CAPITULO VEINTIOCHO

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Me detengo junto a la pared apoyándome de esta con una mano mientras con la otra me apoyo de mi rodilla recuperando el aire. Me siento mareado y agotado sin mencionar el dolor que aun pasa por cada uno de mis músculos. Retomo nuevamente mi camino, pero esta vez volviendo al trote suave como cuando traía a Obol. Giro a la izquierda y me detengo en seco al ver el lugar; la puerta está totalmente destrozada como la jaula de los mapaches, toda la bodega esta mojada, llena de barro por el agua y las cenizas de lo que talvez fueron Loucrs. Intento usar mi olfato, pero es inútil, simplemente el agua borro cualquier rastro de María y los demás. Entro a la bodega, el único rastro que hay de batalla son los cañones Loucrs que hay botados por todo el lugar, pero no hay cadáver o restos de la quimera que entro por esa puerta.

Entro por la puerta que da al pasillo del centro comercial, parece que los aspersores se encendieron en todo el centro comercial, intento caminar por medio del pasillo y por los lados donde no haya tanta agua acumulada para evitar hacer cualquier ruido. Después de cruzar el largo pasillo por fin me encuentro dentro de una de las tiendas o el enorme super mercado para ser exacto. El lugar no está exactamente intacto, la mayoría de los estantes están tumbados por casi todo el lugar al igual que las cosas que había en estos. Uso mi legado visón para buscar a cualquiera de los chicos, pero no hay nada más que comidas, latas y otras cosas regadas por todo el lugar algunas estropeadas por él agua. Salgo del supermercado, el lugar está totalmente desolado, como si nunca hubiera pasado una quimera por aquí. Me arrodillo poniendo mis dedos en el suelo mojado, no siento vibraciones, pero si siento un leve movimiento en el agua que toca mis dedos, nada normal, eso solo me puede indicar una cosa y es que Talía debe estar cerca. Camino por el centro comercial siguiendo los anormales movimientos del agua, no es muy difícil realmente, es como si el agua quisiera seguir una corriente como si de un rio se tratase. Veo frente a mi como un grupo de cinco Loucrs caminan pegados a la pared como un escuadrón de esos que aparecen en las películas, miro a mi alrededor observando que no haya nadie más cerca, soy el único aquí parado en medio del centro comercial parado junto a un bote de basura, no o creo que sea muy difícil verme. Camino de puntas hacia ellos cuando se mueven girando por el pasillo, los alcanzo colocándome al final de la formación, el primer Loucr que seguramente debe ser el líder se asoma en la esquina del pasillo mientras levanta su mano con el puño cerrado en señal de alto. Miro detrás de mí y al final del pasillo en el que estamos, realmente no hay nadie, en absoluto y aun así no notan mi presencia.

—¿Oigan a quien buscamos?

Los cinco Loucrs se voltean al mismo tiempo, el Loucr del medio es el primero en reaccionar girándose para apuntarme con su arma, en un rápido movimiento me acerco a él tomando su arma para desviarla, el cañón se dispara disparándole al Loucr que estaba detrás de él volviéndolo cenizas, golpeo al segundo Loucr en su nariz haciéndolo caer de trasero al suelo, saco mi daga de mi bolsillo trasero y en movimiento rápido se lo entierro en el cuello al Loucr detrás de mí, se pasa por el lado del que le sostengo el cañón para dispararme con su arma pero yo le lanzo una bola de fuego que lo prende en llamas para convertirlo en cenizas en cuestión de segundos, el Loucr al que le sostengo el arma finalmente se suelta del cañón y saca una daga de color negro, el Loucr lanza un ataque pero yo lo detengo tomándolo de la muñeca, ya tuve una experiencia con una de esas cosas, no pienso repetirlo, aprieto mi mano volviéndola un puño dando un golpe seco en medio de su pecho haciendo crujir algunas de sus costillas, el Loucr da un jadeo y cae de rodillas al mismo tiempo que se convierte en partículas de cenizas. Genial ahora tengo mis pies cubiertos de barro alienígena. Después de limpiarme mis tenis en un charco lo suficiente mente grande como para meter mi pie continuo mi camino siguiendo el único rastro que tengo, el agua. Cada vez el rastro era más grande, no solo por el agua sino por el rastro de barro y destrucción del lugar, tal vez Talía fue quien encendió los aspersores ¿no? El rastro cada vez se vuelve más y más grande, más barro y más destrucción, doy vuelta a la derecha justo por una tienda de electrodomésticos y demás, justamente al dar la vuelta veo como un Loucr sale de la nada cayendo de cara contra una banca de concreto explotando en una nube de cenizas, el sonido de los cañones al ser disparados y el metal al chocar llenan por completo el lugar, veo a Talía dentro de una tienda de ropa intentando cubrirse le los disparos de los cañones, puedo ver como forcejea contra uno de esos soldados, Trepas creo que se llamaban.

