitar las manos de mi rostro.

No escuche respuesta por parte de Jos. Y por un momento temí. Sentí como éste caminaba en dirección a algo, la pared dejó de estar detrás de mi. Entonces caí en picada, directo a la comodidad de mi cama.

Inconscientemente quite las manos de mi cara y me topé con el rostro de Jos. Él estaba entre mis piernas, y depositaba besos a lo largo de mi pecho, aún vestido.

De alguna manera, Jos encontró mi punto débil, y logró hacerme olvidar lo que había ocurrido segundos atrás.

Mis manos comenzaban a volverse locas, buscaban con obvia desesperación el torso de Jos, en verdad deseaba sentirlo.

Jalé su camisa y guiandome únicamente por el deseo, logré deshacerme de ella con un nivel inusual de torpeza. Finalmente lo vi.

Mis ojos se abrieron como platos.

Maldición.

Realmente no era como yo lo esperaba. ¡Carajo! Era mucho mejor.

La delgada línea que marcaba el contorno de sus abdominales, era lo suficientemente visible como para hacer babear a más de una chica. Entonces miré atentamente.

Uno, dos... cuatro... seis... ¡Joder!

Me había perdido en sus abdominales, y cada que comenzaba a contarlos -lo cual hice repetidas veces- sentía que mi entrepierna se mojaba más y más.

Mi mirada subió unos cuantos centímetros más, y pude ver unos cuantos vellos en su pecho, sonreí pícara al verlos. Jos lo notó y enseguida me atacó con cientos de besos.

Reí al instante en el que sus labios hicieron contacto con mi piel. Él había dejado un rastro desordenado de besos por toda mi cara y cuello.

--- ¡Basta, Jos! ---solté en una carcajada. Y éste, después de dar unos últimos besos, se detuvo y me miró con una hermosa sonrisa.

--- ¿Qué? ---se queja indignado.--- Me encanta besarte, ¿Qué no era lo que querías que hiciera en un principio? ---preguntó con una media sonrisa y mordi mi labio al recordarlo.

--- Cállate, lindo. ---me queje y lo atraje de nuevo a mis labios, callando sus palabras, aunque no del todo sus pequeñas risas.

Las traviesas manos de Jos, se deslizaron hasta su objetivo; mis piernas. No tardaron en subir mi vestido hasta mi cintura, tocando todo lo que había a su paso.