Familia

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Daryl está trabajando y Merle según palabras suyas ha ido a resolver unos asuntos.

Así que estamos mi unicornio y yo solos, con todo el peligro que eso implica.

-Yo voy a ser el rey león y tú lo vas a ver- cantó desafinando a posta usando el mando de la tele como micro.

-Pues sin pelo en ese cabezón un rey no puedes ser- canta Ale, tironeando un poco de mis puntas.

-No ha habido nadie como yo, tan fuerte y tan veloz, seré el felino más voraz y así será mi voz- parodio lo último poniendo una voz grave.

-Pues un gato suena más feroz- se burla Ale meneando las caderas.

¿Qué porque estamos haciendo esto? Llevo todo el día con la canción en la cabeza, ¿por qué? Ni idea, pero en cuanto Ale me ha escuchado tararearla así es como hemos acabado.

¿Loco? Puede ¿Divertido? Por supuesto.

Seguimos cantando y haciendo un baile ridículo por toda la casa.

Según se va acercando el gran final empezamos a correr por el pasillo cantando a voz en grito - ¡oh yo voy a ser, REY LEÓN!- tirándonos en la cama de Ale.

Sin poder, ni querer contenernos, porque ¿para qué? Es decir, sería absurdo, comenzamos a reírnos de nosotros mismos.

-Tenemos que ver la peli- dice Ale cuando se le pasa un poco la risa.

-Cuando quieras, zazu-

-Eh no te inventes nombres raros, soy señor unicornio para ti- alzo una ceja al escucharle.

-¿Tú te has oído? De señor no tienes nada- le golpeo el pecho suavemente.

-¿Eso quién lo dice?- pregunta falsamente indignado.

-Lo digo yo, claro-

-¿Y quién eres tú sí puede saberse?- dice incorporándose sobre su codo derecho.

-Rainbow- le contesto sonriente.

-Ahí me has pillado, eso no puedo rebatirlo.- Al decir eso vuelve a quedarse tumbado, bocarriba.

-Nunca puedes rebatirme, no sé para qué intentas llevarme la contraria- le pico girando, al hacerlo veo la foto que tiene en la mesilla y una fuente de chocolate explota en mi corazón recubriéndolo todo de cacao. -Vaya hombre, no me acordaba de esta foto, ¡me encantó ese viaje!-

Sabe de lo que hablo sin necesidad de ver a lo que me refiero, no tiene más fotografías en la habitación.

-Fue un viaje para recordar- admite -¿Por qué crees si no que tengo esa foto en la mesilla?- gateo sobre la cama para cogerla y me siento estilo indio.

Fue un largo viaje por carretera siguiendo la ruta 66, la hicimos con la vieja y destartalada furgoneta chevy roja que tenía Ale por aquel entonces.

No fue planeado para nada, simplemente cogimos carretera y manta, para encontrarnos a nosotros mismo y a la vez alejarnos de los problemas que nos acosaban.

Recuerdo el día en que despidieron a Ale porque estaba demasiado drogado, es decir no era un local respetable ciertamente, y muchas veces había atendido la barra borracho, o en dudoso estado, pero ese día apenas sabía quién era.

Al día siguiente yo también me despedí del bar y le pregunté a mi hermano que es lo que quería hacer más que nada ahora que tenía tiempo libre.

-Conducir- dijo, y eso fue lo que hicimos, alquilamos un trastero para guardar todas nuestras cosas mientras estuviéramos fuera, dejamos el piso en el que habíamos estado viviendo juntos por cuatro años llevando solo un par de maletas con nosotros y mi guitarra azul.

Mi ángel guardián (T - 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora