CAPITULO OCHO PARTE DOS

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Después de una eternidad en ese condenado autobús llegamos a un hospital. No es muy grande ya que es de solo una planta. Pasamos por la entrada principal donde hay una enfermera detrás de un mostrador mirando la pantalla de un ordenador.

—Hola, tengo una cita para interacción con los niños —Dice con una voz entusiasta.

Me tomo un momento para admirarla más detenidamente. Lleva un sweater morado, un jean azul ocurro y unas zapatillas blancas. Mi mirada pasa por un momento a su cabello castaño que llega hasta sus hombros. Su figura que, aunque este escondida bajo ese sweater se ve delgada.

Sacudo mi cabeza y aparto la mirada a un panfleto pegado en la pared "una vida sana es una v." No termino de leer. Mi vista pasa a María quien me lleva a jalones por uno de los pasillos. Miro el pasillo atentamente. El pasillo es largo con puertas blancas que llevan una placa junto a ellas con un número marcado y una que otra silla junto a la puerta.

Nos detenemos frente a una puerta de cristal. La puerta está abierta y dentro puedo ver una sala de recreación para niños el suelo esta entapizado y las paredes llenas de cartelones de paisajes y uno que otro animal con un mensaje al lado.

Miro a María quien mira el interior de la sala como si al pasar por aquella entrada fuera a ganar la lotería. Doy un suspiro. Camino y me recuesto contra la pared junto a la entrada.

—Te espero aquí.

Ella me mira como si estuviera esperando que la acompañara y me encojo de hombros.

—Los niños no son lo mío.

Me quedo recostado junto a la entrada estudiando un mapa de las habitaciones y pasillos del hospital que se encuentra frente a mí. Después de una hora observando el mapa y leer más de trecientas veces doy un suspiro de rendición ante el aburrimiento. Saco mi celular para mirar si no tengo mensajes de Talía. Sin mensajes. Miro la hora que marca la una. «debí descargarle un juego-pienso." Guardo mi celular y me acerco a la entrada cuando veo una niña espiándome. Nuestras miradas se cruzan y corre por el pasillo. Miro detenidamente su cabeza calva haciéndose más pequeña mientras se aleja y después desaparece al voltear por un pasillo. Miro un momento dentro de la sala de recreaciones. Parece que nadie noto su escape. Miro un momento el mapa y la sigo. Volteo por el pasillo a la izquierda y me doy cuenta que no está. El pasillo es parecido todos los demás. Miro detenidamente el pasillo sus puertas están cerradas menos la tercera a la izquierda. Camino hasta la puerta que esta entre abierta y la obro. Vacía o al menos eso parece. Me acerco a la cama y diviso una planilla con papeles. Tomo la planilla en mis manos y la leo.

Nombre: Hazel Grace

Edad: 9 años

Estado: cáncer terminal

Leo la misma parte tres veces cuando de repente la puerta se cierra detrás de mí revelando una niña con una de esas batas medicas que usan los pacientes y una pañoleta en su cabeza. Es Hazel. O eso creo.

—¿Eres Hazel?

Sus piernas tiemblan y levanta un cuchillo de plástico apuntándome a lo cual no puedo evitar reír. Dejo la plantilla donde estaba y levanto mis manos demostrando que estoy desarmado solo para seguirle la corriente.

—¿Que eres? —Pregunta

Doy un suspiro pesado. «que fastidio-pienso." Por eso no me agradan los niños: siempre lloran o se esconde cuando estoy cerca. Aunque bueno, parece que ahora tengo una contrincante.

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora