Capítulo XXVI

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***ADRI***

Tras la conversación que había tenido lugar entre mi padre y yo, no podía centrarme en nada que no fuera eso. Cuando entramos en el Comedor del Oso todos se encontraban ya allí, mi familia y amigos, a excepción de Alyssa. Su habitual silla se encontraba vacía. Nada más entrar mi padre, Ned se puso en pie y Elric le imitó rápidamente. Hasta que mi padre no tomó asiento en la cabecera de la mesa no se sentaron de nuevo.

Normalmente mi padre se sentaba en la cabecera de la mesa y mi madre ocupaba el asiento de en frente, presidiendo así junto a su marido la mesa. El asiento de la derecha de mi padre lo ocupaba yo, y a mi derecha se sentaba Selene y a la derecha de ésta, Aileen, estando así mi hermana pequeña cerca de mi madre. A la izquierda del rey y enfrente mío se sentaba mi hermana mayor y favorita. A su lado Lorelei y luego Damara. 

Pero ese día la disposición era diferente. Habían añadido dos sillas a la gran mesa de tal manera que se encontraban más cercas unas de otras. El sitio habitual de mi padre estaba libre, y fue el que éste tomó. Mientras que mi sitio habitual había sido ocupado por mi madre. A su derecha se sentaba Aileen, y al lado de ésta lo hacía Selene. Junto a Selene habían colocado a Elric, el cual me miraba con cierto nerviosismo en los ojos. Vi como mi hermana pequeña le echaba pequeñas miraditas y se ponía colorada. La verdad es que no la culpaba, Elric era un joven muy apuesto, y vestido con esos ropajes aún resaltaba más que de normal. 

En el otro lado de la mesa la silla de Alyssa se encontraba vacía, pero las dos sillas contiguas se encontraban ocupadas como siempre por Lorelei y Damara. Junto a Damara se encontraba sentado Ned con nuevos ropajes. Podía notar que algo le preocupaba a pesar de que intentara ocultar sus sentimientos. Conocía demasiado bien a Ned para saber cuando algo le inquietaba. Supongo que estar de vuelta en castillo le traía recuerdos que con tanta ansia había tratado de olvidar. No me pasó desapercibidas las miradas cómplices entre las gemelas. Parecía que Eddard atraía a las hermanas de la familia Borela. Me dirigí al final de la mesa y me senté en el único asiento que quedaba libre, en la cabecera de la mesa opuesta a mi padre.

Entonces mi padre hizo un gesto y los criados comenzaron a traer bandejas llenas de comida. Decidí centrarme en la deliciosa comida de castillo para olvidar así la conversación con mi padre. Pero mi mente recordó la conversación de nuevo y me entraron arcadas que supe disimular sin que nadie se diera cuenta de mis debilidades. Tantos años en la corte te convertían en una actriz profesional. Una vez servida la comida, mi padre se dispuso a dar gracias por los alimentos a los dioses como siempre hacía. Yo siempre había sido reacia ante esta costumbre de mi padre, pero ahora veía las cosas de otro modo.

—Diosa Arsya, te damos gracias por estos alimentos que nos brindas—dijo mi padre con las palmas de las manos hacia el cielo.

Elric y yo compartimos una mirada cómplice mientras que mi padre decía estas palabras en alto. Era irreal que hubiéramos conocido a la diosa Arsya, la cual, por cierto, hacía tiempo que no me visitaba en sueños. Luego todos hicimos el signo que siempre se realizaba tras un acto religioso: primero se unen los tres dedos medios de la mano mientras que el dedo gordo sujeta al pequeño. La palma de la mano queda hacia adelante. El siguiente gesto consiste en bajar la mano hacia abajo dejando el dedo índice y corazón unidos. Y por último la mano, con el puño cerrado, se lleva al corazón.

Tras el ritual religioso todos comenzamos a cenar. En un principio la conversación fue sobre temas con poca relevancia. Mi madre se interesó por el estado de Ned, mientras mi padre le preguntó como encontraba el castillo a la vuelta. Mis progenitores se interesaron por la vida de Elric y por la aldea donde vivía junto a sus padres. También se aseguraron de que encontrara sus aposentos cómodos.

—¿Dónde está Alyssa?¿No se va unir a nosotros?—preguntó de repente Lorelei cortando todas las conversaciones.

Mi madre echó una mirada a mi padre antes de contestar.

La Princesa de HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora