CAPITULO VEINTISEIS PARTE TRES

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Camino por el centro comercial hasta unas máquinas expendedoras en lo que congelo las cámaras de todo el centro comercial incluyendo las cámaras de afuera, pongo un billete de cinco dólares en la máquina y presiono el botón provocando un fuerte sonido cuando la botella de jugo de naranja haciéndome mirar a mi alrededor para asegurarme que nadie haya escuchado eso, de hecho, ahora que lo pienso no he vuelto a ver a ese guardia de seguridad ¿solo habrá un guardia de seguridad? Eso es muy dudoso viendo lo grande que es este lugar. Probablemente este reunido con sus compañeros tomando café confiados que las cámaras de seguridad lo están registrando todo, si, debe ser eso.

Regreso con María a diferencia que ahora está Vee con ella, le paso el jugo de naranja y me siento junto a ella, Vee me examina de pies a cabeza con la mirada uno y otra vez. Quiero hablar con María, pero la simple presencia de Vee me hace esto más difícil. María se acerca a mí y me susurra algo.

—Ah —Es lo único que puedo decir al entender lo que quiere ella, inhalo fuertemente y doy un soplido levantando mi cabeza antes de hablar—. Adelante, pregunta.

—¿Eres un alienígena?

—Sí, se podría decir que lo soy.

Veo como labio le tiembla, ella aparta la mirada intentando disimular esa expresión de emoción, pero es inútil ocultarla, ahí está.

—¿De qué planetas eres? ¿abducen a humanos o secuestran vacas? ¿Qué hay en el área cincuenta y uno? ¿Qué son las pirámides son naves o alguna clase de nave o herramienta alienígena?

—Wow wow tranquila —Le digo al mismo instante que me empieza a bombardearme con sus preguntas, por un momento sentí que estaba hablando con Sam—, más despacio, no puedo responder a eso —Confieso, no es que no pueda responderlo, simplemente no sé si esas cosas son verdad o no.

Veo como su expresión pasa de emoción a una de decepción y finalmente a su típica cara molesta.

—Pues que fraude —Bufa cruzándose de brazos.

—Lamento decepcionar tu fanatismo a los alienígenas —Digo con todo el sarcasmo del mundo.

—Entonces —Dice María dando fin a esta conversación o más bien discusión—¿Te iras?

Me paso ambas manos por el cabello, de cierta forma me siento enfermo, pero no de forma en la que esperaba, talvez sea porque estuve todo el día preparándome mentalmente para esto, o por el simple hecho que ya me hice la idea que es inútil retrasar lo inevitable sabiendo que de no hacerlo esto tendría gigantescas consecuencias.

—Si —Respondo finalmente, veo como ella baja la mirada con un "oh" de su parte.

—¿Y a donde iras?

—No lo sé —Confieso—. Podría ir al otro lado de la nación, o talvez debería irme del país, siempre quise ir a México y probar un verdadero burrito mexicano —Bromeo intentando apaciguar el momento.

María pone su mano sobre la mía, la miro fijamente, pero para ser sincero ya no sé cómo sentirme, toda esta mierda de sentimentalismo no es realmente lo mío y después de pasar todo el día pensando en que hacer y el que sería de mí ya no sé cómo sentirme. Acerco mi frente y la pego con la de ella.

El ruido de la puerta al ser empujada arruina el momento, veo con fastidio a Jacob que corre hacia nosotros, está sudando y su expresión es de como si acabara de ver un fantasma.

—¡¡CORRAN!!

Ninguno de nosotros nos movemos hasta que la toda la puerta de cristal explota en una bola de fuego, los pedazos de lo que era la puerta caen sobre nosotros en pequeños pedazos, una corriente me pasa al ver por la vértebra al ver esos uniformes negros. Tomo a María cargándola, Vee nos sigue al igual que Jacob a diferencia que él va a mi lado y Vee detrás de nosotros.

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora