Confesión

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Camus

Sigo sin creer lo que hice, o el como llego a pasar. Me entregue a un Demonio, algo que jamas pensé que pasaría, no puedo negar que lo mas raro es que me gusto el como pasamos del odio al ¿amor?.

Me pregunto si ¿Milo sentirá lo mismo, o soy solo yo quien lo siente?

Esa pregunta atormenta mi cabeza desde la noche, no quiero pensar que solo me estoy ilusionado, y que él solo este jugando conmigo. Muevo la cabeza para alejar esos pensamientos que solo lograran que desconfíe de este peliazul que ahora descansa a mi lado. ¿Como fue que llego a instalarse en mi corazón y ni cuenta me di?

Me levante un poco para quedar frente a él. Realmente me confunde. Primero me odiaba y lo único por lo que se acerco a mi fue para evitar que Degel dejara de ser un Caído. Segundo, quise matarlo y luego lo protegí de Saga, en ese momento pensé que era solo por saldar la deuda que creía tener con él, pero no era así, me di cuenta de ello solo hace unos días que después de la pelea que  sostuvo con Saga estuvo inconsciente por dos días, murmurando cosas, la mayoría eran sobre su hermano, pero no me esperaba que entre los balbuceos saliera mi nombre. Juro que en ese momento mi corazón se acelero como nunca antes en mi vida, mi respiración se entre corto y me temblaron las manos de ¿nervios?

Escuche como discutían Hyoga e Ikki, pero desde donde me encuentro no logro entender claramente lo que dicen. Ignorando por completo el dolor agudo que se apodera de mis caderas me levantó de la cama, con mucho cuidado salgo de la habitación. Me escondí detrás de una pared desde ahí podía escuchar con claridad de lo que hablaban, mejor dicho de que discutían.

- ¡¿Estas loco o que?!...¡No dejare que hagas una tontería como esa!- asome un poco mi cabeza para poder ver que estaba pasando, el rubio tenia una mirada muy intimidante y los puños apretados de la furia que se reflejaba en su rostro. 

- Es lo que debe hacerse. Algo como lo que ellos han hecho debe notificarse para que sean castigados- el Guardián se cruzo de brazos. Con lo que salio de sus labios comprendí de quienes estaba hablando: de Milo y yo, se bien que lo que tenemos es prohibido.   

- No es la primera vez que haces esto ¿verdad?

- Se puede decir que no directamente, un familiar notifico el romance de sus hermanos y ya te imaginas que paso. Kagaho fue recompensado y los otros castigados.- apreté el puño y no pude contener la rabia. Mi cuerpo actuó antes que mi cabeza, sin darme cuenta ya me encontraba sujetándo a Ikki de la polera y gritándole cuanta sandez e insultos que se me ocurrieran.

-¡Por su culpa es que todo esto esta pasando!- sin contenerme lo golpee en el rostro tirándolo al suelo, le rompí el labio inferior-Dejame decirte, que me alegro de Kagaho haya muerto a manos de un Demonio- mi voz salio en un tono tan frío, que yo mismo me asuste de ella- y una cosa mas. No soy el único que ha roto las reglas. También esta prohibido tener relacion alguna con un humano. No te hagas el inocente, los vi... Hyoga, no tengo nada en contra de ti. Pero, Ikki si tu me delatas, yo puedo hacer lo mismo, no sé piensa bien lo que harás.

Sin dejar que me respondieran me dirigí a la habitación de la que había salido, al entrar estaba en un completo silencio, mire a la cama y Milo no estaba. Sentí como algo se rompió en mí. Me dolió y mucho, tal vez solo me ilusione con él, puede incluso que fuera solo una aventura de una noche para ese Demonio. Me senté en la cama conteniendo las lágrimas, aun que no me funcionó mucho, sin darme cuenta las hileras de agua salada salían de mis ojos hasta caer en mis manos.

- Ese... Maldito.

- ¿A quien maldices?- mire hacia donde provenía esa voz, vi a Milo entrando por la ventana- No me digas que a mi, por qu... Hey, ¿Que tienes?

#

Se le acerco al verlo derramar unas cuantas lágrimas, del tiempo en el que se conocían nunca lo había visto llorar, y no pensó que  se le rompería el corazón al verlo de esa manera. Se sentó a su lado y con su mano derecha comenzó a acariciarle los cabellos, mientras los sollozos se hacían mas fuertes. Sin que se lo esperara el Ángel lo abrazo de la cintura, hundiendo su rostro en su pecho. No tuvo de otra mas que corresponder, lo abrazo protectoramente mientras que una de sus manos seguía acariciando sus cabellos.

Cuando los sollozos se hicieron mas leves, se atrevió a preguntar de nuevo que era lo que lo que le pasaba, lo que le dijo no le gusto para nada. Enterarse de esa manera quien había sido en parte culpable de la muerte de su gemelo, lo enfureció. Sus ojos se volvieron rojos de la rabia. Camus noto su cambio, levanto su rostro solo para encontrarse con el peliazul furioso. Después de unos minutos Milo suspiro tratando de calmarse.

- Lo único de lo que me alegro son de dos cosas.

- ¿Cuales ?- su espalda se encontraba apoyada en el pecho de Milo. Mientras que de a poco se quedaba dormido por las caricias en su cabello.

- La primera, que pude matar con mis propias manos a Kagaho en la guerra pasada.

- ¿Y la segunda...?- bostezo, a la vez que se acomodaba mejor.

- Que si le vemos el lado bueno. Por lo que paso, te pude conocer...- asintió dándole la razón- Camus, voy a decirte algo que se llevara mi orgullo... Si todo esto no hubiera pasado, no te habría conocido y no se como hubiera sobrevivido sin ti.

No obtuvo respuesta ya que el Ángel se había dormido, pero de cierta forma, sabia que lo había oído. Solo se limito a darle un beso en la cabeza y acomodarlo mejor sobre su pecho.

Mientras fuera de la habitación, Hyoga había visto todo y ahora le reclamaba a Ikki.

- ves, por eso no debes decirle a los Arcángeles, y también por...

- Ya lo sé...- suspiro- solo esta vez, lo dejare pasar.

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¡Hola!

Amenme pude publicar un día lunes, algo muy raro, considerando toda la tarea que tenia >~<

ScorpioNoMilo.

Ángel y Demonio. [1.Temp.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora