CAPITULO VEINTICUATRO PARTE TRES

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Mantengo mi mano en el auricular, enfoco mi vista aun en la tienda como si no estuviera escuchando nada. Muevo ligeramente mi cabeza activando mi legado de visión para buscar un bolso café.

—¿Sabes dónde parqueo? —Dice la voz del otro sujeto lo cual me indica que probablemente se esté dirigiendo al parqueadero.

Me agacho sosteniendo mi oído por el maldito pitido que resuena en mi oído al pasar una mujer hablando por teléfono junto a mí. Me levanto dando un gruñido en lo que, bajo el volumen del auricular, sigo a la mujer desde muy atrás, pero nadie está frente a mí. Me agacho fingiendo que me amarro mis zapatos, una vez me levanto puedo ver dos sujetos caminando a una distancia nada moderada de la mujer que habla por celular totalmente inconsciente de lo que está por suceder. Utilizo mi lengua para sacar lo poco que queda de helado seguido que me como el cono el cono de galleta para después ponerme la capucha de mi chaqueta. Como me gustaría tener mi mascara en estos momentos.

—Oigan muchachos ¿me pueden ayudar a buscar mi auto?

Los dos sujetos se detienen lo cual aprovecho para rodearlos poniéndome en medio de ellos y la mujer que ya llega a su auto.

—Piérdete —Me dice uno de ellos dándome un empujón, ellos intentan rodearme, pero me pongo frente al que se ve más fuerte.

—Oye tranquilo amigo, solo quiero que me ayudes a buscar mi auto.

—¿Qué eres idiota? Te dijimos que te largaras—Me dice el otro sacando su navaja.

—Tranquilo —Digo levantando mis manos—, creo que la señora puede llegar por si sola a su auto.

Ambos cruzan miradas por un momento, de un momento a otro el sujeto con la navaja me lanza un golpe el cual aprovecho tomándolo de la mano haciendo que apuñale al que esta frente a mi haciendo que este de un quejido.

—Oh por Dios Jay —Dice ayudándolo a recostarse contra un auto.

Me volteo para ver la mujer que arranca su auto pasando junto a nosotros sin percatarse de nada.

—Eres un.

Lo interrumpo pisando su pie, una corriente eléctrica muy emocionante pasa por mi espina al sentir su tobillo crujir bajo mí pie. El sujeto empieza a gritar, intenta arrastrarse, pero está atrapado bajo mi pie hasta que se desmaya.

—Oh vaya —Digo agachándome—, creo que se ha desmayado —Digo dirigiéndome al que sostiene el cuchillo en su estómago.

Me levanto dándole un empujón con el pie al que esta tendido en el suelo, creo que si esta inconsciente. Miro a mi alrededor asegurándome que no haya nadie antes de caminar hasta un teléfono público, busco una moneda y la meto, marco el 911 y espero hasta escuchar la mujer al otro lado de la línea.

—Si me gustaría hacer una llamada anónima, unos sujetos intentaron robar una mujer, pero creo que no les salió muy bien —La mujer me pregunta en donde sucedió esto—. En el centro comercial, sótano dos, lugar H1 ¿puede hacerme un favor? —Le digo a la mujer antes de colgar la llamada—, le puede decir al sheriff Merrys que se vaya a la mierda, gracias —Digo y cuelgo el teléfono.

Me acerco a los dos sujetos que aún siguen en el suelo, el sujeto sigue inconsciente mientras el otro está en mitad del parqueadero, me acerco a él mientras él se arrastra con más velocidad intentando apartarse de mí. Lo tomo de la parte trasera de su camisa y lo lanzo hasta donde está su amigo haciendo que suelte un gemido probablemente por la navaja que aún tiene en su estómago, saco mi daga y me agacho frente a él poniendo la punta de esta en su pecho.

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora