Ana Hudson era muy atenta a sus cosas personales, el sacrificio de intentar ejercitarse a diario hacen de su rutina, un completo desafío por mantener el autoestima en el lugar adecuado, ni un milímetro mas allá ni un segundo mas acá. Hudson de veinticinco años, era hija única de, los desaparecidos, Alberto Hudson y Amanda Jackson. Ambos murieron en un inexplicable accidente ocurrido tras los atentados del once de septiembre en las ya inexistentes torres gemelas de Nueva York, en el que muy extrañamente, ambos recibieron una llamada para verse de nuevo después de cinco años de aquel divorcio, justo cuando su hija Ana se adentraba en la universidad; fue duro para ella, sin embargo era una mujer muy fuerte y pudo entender la separación de sus padres, lo que nunca entendió fue, la rara llamada de su madre llamándola para que se reuniera con ambos, padre y madre, en un café en la 285 Fulton St, New York. Era extraño porque justo cuando se dispuso a prepararse para salir al extraño encuentro, Ana recibió una segunda llamada.
Era su padre. Sonrió.
Cuando se dispuso a contestar, la llamada finalizó, sin embargo esto sirvió para que se diera cuenta de un mensaje en el buzón de entrada, también de papá.
<Ana ven al World Tarde Center, en la cafetería que está debajo
Tu madre y yo, nos vamos a reconciliar. Te quiero.Papá.>
Ana sonrió con picardía, pero sin dejar de pensar que podía tratarse de una broma, revisó fechas de días de bromas, pero ninguna coincidía, incluso bromeó, sobre el hecho de que aún faltaban meses para su cumpleaños. Dudando un poco, desbloqueó la pantalla de su celular, con una clave muy particular que nunca olvidaría: "ámame". Posteriormente marcó el número de su padre para confirmar el encuentro.
- Aló, hija. ¿Cómo estas?
-Bien papá. Quiero que me digas qué locura están inventando mi madre y tú?- Expresó riendo.
-¿A qué te refieres? No sé de que hablas, yo estoy de regreso en unas horas, mi vuelo saldrá rápido. Debo cortar. Te hablo al llegar. Te amo.
Ana, se sentó en la cama a pensar detenidamente qué sucedía. Ya sabía que algo no estaba bien
Sus padres se odiaban y no veía ninguna posibilidad de reconciliación entre ellos. Pensativa desbloqueó la pantalla de su móvil una vez mas, pero en esta ocasión para llamar a su madre. Estuvo intentando unos cuatro minutos, pero la llamada nunca tuvo éxito. Ana decidió esperar.Recostada en su cama, Ana se levantó con desesperación, ya que habían pasado dos horas desde que sus padres la habían convocado, extrañamente, a una supuesta reconciliación. Ella aun extrañada, se dispuso a llamar a ambos de nuevo.
El teléfono de su padre iba directo a la contestadora, y el de su madre hacía un ruido extraño, como chillidos espeluznantes de algún animal. En su curiosidad, realizó una segunda llamada a ésta última. El sonido escalofriante se volvió a escuchar, pero en menos de cinco segundos, se detuvo. Se hizo un eco con el sonido de la respiración de alguien justo en la bocina del aparato. Ana se quedó en total silencio oyendo aquello, para posteriormente, escuchar:
"Hoy no lo logramos, dos cayeron sobre nosotros, con su pesado concreto, producto de la venganza mas atroz."
La comunicación finalizó justo cuando Ana reconoció la voz de su madre al teléfono. Empezó a desesperarse pues la notó cansada, sin aliento, como si estuviese diciendo sus últimas líneas.
El televisor de la sala estaba encendido, cuando Ana se dispuso a salir de casa, observó cómo el noticiero revelaba un Avión que se había estrellado contra las torres gemelas de Nueva York, justo donde se suponía que sus padres la habían citado. La desesperación no se hizo esperar. Tomó las llaves de la casa, abrió la puerta, y todo estaba oscuro, parecía una fuerte penumbra sin salida, su mundo se hizo mas corto, sin poder ir a ningún lugar. Se contuvo de gritar. A pocos metros frente a ella, logra ver la figura de una persona vistiendo un sweteer de capucha, la cual tapaba su rostro.
Desde esa distancia, aquella persona le habló con una voz en eco:
"Ya no están entre los vivos, los que dieron vida a tu ser. Sólo la muerte apaciguará el dolor que se avecina".
Ana Hudson está internada, en un psiquiátrico desde que incendió la casa de sus padres, con ellos dentro. El juzgado la declaró incapacitada mental, tras aquel atroz asesinato. Su abogado no pudo hacer mucho por ella, debido a que lo único que repetía Ana en su defensa era:
No fui yo, fue él.
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JUDAS
Misterio / SuspensoComo si vender a alguien por treinta monedas ya estaba premeditado, como si las razones de él fueran, las venganzas que dejó pendientes antes de colgarse de aquel árbol. Una historia de ficción que deseo compartir con ustedes. es de mi propia autor...