Capítulo XVI

291 34 15
                                    

****ADRI****

Cuando Elric y Leda se dirigieron a la puerta para marcharse al mercado, me entraron ganas de girarme y mirarle. Pero lo evité. Sabía de sobra que mi comentario de que tan solo era un simple campesino le había ofendido y que había estado mal, pero no me había podido contener. Normalmente siempre consigo mantener la calma y medir mis palabras, gracias a Alyssa tenía práctica en ello, pero con Elric era todo completamente diferente. Al ser una persona con bastante carácter, cuando me enfadaba la ira nublaba mi buen juicio, y sin darme cuenta, por mi boca salían las cosas que más les dolía escuchar a la gente que me había hecho daño. Yo no lo hacía adrede, era como si mi cerebro actuara por su cuenta. Y esto me pasaba siempre con Elric, conseguía desatar mi ira más rápido que cualquier otra persona. Él se había pasado  con sus comentarios, y yo no me había podido aguantar.

—¿Comenzamos?

—Ajá.

—Pues...bueno, comienza a enseñarme.

—Ajá.

—Adri tu camisa está en llamas.

—Si, claro.

—¿Sabías que el color del cielo es violeta malva?

—Perfecto.

—Soy una sirena Adri.

—Ajá.

—¡Pues entonces nos casamos mañana!

—¡¿QUÉ?!—exclamé sin entender nada ante el comentario de Daw.

El muchacho comenzó a reírse como un loco.

—Adri llevo cinco minutos hablándote y no me has escuchado nada. Te he dicho estupideces y me respondías a todo: "ajá" o perfecto.

Me puse roja como un tomate. Había estado tan inmersa en mis pensamientos sobre Elric que había desconectado completamente. Daw se echó a reír cuando notó como la sangre subía a mi cara.

—Lo siento—me disculpé aún roja como el acebo.

—Tranquila Adri, no pasa nada—me intentó reconfortar con una sonrisa—. ¿Qué es lo que ha pasado entre tu y Elric?

—Digamos tenemos opiniones bastantes divergentes.

—Elric es bastante impulsivo y tiene carácter. La tensión del viaje le ha debido de hacer estallar, ten en cuenta que está acostumbrado a una vida tranquila sin grandes cambios. No te comas la cabeza por lo que te haya dicho, realmente no piensa nada de ello. Le conozco desde hace años, y se que le importas.

No dije nada. Esperaba que Daw estuviera en lo cierto y que Elric no pensara lo que había dicho y se hubiera comportado así guiado por la ira. Sacudí la cabeza para dejar de lado esos pensamientos y centrarme en enseñar a Daw los básicos modales para así poder escapar sin que nos pillaran. Aunque claro, Daw y Leda no sabían que había un plan B. En caso de que saliera mal nuestro plan intentaría usar mi magia para escapar. Pero solo la usaría en caso extremo. No podía mostrar mi magia en público, y menos aún en el reino de Gasilia, donde se habían quemado a mujeres vivas por creer que eran brujas aunque realmente eran simple curanderas. Además, no tenía control aún sobre mis poderes. No quería usarlos y dañar a algún amigo o incluso a mi misma por no poder dominarlos.

Comencé a explicarle a Daw las cosas básicas en el lenguaje de un noble. Al principio, cuando repetía algunas frases, no podía evitar reírme. Acabábamos los dos riéndonos un buen rato. La verdad es que pensaba que enseñar modales a alguien era aburrido, pero con Daw todo era más divertido. Luego pasamos a la forma de gesticular y moverse. Esta parte aún fue más divertida que la anterior. La verdad era que Daw era rápido aprendiendo y tenía elegancia natural, así que no fue muy difícil enseñarle los modales básicos para que consiguiera pasar por un noble durante los cinco minutos que tardásemos en subir la barco.

La Princesa de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora