Guerra

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El día que todos esperaban a había llegado,  el día en que Ángeles y Demonios se enfrentarían nuevamente, la tan esperada guerra comenzaría pronto, viejos y nuevos rivales se encontrarían en el campo de batalla, y los que tenían pareja se preocupaban por el bienestar del otro.

Asmita no dejó irse a Deuteros hasta que le jurara por su alma que volvería con él, este sabiendo lo mucho que se podía preocupar el Arcangel le dijo:  que primero seria torturado por los Demonios antes que pensar en dejarlo alguna vez. Con esas palabras Asmita vio irse a su Ángel de la Muerte un poco mas tranquilo, pero no quería decir que no se preocuparía por lo que pudiera pasarle.

En la misma o peor situación estaban Manigoldo y Albafica, la vida de los dos correría peligro al momento de comenzada de la batalla, a pesar de que llevaban juntos un corto tiempo el cariño que se tenia era muy fuerte, así que tratarían de protegerse mutuamente.

En las filas Demoniacas todos se preguntaban los mismo ¿Donde estaba Shion? De nuevo el líder de su ejército no se aparecía, y nadie sabia en donde buscarlo, solo una persona, pero esa misma persona era el causante de su desaparición. Dohko ya no pudo resistirlo mas, existiendo la posibilidad de que no se volvieran a ver, debía olvidarse de sus estúpidos miedos y decirle de una maldita vez los fuertes sentimientos que guarda por él. Pero ahora que lo tenía enfrente vistiendo esa armadura negra que lo hacia verse aún más imponente, toda su valentía lo había abandonado.

Shion lo veía con duda, no tenía ni la menor idea de que hacia Dohko hay, suponía que era por algún asunto de la guerra pero sus suposiciones estaban muy alejadas de la realidad, y se dio cuenta de ello cuando volvió a acorralarlo contra la pared.

– Shion, tengo que decirte esto antes de que mi valor se vaya al caño– el mencionado trago salida, lo nervios habían vuelto a aparecer– me gustas, te adoro y te amo, hace unos cinco milenios o mas y si no te lo decía ahora iba a...

No pudo acabar de hablar, Shion se había apoderado de sus labios cortando sus palabras, el Demonio de cabellos claros pudo sentir como su corazón se aceleraba por sus palabras, logrando que su cuerpo actuara antes que su cabeza. Cortaron el beso cuando sus pulmones comenzaron a pedir aire.

– Sobrevive a la guerra, es lo único que te pido, no quiero perderte antes de tiempo.

Dohko sonrió a lo grande, después de tantos milenios Shion al fin le correspondía.

– Lo haré, no te preocupes.

Los últimos detalles de las estrategias de batalla estaban listos, los lideres de ambos ejércitos se colocaban a la cabeza de los mismos para comenzar con la masacre.

–¡¡ Que no los intimiden lo grotesco de los Demonios, acaben con todos!!

~•~

– ¡¡No importa que tan ardua sea la batalla, hoy no sale ningún Ángel vivo!!

Todos gritaron liberando la adrenalina que les serviría en combate, pero Milo tenia en su punto de mira a un solo Ángel, al cual ya quería arrebatarle la vida y desmembrarlo si era posible; Saga. Ese maldito Guardián no saldría con inmune de ese lugar. La orden de ataque se dio y grandes hordas de Ángeles y Demonios comenzaron su pelea en plano vuelo.

Evito a todos los Ángeles que pudo, para poder llegar al ejercito celestial buscando con la mirada el único par de alas blancas en un mar negro, cuando las encontró callo en picada sobre su enemigo sin importarle que este estuviera en medio del ejército rival.

Saga vio su sombra caer sobre él, por pura suerte logro esquivarlo. Sonrió con superioridad, algo que no le gusto nada al Demonio.

– ¡Que nadie intervenga! – todos los que tenían la intención de atacar retrocedieron– este es mio.

– Veremos quien de los dos queda con vida.

– Disfrutare cavando tu tumba.

Milo no le respondió tan solo gruño mostrando sus colmillos y su obvio odio hacia al Guardián, quien tomo disimuladamente el mango de su espada, para desenvainarla de un solo movimiento atacando al Demonio. Milo apenas pudo esquivar el filo del arma, no se quedaría ni loco de  brazos cruzados, sus ojos se volvieron de un rojo intenso, a la vez que hacia crecer sus uñas como garras, él no usaría armas prefería despedazar a Saga con sus propias manos.

