CAPITULO VEINTISIETE

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Me levanto sobándome el trasero. Apenas tengo tiempo de ver lo que queda de la camioneta cuando un grupo de ocho Loucrs empiezan a dispararnos con sus cañones, me cubro detrás de la camioneta (o lo que queda) junto a los demás.

—¿Qué hacemos ahora?

—¿Qué no tenías un plan? —Me dice Talía a lo que pongo los ojos en blanco—. Tenemos que volver adentro.

—¿Adentro? —Preguntamos todos al unísono.

—Solo muévanse —Ordena señalando la entrada—. Ya sabes que hacer.

Asiento y me pongo en acción. Miro por sobre la camioneta, todos están en formación disparando a la camioneta. Doy dos pasos atrás, tomo impulso y pateo la camioneta que se arrastra chocando con ellos.

—Vamos —Digo, pero cuando me doy cuenta ya todos están corriendo al centro comercial dejándome atrás.

Corro para alcanzarlos. Una vez entro por la misma puerta por la que salimos no veo a nadie. Miro a mi alrededor, pero no veo ni un alma, me han dejado. Camino atento a cualquier Loucr. Probablemente se hallan ido por la puerta principal, en ese caso debo alcanzarlos. Me muevo rápidamente por los pasillos, de vez en cuando miro el interior de las tiendas cuando paso frente a estas. Doblo por el pasillo, y corro hasta la puerta, uso mi legado de visión para vigilar el segundo piso y mis espaldas en caso de que alguien este emboscándome. Observo la jaula de los mapaches al pasar a su lado, disminuyo mi velocidad hasta que empiezo a caminar al ver la jaula. Tiene un agujero en medio, como si algo hubiera intentado entrar. Me acerco a la jaula para observarla más detenidamente, no parece destruida como lo hicieron con la puerta, parece más bien doblada hacia su interior. Adentro no hay rastro de los mapaches más que su comida regada en él lugar. Que extraño. Miro a mi alrededor una vez más antes de salir del lugar, los trozos de cristal crujen en mis pies como si fueran las hojas del bosque.

Una vez afuera miro a ambos lados de la calle. No los veo. Camino a paso rápido, pero ni rastro de ellos. Ya me estoy empezando a molestar, realmente me han dejado. Mis sentidos vibran. Siento la vibración del suelo en mis pies, las vibraciones se vuelven más constantes y fuertes. Un auto llega a toda velocidad dirigiéndose directamente hacia mí, detrás de la camioneta aparece una bestia enorme, dos veces más grandes que la camioneta. Una quimera. Nunca antes había visto una, pero por lo que me ha contado Talía esa debe ser una quimera. El claxon de la camioneta resuena mientras se acerca a gran velocidad hacia mí. Corro hacia la camioneta, como era de esperar esta no disminuye su velocidad, levanto mi pie y doy un salto utilizando el parachoques de apoyo saltando sobre la camioneta. Caigo sobre la espalda de la quimera, saco las garras de mi mano derecha enterrándolas en su piel. La quimera da un gruñido y empieza a sacudirse para quitarme de encima dejando escapar la camioneta. Entierro mis las garras de mi mano izquierda haciéndola sacudir más fuerte. La quimera empieza a dar saltos intentando zafarse de mí, pero yo solo me aferro más a esta. Intento moverme hasta su cabeza, pero en un mal agarre me caigo de espalda contra el pavimento cuando la quimera da un salto. La bestia se lanza sobre mí para comerme, coloco mis manos en la parte superior e inferior de su mandíbula para evitar que me muerda o me mate, su aliento pútrido y su baba cayendo sobre mi ropa me asquean. El pelaje de su rostro se ilumina, el claxon de la camioneta suena repetidas veces mientras se acerca a toda velocidad. Saco mis colas y las uso para dar un salto que me aparta de la quimera, la quimera da un rugido antes de que la camioneta la atropelle. La camioneta no la arroya exactamente, más bien le da un empujón, pero es lo suficiente mente fuerte como para hacerla ir cojeando. Ahora que veo la quimera más detenidamente sin que esté intentando matarme me doy cuenta que parece más una especie de oso enorme; su pelaje café, su enorme joroba y sus enormes patas con sus garras negras. No creo que esta sea realmente una quimera, más bien es como un oso, un oso muy pero muy grande.

Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora