No sólo era la chica más inexperta del mundo, sino que no había dado su primer beso nunca, y por lo tanto, no sabía besar.
Su único anhelo era poder besar al chico de sus sueños, pero su mayor temor era dar el beso incorrecto.
¿Como lo haría? ¿Como...
Mis manos se aferraban constantemente a el volante, y con nervios conducía por las brillantes y algunas oscuras calles de la ciudad.
¿Bar La Taberna? ¿Acaso Jos se había vuelto loco? Ese era el peor bar de la cuidad y puede que también del país, un simple bar de mala muerte.
Y una persona en el estado en el que Jos se encontraba, no era bueno. Pero por nada permitiría que me hicieran daño a mi Jos, no después de todo lo que le he hecho.
Pronto la brillante luz de la ciudad, me dejó, abandonandome en la oscuridad de las calles. Estaba cerca.
Por alguna razón sentía que en ese momento estaba conectada con él, con Jos. Era como si mis latidos estuviesen sincronizados con los de él.
Y fue así como estacione el auto afuera de un establecimiento para nada cuidado, y con un gran letrero neón donde yacía el nombre del lugar, La Taberna.
Baje enseguida del auto y corrí hasta la entrada del lugar, donde estaba parado un hombre de mediana edad, el cual lucía aterrado.