Con esa idea se dispuso a atacar a diestra y siniestra con sus garras, tratando de herir lo mas que pudiera a su rival, quería acabarlo, masacrarlo, esparcir sus restos por todo el mundo, cobrándole todo lo malo que le había hecho a su Ángel de ojos azules, por lo único que podía estar tranquilo era por que estaba seguro de que Camus se hallaba en ese templo griego y que si vida no corría peligro.

Saga dio una vuelta golpeando a Milo con sus alas, pero no contaba con que el menor le enterraría las uñas y los colmillo, haciéndolo dar un fuerte grito de dolor.

– Encontré el punto débil– sonrió de una manera muy escalofriante.

El Guardián se maldijo internamente, como se le fue a pasar un detalle tan importante, su mayor punto débil eran sus alas. Trato de liberarse de Milo pero el Demonio afirmo mas su agarre. Con uno de sus codos golpeo en el vientre al otro peliazul logrando así que lo soltara.

Algo que no le gusto para nada, la mejor oportunidad de arrebatarle la vida a su enemigo se le había escapado, literalmente, entre los dedos, pero aun así no podía rendirse ni dejarse ganar, porque no peleaba por él, luchaba por Camus, solo y únicamente por su Ángel de la Muerte, para que al fin pudiera estar tranquilo, sin la constante amenaza de que Saga apareciera de repente. Gruño, y sin previo aviso se abalanzó sobre el Guardián tomándolo desprevenido, pero por los buenos reflejos que este poseía pudo utilizar su espada como un especie de escudo.

Milo se enfureció mas, sus ataques no estaba teniendo los resultados que quería. Bufo, comenzó a recordar todo lo malo que Saga le había hecho desde que él conocía a Camus, la vez que lo descubrió besándolo a la fuerza, que lo golpeaba, el secuestro, y todas las veces que habría abusado de su pareja.

– Me pagaras, todas y cada una de las cosas malas que le hiciste a Camus, maldito Guardián del Infierno.– cada una de esas palabras salieron con una furia de la que ni él mismo se creía capas.

Con esa misma furia ataco a Saga sin piedad alguna, la sangre del mayor comenzaba a mancharle los puños y parte del rostro, ante eso son reía complacido, unos cuantos golpes mas y adiós a su dolor de cabeza, pero no contaba con que el Ángel pudiera devolverle los golpes.

– Nunca te enseñaron a no confiarte en una batalla.– le dio una patada en el vientre sacando el aire.

El Demonio aprovecho el momentáneo gozo de su rival, para tomar la espada de la empuñadura y por la parte del filo y luego colocarla en el cuello de Saga.

– A ti tampoco te lo enseñaron... No te preocupes, tu muerte sera lenta y dolorosa...– paseo el filo por su garganta– espero que grites.

Saga no se dejaría intimidar por sus palabras, en un movimiento rápido, logro tomar a Milo por los brazos y pasarlo sobre sí tirándolo al suelo, por mera suerte no se rebano el cuello. Tomo de nuevo su espada, apuntando con ella al Demonio en el suelo, tomando así el control de la situación.

– ¿Que era lo que decías Milo?, que ibas a matarme, no me hagas reí... El único que morirá aquí...¡Seras tú!

Sin tardar mas tiempo lo apuñalo, Saga sonrió cuando escucho un grito ahogado, por fin habría acabado con la piedra en su zapato.

– No...no, no, no, ¡No!, ¡¡No!!, ¡NO!– la voz desesperada de Milo se escucho– ¡¿Que hiciste?!, ¡¿QUE MIERDA HICISTE?!

recién hay Saga miro a su víctima...

Tarde se dio cuenta de que había apuñalado a la persona equivocada.

◆◆◆

FS: ¡Solo no me maten! -Sale huyendo.

Milo: ¡¡Regresa acá mocosa, que de esta ni Zeus te salva!!- la persigue con la chancla voladora 3000.

ScorpioNoMilo. 👻

Ángel y Demonio. [1.Temp.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora