CAPITULO DIECISÉIS PARTE TRES

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Camino intentando tranquilizarme. A pocos metros de la casa veo a Obol y Shirunugue saliendo de los arbustos. Obol olfatea mi mano en busca de comida. Obviamente no le he traído nada ni a él ni a Shirunugue. Trotamos hasta la entrada a la plazoleta de mercado donde nos separamos y sigo mi camino. Creo que me he acostumbrado a este pueblo; las tiendas, los cinco restaurantes y las demás tiendas, siempre con su letrero de "ABIERTO."

Paso frente a las tiendas de vez en cuando mirando las ofertas de temporada. Veo a Sam saliendo de la tienda de Historietas llevando un telescopio. El mismo telescopio de la última vez. El parece no notarme entre la pequeña multitud cuando levanto mi mano en el aire saludándolo. Lo sigo sin que se dé cuenta. De un momento a otro entramos al bosque, ya está oscureciendo por lo cual me imagino que planeara ver las estrellas. Lo sigo por al menos otros veinte minutos cuando me doy cuenta de la bodega abandonada muy parecida en la que vivíamos en Nueva Jersey pero de solo una planta. Paso el pavimento hasta el camino de piedras y cruzo la bodega hasta la parte trasera donde veo a Sam acomodando su telescopio.

—Hey —Digo.

Sam pega un brinco y cae junto a el telescopio en las piedras.

—¿Qué demonios? —Me grita.

—¿Qué haces?

—¿Qué haces aquí? —Me pregunta sosteniendo una mano en su pecho.

—Iba de paso y te vi —Respondo ayudándolo a acomodar su telescopio.

—¿Paseo nocturno? —Pregunta sarcásticamente.

—Sip.

—¿Con lentes oscuros?

—La conjuntivitis —Le recuerdo.

—Ah, claro.

—Lindo lugar —Digo cambiando de tema.

—Es muy bueno a estas horas.

—¿Algún evento especial? —Pregunto curioso.

—Ninguno, solo me gusta observar.

Levanto la mirada al cielo. Realmente es un buen lugar para observar, lejos del pueblo sin molestas luces que te impidan observar detalladamente el cielo estrellado.

—¿Quieres ver?

—Lo miro enarcando una ceja.

—¿Quieres contagiarte?

—Compre otra mirilla —Dice mostrando una caja con una mirilla nueva.

—Yo —Lo dudo por un momento. No sé si correr el riesgo a que vea mis ojos, sé que está bastante oscuro, pero aun así él podría llegar a verlos—, claro—Respondo finalmente, sé que no debería, pero la simple idea de ver mi hogar desde un telescopio me emociona al cien por ciento.

Sam limpia el lente con su chaqueta antes de darme espacio para agacharme hasta el lente. Me acomodo dándole la espalda a Sam. Es mi mejor amigo, pero no quiero correr riesgos. Me quito los lentes para observar por la mirilla, la vista es espectacular, totalmente diferente a lo que se puede ver a simple vista.

—Es una vista espectacular —Digo sin apartar la vista mientras muevo el telescopio de un lado a otro.

Me aparto del telescopio y dejo que Sam cambie la mirilla.

—¿Cómo encontraste este lugar? —Pregunto curioso. No parece ser un lugar fácil de encontrar a pesar de estar frente a una carretera.

—Era de papa —Responde terminando de poner la mirilla.

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora