31. Confesiones

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Me levante alterada, mi frente sudaba, mi corazón estaba acelerado y mi respiración agitada. Mientras me ocultaba en las cobijas de mi cama iba recopilando todo lo que había sucedido y me di cuenta de que sólo era un sueño, una pesadilla como todas las que había tenido esa semana. 

Decidí levantarme a buscar algo que comer, una buena galleta siempre solucionaba las cosas, sin olvidarse del vaso de leche. Agarre mi suéter, shorts y pantuflas de unicornio, había aprendido a las malas que si querías sobrevivir sin que te vieran el trasero, pues te tenias que vestir así. 

Baje las escaleras con mucho cuidado, pasando por la puerta de Nate, en donde escuche unos sollozos, combinados con suspiros. Nate y yo no eramos tan unidos y, me imaginaba que si estaba llorando querría tener su tiempo a solas, ya que el no era como los demás. No. Nate ante todo tenia orgullo y que una chica lo vea llorando no es algo que ayude con eso.

Tome mi teléfono del bolsillo de el suéter, mientras que lo desbloqueaba con forma de una estrella mal hecha,  iba bajando por las escaleras viendo post de vídeos de hermosos animales, en ese momento mis ojos contemplaban a un gatito siendo acariciado por su amo, lo que me pareció super adorable. 

En el momento en el que llegué a la cocina se encontraba el señor Black, bebiendo una taza de chocolate, mientras veía una pequeña llovizna que había empezado a caer. Sus ojos cafés demostraban lejanía y secretos bien guardados, mientras que una lagrima recorrió la piel de su mejilla al igual que la misma llovizna hacia con el vidrio de la ventana. 

En el momento en el que me iba a ir, el dirigió su mirada hacia mi, cautelosa y rígida. Se limpió la gota de agua que había quedado por la mitad de su mejilla y me sonrió con una alegría mas falsa que las nariz de Sarah.

-Hola, Ty- dijo el señor Black, lo cual me desconcertó un poco, ya que, el único que me llamaba así era Matt.

-Hola-dije volviendo a entrar en la cocina-. Emmmmmmm y ¿cómo esta?

-¿A qué venias para la cocina?-dijo él, poniendo sus ojos marrones hacia mi-, cuando eras pequeña no te despertabas con nada, eras como un pequeño koala. Cuando te quedabas dormida en la sala, yo siempre te llevaba a tu cama-Sus ojos despertaron en un brillo  de un recuerdo-. Te me caíste mas de una vez en el trayecto hacia tu cuarto, pero ni te dabas cuenta. Tu seguías durmiendo.

Con que él es la razón por la cual soy tan tonta...

-¿Aun te gusta tomar del pico de los envases?-me pregunto mas interesado en la conversación

Mis ojos se posaron sobre él, estaba trasnochado y su vista parecía agotada. Su piel estaba pálida, su cabello negro estaba tornándose poco a poco de blanco. Los años que tenia parecían desaparecidos porque no parecía siquiera que estuviera vivo.

-Sí-asentí-, sigo teniendo esa mala costumbre, mi madre siempre me grita para que lo deje de hacer, pero me gusta hacerlo.

-Agarraste esa mala costumbre de mi-dijo- Siempre tomaba del pico cuando estabas aquí. Supongo que si era un mal ejemplo para ti, después de todo.

No entendía mucho.

-¿Cómo que cuando estaba aquí?

-Antes tu madre venia mucho para acá. ¿Qué te puedo decir? Eramos mejores amigos.

-Me lo han dicho, pero no sabia que me conociera tanto.

-Te conozco más de lo que tu misma crees-dijo-. Chica con promedio bueno, quiere entrar a Harvard. Amante de los libros. La chica que sale con mi sobrino mientras en realidad le gusta mi hijo Matt y está tratando de olvidarse de él. Amante de la justicia.

Un Año Viviendo Con Los Black's (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora