CAPITULO CUATRO PARTE DOS

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—Adiós —Guardo el celular de vuelta en mi bolsillo y como si el sofá me fuera a dar la solución me tire sobre él ¿y ahora qué?

—Ugh —Exclamo mientras me levanto para ir por un vaso de agua. Entre en la cocina y como si fuera la respuesta a mis preguntas él estaba ahí recostado en el mesón de la cocina de brazos cruzados mirando el suelo con una cara totalmente inexpresiva. Volteo a verme, sus ojos eran negros que a pesar de tener una mirada inexpresiva pero amenazadora que me ponía los pelos de punta. Tome un bocado de aire para tener el valor de hablar.

—¿Me puedes llevar al centro comercial? —Volteo la mirada mirándome de frente.

—Claro, pero no sé cómo llegar —Dice mientas vuelve a desviar la mirada al suelo.

—Podemos tomar el autobús —Digo insistiendo.

—Bien, pero no cargare bolsas.

—Bien —Digo rodando los ojos por su respuesta—, ya vuelvo—Salgo de la cocina en dirección a mi habitación para cambiarme los zapatos por unos más cómodos. Apenas salgo de mi habitación me topo con él.

—¿Qué haces? —Pregunto viendo como sale de la habitación que se halla junto a la mía.

—Tenía que coger mi mochila —Responde como si no fuera nada.

—¿En la habitación? —Pregunto enarcando una ceja.

—Es mi habitación —Dijo con esa típica cara inexpresiva ¿su habitación? Me estará tomando del pelo. Podía sentir como la sangre me hervía. «Mamá—Pensé." Es la única respuesta para esto y sin duda alguna tendremos una buena charla de madre e hija.

—Bien, andando —Sentencie frunciendo el ceño y bajando las escaleras.

Llegamos a la parada del autobús sin problema alguno y por problema me refiero a una conversación incomoda como la de esta mañana. Esperamos el autobús el cual parecía que iba a tardar un buen rato. Él estaba de recostado de espalda al barandal de la señal del autobús, llevaba la capucha puesta mientras contemplaba el suelo como si esperara que algo saliera de él.

—¿Qué tan lejos está el centro comercial? —Pregunta, pero esta vez su expresión es diferente como si algo le molestara.

—A quince minutos en autobús —Respondo mirando el final de la calle anhelando que el bus llegue me salve del tener una conversación con... ¿Cuál es su nombre?

Me agarra de mi antebrazo. Forcejeo para liberarme, pero su agarre es fuerte ¿Qué? Me pregunto a mí misma cuando veo que escribió su nombre con un marcador en mi antebrazo.

—¿Cómo —Soy interrumpida por el conductor del autobús, el cual no me había percatado en qué momento había llegado.

—¿Van a subir o qué? —Reprocha el conductor de mala gana. Subo y pago mi pasaje, pero para mí mala suerte el bus estaba lleno, lo cual implicaba que tendría que ir estrujada entre la multitud. Estaba sujeta a uno de los espaldares de silla ya que no en alcanzaba la baranda del techo del autobús cuando recordé el escrito que tenía en mi antebrazo era la letra D ¿qué persona lleva una letra de nombre? Me quedo contemplando el escrito unos segundos cuando de repente el bus freno en seco haciéndome chocar con D quien iba sujeto de una sola mano a la baranda del techo del autobús. Tenía la misma mirada de hacia un rato, pero se veía más enojado como si odiara estar aquí.

—¿Qué tanto falta? —Pregunta sin apartar la mirada de la ventana, aunque pareciera más que estaba mirando a la nada. Miro por la ventana del autobús para ver en donde estábamos.

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora