Capítulo 45

4.6K 269 22
                                    

En la cafetería el domingo por la mañana, Johan y yo tomamos una de las mesas al final. Después de la ducha —donde le pedí una y otra vez que saliera, y donde el me dijo una y otra vez que no lo haría —, había estado de mejor humor. O al menos mejor humor que la noche anterior, se lo pregunté pero en lugar de contestar me apretujaba el culo y mientras íbamos en el auto metió una de sus manos entre mis piernas. Chillé, pero sólo pude provocar una carcajada de su parte, me encantó escucharlo reír aunque el motivo fuera extraño y morboso. Siento como mis mejillas se encienden y Johan enarca una ceja en mi dirección, su mano encuentra mi muslo bajo la mesa y me lo acaricia.

—¿Qué es lo que piensas? —pregunta, su ceño se frunce y me muerdo el labio inferior. Esta guapísimo con una gorra y una sudadera junto con unos vaqueros negros. Me remuevo en mi lugar y acomodo el chándal que le he robado junto con una sudadera, hace unos momentos pasé a comprar unas deportivas en Macy's, por lo que no estaba muriendo de frío con la temperatura que podría hacer que me congelara.

—En nada. —farfullo. La camarera se acerca a nosotros y dándole un repaso a Johan de lo menos disimulado habla:

—Buenos días, bienvenidos a Randy's ¿Están listos para ordenar?

Ni siquiera me había percatado de la carta por estar mirando a Johan, la chica —que sólo parece tener ojos para él —, no disimula ni un poco su agrado hacia Johan mientras él mira la carta y después de tomar la mía se las entrega.

—Omelette, zumo de naranja y tostadas. —dice, me observa por unos segundos esperando por mi pero por alguna razón asiento —¿Nena? ¿Te apetecen los hot-cakes?

La chica morena de grandes ojos Cafés por primera vez me observa, su ceño se frunce y saca un bolígrafo junto con una libreta de su uniforme. Asiento.

—Entonces hot-cakes y... un café para ella. —espeta, ni siquiera se molesta en decir gracias.

La chica lo anota en la libreta y después de decirnos que en unos minutos estarían nuestras órdenes se va. La mano de Johan regresa a mi muslo.

—No le agradeciste.

—Sólo estaba observandome, ni siquiera anotó lo que le dije. —replica.

—Le gustaste.

—Me importa un Carajo. —murmuró.

No dije nada más, no quería decirlo pero me gustó su contestación, sus ojos brillaron con diversión pero no pregunté nada al respecto.

—Los celos son una enfermedad, ¿Lo sabías?

Frunzo el ceño y siento como los colores se arremolinan en mis mejillas, gracias a Dios aparece la mesera que coloca frente a nosotros nuestras respectivas órdenes. Le agradezco.

Johan sonríe con mofa esperando mi reacción sobre su comentario, muy dentro de mí admito que son celos pero no estoy dispuesta a dar mi brazo a torcer.

—No estoy celosa. —pronuncié, levantó la mirada de su omellete y siento como se me estruja el corazón al ver como me mira. Tiene unos ojos maravillosos.

—Claro nena, claro.

Dispuesta a cambiar de tema hago la pregunta que ha estado dando vueltas en mi cabeza toda la mañana.

—¿Qué es lo que harás hoy? Quiero decir...., es navidad.

Johan levanta la mirada y me sorprendo al ver que su ceño se frunce y su mirada se enciende.

—Pues pensaba meterme entre tus piernas todo el día, ¿Qué planes tienes tú?

(...)

En el auto después del desayuno, Johan conduce por las desiertas calles que conozco de memoria. El fraccionamiento donde viven mis padres es ostentoso e imposible de no admirar. La mayoría son casas enormes.

Johan (Into the Darkness)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora