《Treinta y Cuatro》

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Capítulo dedicado a lisa-kookie

Frunci el entrecejo antes de volver a entablar una conversación con el castaño.

--- ¿De que hablas? ---él tomó un suspiró algo cansado.

--- Escuché a Logan hablar con unos amigos en el campus. ---comenzó con timidez, jugando con sus dedos, intentando evadir mi mirada. Era demasiado tierno.--- Dijeron algo sobre una apuesta, no estoy seguro de que trata o a quienes involucra, sólo escuché que hablaban de ti. ---confesó mirando por un pequeño instante.

Entonces, como un rayo de luz, recordé lo que Lena había dicho antes.

" Logan no es lo que dice ser. Él tiene otras intenciones, y tu no debes permitirlo. " Recordé.

Mientras intentaba armar todas las piezas del rompecabezas en mi mente, desvíe la mirada del ojiazul hasta sus manos, me sorprendí al ver el pequeño rastro de sangre en sus nudillos, era bastante notorio, sus manos eran muy pálidas. Por un momento me pregunté si... ¿habría golpeado a Logan?... Bueno, sea lo que sea, no me interesa que Logan haya sido golpeado, es un idiota y se lo merece.

--- ¿Soy la apuesta de Logan? ---pregunté una última vez.

Realmente creía todo ahora, pues fue el mismo Logan el que intentó violarme hace un rato, creo que ahora sé de que va la apuesta.

Una oleada de odio puro hirvio la sangre de mi cuerpo, enfureciendome a tal grado que quería gritar y destruir todo lo que se me pudiera en frente, excepto a el tierno castaño, claro.

Rápidamente, con el ceño encorvado de una manera que mostraba mi enojo, golpee con fuerza uno de los casilleros grises, el impacto fue tan fuerte que escuche como mi dedo índice se quebraba en mil pedazos, tardé en reaccionar y entonces hice a un lado el enojo y el dolor llegó como plomo sobre mi.

Inmediatamente cubri mi dedo lastimado con mi mano restante. Y mi boca se abrió en una increíble " O " gigante. Chille antes de soltar una de muchas palabrotas. Alonso parecía estar más asustado que yo. Tomó mi mano con cuidado y miro el enorme daño que me había causado, si que estaba roto, y morado... y ¿sangrante?... en resumen, era espantoso.

--- Eso está más que roto. ---comentó asustado y sin creer lo que miraba.

--- ¿Roto? ¡Siento que el hijo de su puta madre se va a caer en cualquier momento! ¡No me quiero quedar sin dedo, Alonso! ¡No, no, no, esto duele como el mismísimo demonio! ¡No, incluso duele más que el demonio! ¡Es como si mil elefantes cayeran uno tras otro sobre mi jodido dedo de mierda! ---comencé a gritar como loca.

--- ¿Es ese tú hueso? ---preguntó tragando saliva mientras miraba la herida.

--- Creo que voy a... ¡boah! ---hice una mueca y un sonido como si fuese a vomitar, y es que sin duda terminaría haciéndolo, nunca fui buena con ver sangre y mucho menos con ver MI hueso destruido.

--- Oh por todos los cristos. ---murmuró Alonso.

--- Sólo hay uno, genio... ---gruñi con dolor, corrigiendo a él castaño.

--- Deberías concentrarte en cómo curar eso. ---inquirió Alonso.

--- ¿Me ves cara de Doctor Simi? ---pregunté algo irritada.--- Lo siento, cuando me duele algo suelo ser detestable. ---murmure haciendo una mueca.

--- Gracias por avisar. ---dijo sarcástico.--- Debo llevarte a él médico. ---habló seguro.

--- ¿¡Me estás jodiendo!? ---exclame y éste dio un pequeño brinquito del susto.--- ¡Mi aún no oficial novio está tras esas puertas, jugando un juego para mi, y yo debo estar ahí para verlo ganar! ¡No tengo tiempo para mierdas! ---exclame sin control, pero después de ver la cara de trauma de Alonso, me calme enseguida.--- Lo siento... ---murmure.--- Sólo ¿Podrías buscar algo de hielo? O algo. ---dije enseguida.

Alonso comenzó a buscar en casilleros y mochilas como un loco desesperado, y cuando pareció encontrar algo frío sonrió. Alzó una botella helada en una de sus manos, de inmediato la tomé y la puse sobre mi dedo, me queje del dolor y mordi mi lengua para evitar gritar como loca.

--- Muy bien, Alonso, ahora debo irme, Jos me espera. ---dije caminado hasta la salida, no sin antes hacer un par de muecas por el dolor.

--- _______. ---me llamó antes de dejarme ir. Yo lo miré.

--- ¿Si?

--- Alejate de Logan. ---mencionó inexpresivo. Yo hice una mueca de comprensión y asenti.

--- Gracias. ---dije y el asintió.

Salí por las puertas, y de inmediato busque un lugar entre el montón de gente que estaba en las bancas del gimnasio. Visualice a la madre de Jos en una banca, animando a su hijo, quería sentarme junto a ella, pero realmente no tenía una buena excusa para decirle porque estaba sangrando de la frente y porque tenía un dedo partido a la mitad. Así que opte por pasar desapercibida.

--- No me veas, no me veas, no me veas... ---murmuraba mientras caminaba hasta un lugar lejos de ella.--- no me veas, no me... ya me vio. ---me dije a mi misma mientras sonreía falsamente a la adorable madre de Jos, quién me sonreía enormemente y me hacía una seña para que fuese hasta ella.

¿Qué mierdas haré si me pregunta sobre la otra parte de mi dedo? Porque para decir verdad, gracias a mi mala suerte, seguramente se me caerá una parte de el dedo por entre las bancas, si eso sería repugnante.

Quizás un, me resbale con una cáscara de plátano en el pasillo, já la vieja confiable.

Traté de poner un mechón de cabello sobre mi frente, para esconder la herida y evitar preguntas incómodas con mi futura suegra. Pero presentía que esto era una pésima idea.

--- ¡______, pequeñuela! ---dijo sonriendo y alzando sus brazos para darme un fuerte abrazo. Sonreí amablemente.

--- Hola, Mariana. ---sonreí riendo un poco.--- ¿Cómo va nuestro jugador número uno? ---pregunté refiriéndome a Jos, e intentado evitar que me mirará. Miré a la cancha y ahí estaba Jos, sonriendome.

--- Es un campeón, logró levantar a él equipo en menos de cinco minutos. En verdad quiere ganar para ti. ---sonrió emocionada.

--- Si lo sé, prometió dedicarme el partido, aunque ganador o no, el siempre será lo mejor. ---dije sonriendo realmente mucho.

--- Bueno, ya deberías saber que a Jos le gusta cumplir lo que promete, y si te dijo que ganaría el juego, es porque lo hará. ---dijo Mariana.

--- Si, bueno... ¡POR LAS MIL MIERDAS DE PEPPA PIG! ---grité adolorida cuando la madre de Jos puso su bolso sobre mi mano. Si antes ya estaba roto, ahora creo que moriré.

Mariana me miró asustada, confundida y algo sorprendida. Pero eso no era lo peor, sino que absolutamente todo el mundo me escucho y dejó de hacer lo que estaban haciendo sólo para verme asustados. Jos dejó de jugar y me miraba alarmado.

Sabía, que esto era una pésima idea.

¿Cómo Aprender A Besar? © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora