***ADRI***
Todo el tiempo que la doncella se había tomado en prepararme, yo me lo había pasado pensando en las palabras de mi padre. Normalmente nos comunicaba a mi madre y a mí los grandes anuncios antes de comentarlos en público. Pero ésta vez al parecer no había sido así. No había tenido noticia alguna por parte de mi padre respecto a ningún anuncio importante.
Pasaban los minutos acercándose así la hora del banquete y mi padre seguía sin hacerme llamar a su presencia. El silencio de mi progenitor respecto al asunto comenzaba ya a inquietarme e irritarme un poco. La paciencia nunca se había encontrado entre mis numerosas virtudes. Además era bastante curiosa, por lo que decidí probar suerte.
Me presenté en la alcoba de mis padres unos minutos antes de lo previsto y fui directa al grano. Nunca me había gustado andarme con rodeos.
—Adrienne, no seas impaciente—me regañó mi padre. Pero su tono no era duro—. El anuncio que haré es algo que he meditado durante tiempo con tu madre. He tomado una decisión final, la cual la comparto con tu madre. De este modo he decidido que finalmente esta noche os haré a todos participes del anuncio.
Odiaba que me dejasen así. ¿Qué más le daba contármelo a mi unos minutos antes que al resto? Aunque viéndolo así...¿qué más da me daba a mi esperar unos minutos más y oír la noticia con todos? ¡Odiaba esa voz racional de mi cabeza!
Murmurando entre dientes me retiré a una esquina de la sala donde había una silla acolchada. Mi padre había dispuesto que todos fuésemos juntos a todos los banquetes, por lo que tenía que esperar a que toda la comitiva se presentara para poder marchar al banquete. A pesar de tener tantas cosas en la cabeza, seguía teniendo un hambre terrible.
Durante el banquete conseguí olvidarme del asunto que tanto me había inquietado y me centré en la buena comida de la mesa y la conversación que estaba teniendo lugar. De vez en cuando participaba en ella, y con ello me refiero a cuando no tenía la boca llena, cosa que sucedió pocas veces. Las horas iban pasando y el banquete transcurría sin ninguna anomalía, hasta que finalmente el Rey Günther se puso de pie.
—Querría dedicar un brindis por mi preciosa hija Nereida por su puesto, pero también por Nael Basona y Adrienne Borela. ¡Vuestro paso por el torneo ha sido admirable! ¡Que los dioses estén con vosotros! ¡Por Nereida!
—¡POR NEREIDA!—aclamó la multitud con fervor. Los efectos del alcohol comenzaban a ser visibles.
—¡Por Nael!—brindó esta vez Günther.
—¡POR NAEL!
—¡Por Adrienne!
—¡POR ADRINNE!
La multitud vitoreó con la misma intensidad mi nombre que el de Nereida y Nael. Ahora tenía claro que el vino había hecho ya su magia. Nereida era su princesa, y Nael un príncipe de un reino poderoso que podía ser el campeón del torneo de arquería y yo... yo simplemente era una mujer que había logrado llegar hasta donde me encontraba gracias a que los dioses se habían puesto de mi parte. Bueno, eso era lo que los sirvientes del castillo y algunos campesinos murmuraban. Me había costado gran esfuerzo contenerme y no convertir a todo el mundo en grandes cubitos de hielo. Pero yo no creía en la suerte. Si a la mañana siguiente me encontraba ostentando el título de campeona no era por la suerte, si no por mi esfuerzo y entrenamiento durante todos los días desde que era todavía una cría.
Mi mirada se cruzó con la del Rey Artaxiad que no parecía muy contento de mi logro. Un brillo de furia resplandeció en sus ojos marrones oscuros casi negros. Le había humillado ante toda la corte de Gasilia y familias reales de todo Erelín al demostrar que estaba equivocado y que podía manejar un arco igual que un hombre. Pero no me contentaría hasta haberle humillado completamente y haber derrotado mañana a su hijo. La mañana siguiente mi cabeza sería coronada con una corona de laureles.
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La Princesa de Hielo
FantasíaEl continente de Erelín está dividido en cinco reinos que mantienen la paz. ¿Pero será esta paz duradera? Las familias que gobiernan cada reino lucharán por tener mayor poder que las demás. Un juego peligroso en el cual participan personas dispuesta...