Los siete Loucrs que disparan a la tienda de ropa están en formación uno junto al otro. Saco mis colas y mis garras, le entierro mis garras a dos de ellos en sus cuellos y con mis colas les atravieso sus estómagos a los otros dos más cercanos convirtiéndolos en cenizas. Uno de los Loucrs me dispara, pero yo me aparto rápidamente haciendo que el disparo le dé directamente a uno de sus compañeros matándolo no al instante, pero si convirtiéndolo en cenizas. Le lanzo mi daga que le atraviesa directamente en el corazón, me acerco al último Loucr de pie, pero este se vuelve cenizas sin tan siquiera haberlo tocado. Que extraño.

Corro hasta la tienda, apenas cruzo el marco la puerta veo como el Trepa sale volado atravesando el enorme cristal de mostrador. Me acerco a Talía que está sentada dentro de uno de los probadores, el espejo de la pared está destrozado a la mitad. Me arrodillo frente a ella viendo su estado, se ve agotada y tiene una herida abierta en su pierna izquierda que izquierda que retiene con su mano intentando que el sangrado se detenga.

—Te hirieron —Digo viendo también viendo el corte en su brazo y el moretón que tiene en su hombro.

—Estoy bien —Gruñe apretando con más fuerza su pierna.

Veo el reflejo del Trepa en el espejo detrás de Talía. Me levanto y camino hacia él.

—Daniel no.

Le arrancare la cabeza.

El trepa se acerca hacia mi sin su casco puesto. Mas fácil para mí. Lanza un golpe, pero lo detengo con mi brazo izquierdo, el dolor de mi brazo al detener su brazo cubierto por esa armadura negra se siente como si estuviera a punto de romperme el brazo. Estoy seguro que esta fracturado. Lo tomo de su mandíbula enterrándole mis garras mientras lo empujo hasta chocar contra la pared.

—Grita.

El Trepa empieza a forcejear agarrándome por mi antebrazo, el dolor es como si me quemara la piel, pero no lo suelto. Saco mis garras enterrándoselas en la rama de su mandíbula, la sensación de su aliento queriendo gritar a todo pulmón es justo lo que quería. Siento como se aferra con más fuerza a mi brazo, siento como el cansancio y el dolor vuelve a mí en todos los sentidos. El Trepa empieza a lanzarme golpes a mi estomago con su otra mano, siento como el metal negro va surtiendo efecto en mi haciéndome encorvar ya casi cayendo de rodillas frente a él, no solo por su efecto sino también por los golpes que dan directo a mi estomago por el agujero en mi camisa. El agarre de mis garras en su mandíbula se suelta poco a poco hasta que estoy a punto de soltarlo, el Trepa empieza a doblar mi brazo, pero en un último esfuerzo logro tomarlo de nuevo y arrancarle toda la mandíbula oyendo un alarido antes que se convierta en un montón de cenizas. Caigo de rodillas apoyándome con mis manos sobre las cenizas del Trepa.

—Daniel —Dice Talía llegando hasta a mí.

—Ugh —Es el único sonido que logro pronunciar.

—¿Estás bien?

—Sí, solo ugh, dame un momento.

La sensación de querer vomitar y el mareo sin mencionar el dolor en mi antebrazo son molestos. Miro de reojo el vendaje improvisado de Talía que hizo con un pedazo de tela probablemente de alguna prenda de la misma tienda. Talía me levanta con ayuda de su telequinesis a pararme, tengo que apoyarme sobre Talía ya que mis piernas aun tiemblan como gelatina. No sé exactamente dónde estamos, pero sea donde sea espero que estemos cerca de alguna salida.

—Obol y Shirunugue —Doy una pequeña pausa para mirar a ambos lados del pasillo estando alerta a cualquier enemigo que aparezca—. Ellos.

—Lo sé —Me interrumpe seguido que levanta su arma al girar por uno de los pasillos—, son gûards.

—¿Por qué no me lo dijiste? —Gruño.

—Esperaba que ellos lo hicieran.

Me aparto de Talía al ya sentirme con las fuerzas suficientes como para caminar por mi propia cuenta, me tambaleo un poco hasta alcanzar la pared en la que me sostengo con ambas manos.

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Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora