...
Me cubro detrás de una pared buscando refugio de los cañones, me encuentro acorralada. Siento como la pared cada vez se va haciendo más delgada por los choques de los cañones contra esta. Tomo mi último cartucho que me queda y lo pongo en la culata. «Quince tiros—Me repito». solo tengo quince balas y tengo a treinta de ellos al otro lado de la pared, talvez más. Me preparo para atacar, tomo un bocado de aire antes de salir, pero antes de dar un paso el sonido de los cañones se detiene. El silencio perdura menos de dos segundos cuando escucho una carga de cañón Loucr. Reacciono lo más rápido posible rodando por el piso a la otra pared. Me levanto como puedo y miro la otra pared o al menos lo único que queda de ella. Tomo otro bocado de aire y tomo acción antes que ellos. Les disparo a seis Loucrs en la frente matándolos al instante. Veo como retoman fuego y me cubro detrás de una viga, no lo suficientemente grande. Siento como el fuego de los cañones de energía roza mi brazo quemando mi chaqueta. Veo otra viga del mismo tamaño que en la que me encuentro, pero al otro lado y no tengo otra opción más que arriesgarme. Salgo corriendo a la otra viga mientras disparo mi arma, derribo otros tres Loucrs antes de llegar a la otra viga. Solo me quedan cuatro balas. Y ellos parecen multiplicarse cada vez más. Miro al techo ubicando las luces que alumbran la enorme habitación. Disparo a las luces destruyéndolas por completo dejando la habitación en pura oscuridad, tomo mi daga que se alumbra una vez sujeto el mango. La habitación se alumbra de color rojo por los disparos de los cañones Loucranianos. Puedo sentir como la hoja corta y atraviesa a cada uno de ellos. En un momento la habitación queda en total silencio y oscuridad. Guardo rápidamente mi daga y espero unos segundos en mi posición en caso de que escuche alguno de ellos o ellos me escuchen a mí. Después de unos segundos decido dar luz a la habitación con una barra de luz. Vuelvo a sacar mi daga en caso de que un Loucraniano decida atacarme por sorpresa, pero no parece haber sobreviviente alguno.
Camino hacia la enorme puerta de la bóveda y noto un pequeño teclado a un lado de la puerta de esta. Miro un momento el teclado pensando en la forma de hackeo que usare, pero no tengo tiempo así que decido hacerlo de la forma difícil. Tomo la puerta con mi mano libre y la apretó. Puedo sentir lo ajustada y soldada que está a la bóveda, pero no me detiene, arranco la puerta de esta y la lanzo a la puerta principal por la que entre tapándola por completo en caso de que lleguen más Loucranianos.
—Aquí están —Digo soltando un suspiro pesado. Veo detenidamente las dos cajas largas que se encuentran frente a mí. intento abrir una de los candados de estas cajas y como esperaba es totalmente imposible. Sonrió mientras toco uno de los cofres con la yema de mis dedos. Siento nostalgia por los recuerdos de este pero el momento es interrumpido por el sonido lejano de alarmas. Tomo ambas cajas y me pongo en marcha salgo nuevamente a la habitación oscurecida. La salida esta tapada por la puerta de la bóveda lo cual los mantendrá ocupados un tiempo. miro a mi alrededor en busca de una ventana, pero me reprimo inmediatamente al recordar que estoy a más de doce kilómetros de distancia de la superficie. Veo un ducto de ventilación lo suficientemente grande para escapar boto la barra de luz que aun sostenía y tomo un cañón Loucr para dispararle a la rendija que tapa el ducto, tomo las cajas y las ato a mi espalda. Me muevo por los ductos los cuales dan cada vez más una sensación de claustrofobia. Puedo oír las alarmas y los pasos de los de botas de cuero debajo de mí.
Después de un buen rato encuentro la salida de este lugar y solo espero que esos dos sigan ahí tal como se los ordene lo cual para mi mala suerte no es así. Me doy un momento para mirar los arbustos y los arboles frente a mí, pero no hay señal de esos dos. Una luz de linterna me alumbra la cara y quien la lleva empieza a gritar. En un rápido movimiento le lanzo mi daga atravesándolo en el corazón haciéndolo caer muerto en un montón de cenizas color negro. Veo varias luces de linterna que alumbran a mi dirección. Tomo mi daga lo más rápido posible y corro en dirección al bosque.
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Mi nombre es D. | Saga La Voluntad De Uno.
Bilim KurguExisten otras razas, otras vidas más allá de la tierra. Durante años nos hemos mantenido ocultos entre ustedes. Vivimos con habilidades las cuales solo pueden soñar, con los poderes que solo pueden imaginar y en una guerra la cual no quieren ni pens...