Por si acaso

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Me visto con la ropa que me trajo Ale, estoy lista para irme de este sitio tan antiséptico, pero... no lo estoy para decir adiós a los que quiero.

-Vamos mujer, acelera o tu representante nos meterá un petardo por el culo, aunque no me importaría que me metiese otra cosa- suelta Tally dejándome tan sorprendida que casi se me cae al suelo mi delicioso bollito relleno de crema, si me llega a pasar no se lo perdono en la vida. -¿Qué? Eso del tío distante e implacable me pone cachonda, si es delito demándame-

-Estás fatal de la cabeza- niego riéndome, -yo que esperaba que fueses la madre de mis sobrinos- me lamento secándome unas lágrimas imaginarias.

-Ya, bueno, no se puede tener todo en este vida- dice arrastrándome.

-No nos vamos hasta por la tarde ¿a qué viene tanta prisa?- me quejo.

-No sé, estoy nerviosa supongo- dice torciendo el gesto, sin pensármelo dos veces la abrazo.

-Pero que tonta eres- le digo sabiendo que se siente superada por sus emociones, pero intenta evitar demostrarlo.

-Y encima me insultas, eres una mala amiga rubita- dice quitándole convicción a sus palabras al apretarme fuerte contra sí.

-Siento que lo de Ale no funcionase- la consuelo.

-Oh vamos, no es por él- me aprieta más fuerte aún contra ella –casi te pierdo tremenda idiota-

-Estoy bien- me separo de ella y doy una vuelta sobre mí misma -¿lo ves? Perfecta, como una rosa- Tally suspira armándose de paciencia, volviendo a tirar de mí, por fin salimos a la calle.

-Eso ya lo veo, ¿Cómo está todo por ese loco coco tuyo? Conmigo no tienes que hacerte la valiente-

-No me estoy haciendo la valiente, tal vez más adelante me dé el bajón, pero ahora mismo estoy emocionada, no podría describirlo de otra manera-

-¿Emocionada? ¿Estás de coña?- pregunta escéptica.

-No- me rio –que va, lo digo en serio, estoy viva Tally, a pesar de todo lo que me ha pasado, y os tengo a todos vosotros conmigo, eso es algo increíble. Estoy feliz, porque creí que... habría cosas que dejaría sin hacer, pero ya las estoy haciendo- digo lo último sonrojándome.

-Ahora hablas de Daryl, me parece que las mariposas de tu estomago se han convertido en dragones, se han fugado a tu cerebro y te lo han frito- dice burlona.

-Puede ser- admito –pero ahora estamos juntos- digo llena de ilusión por el futuro que se aproxima corriendo hacia mí.

-Y tú te vas a ir a Los Ángeles, gran inicio de relación- me lanza con sarcasmo.

-Cállate Raven- digo llamándola por su apodo –te perdono porque habla tu rencor por Ale-

-De acuerdo, lo siento- niega pero sonríe –resumiendo, estás demasiado feliz de la vida ahora mismo, como para estar traumatizada-

-Sí, es justo eso ¿el unicornio te ha dejado su camioneta?- pregunto extrañada al ver como se pone tras el volante.

-Anoche me tomé la libertad de gastarle una pequeña broma, lo que es justo es justo ¿te llevo a alguna parte?- como si lo viera, le beso y le quito las llaves, no la conocería mejor ni habiéndola parido.

-Pues ¿Qué te parece si damos una vuelta por el pueblo?- ya que es el último día que pasaré aquí, al menos por una temporada, quiero dar una vuelta por las calles.

-¿Algún sitio al que quieras ir en concreto?- me pregunta mi mejor amiga y yo lo medito unos segundos, pegando mi frente al cristal.

-La tienda de electrónica, los chicos necesitan móviles decentes, los que tienen son del jurásico y no es una forma de expresión, si no la cruda realidad, como poco tienen cerca de diez años, son de tapita-

Mi ángel guardián (T - 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora