CAPITULO VEINTICUATRO

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Esquivo una patada alta de Talía, aprovecho el momento para dar un golpe en su estómago sin mucha fuerza.

—Oye, te estas luciendo hoy —Me dice Talía.

—Bueno, quiero dar un buen espectáculo —Digo mirando Sam de reojo que está sentado en el tronco medio quemado, su cara de asombro es más de lo que esperaba, después de todo ha estado pidiendo esto desde hace semanas.

Esquivo uno de sus golpes, lanzo un golpe rápido, pero ella lo detiene sujetándome de la muñeca.

—Tengo algo que hacer —Dice soltándome de la muñeca—, practica tu puntería.

Doy un chasquido con mi boca molesto, no tengo porque practicar mi puntería ya lo controlo a la perfección. Me volteo hacia Sam haciéndole una seña para que se quite, traigo la cubeta llena de latas de café vacías. Saco las latas y las pongo en formación sobre el tronco «esto sería más fácil si tuviera telequinesis-pienso." Sam me ayuda a acomodar las latas y al final se lleva la cubeta.

—¿Para qué son las latas?

Esbozo una sonrisa en mi cara— mira esto —Apunto mis dedos como si fueran una pistola hacia las latas. Siento como mis dedos se sienten casi fríos—. BANG —Veo como los restos de la lata dan un salto en el aire antes de caer al suelo.

—Espera ¿Cómo hiciste eso?

Miro a Sam de reojo, apunto con mi mano y repito la acción, cada una de las latas caen al suelo (o al menos lo que queda de ellas).

—¿Cómo te quedo el ojo?

Sam queda boquiabierto, camina hasta mi mirando las latas.

—¿Cómo lo hiciste? ¿tienes un arma?

—No realmente —Digo levantando mi mano apuntando al tronco—, solo me imagino una bala en la punta de mis dedos y —Bajo mi dedo pulgar como si fuera el gatillo de un arma, el impacto resuena en la madera sacando pedazos de esta y astillas, miro el tronco medio quemado que ahora tiene el impacto en el medio del tamaño de una moneda. Ahora que lo pienso creo que casi como un arma, de hecho, descubrí esto el mismo día que Sam me apunto con su arma.

—¿Qué más puedes hacer?

Extiendo mi brazo hacia al frente, abro la palma de mi mano haciendo que de mi mano salga fuego como si de un lanza llamas se tratase. El calor hace a Sam retroceder, apago mi mano cerrando mi puño. Sam se me queda viendo como esperando algo más. Lo pienso un momento, pero al final accedo.

—Mira esto —Digo levantando mi mano a la altura de mi pecho, estiro mis dedos hasta el punto que queden rectos, miro como Sam mantiene su mirada atenta a mi mano. En un rápido movimiento saco mis garras haciendo tronar los huesos de mis manos.

Sam da un paso atrás al ver como mis manos suenan, veo como Sam sacude sus hombros como si le acabara de dar un escalofrió.

—¿E-eso está bien? —Dice señalando mi mano—¿No te duele?

—No realmente —Digo moviendo mis dedos haciendo que mis garras choquen entre ellas.

—¿Cómo lo haces?

Me encojo de hombros, realmente no sabría responder a eso, solo lo hago y ya. Sam me empieza a bombardear con preguntas, la mayoría las paso ya sea porque no se la respuesta o no quiero hablar de eso. Juego moviendo a un lado a otro un pedazo de lata en el césped.

—¿Y puedes volar?

—No.

—¿Y qué tal si lo intentas? —Miro a Sam con una sonrisa burlesca, creo que está más demente de lo que pensaba—. Lo digo enserio, puedes sacar fuego de tus manos ¿no? ¿Qué tal si lo intentas? Como Iron Man.

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora