Capítulo I.

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— ¡Soy Rebekah Mikaelson! —se escuchaba una y otra vez. Llamando la atención de todos, quien sólo podían mirarala; golpeando la puerta y gritando lo mismo sin obtener ningún resultado. Nadie la tomaba en serio, sólo la veían, sin decir ni hacer nada. No podían.

Aiden se mantenía en un cuarto, simplemente sentada observando por la ventana, deseando poder estar afuera de ese lugar. Después de todo lo que había sufrido ya no le quedaba ninguna chispa de alegría, de odio, de fuerza; lo único que había en ella era miedo, miedo cada vez que se escuchaba el ruido que la puerta de aquel cuarto, sucio y desgastado, producía. Un rechinido que significaba una noche más de tortura, de sufrimiento. Aiden entendía que todo lo que le estaba pasando era por todo lo malo que había hecho, por haber asesinado a Maria, a Katherine, a Jeremy y por los males que había causado.

Las mujeres que se encargaban de controlar el lugar se habían llevado ya a Rebekah a uno de los cuartos donde la había drogado para que se quedara dormida; Aiden no había escuchado los gritos que Rebekah hacía, ya que el sufrimiento que había pasado le ocasionó que perdiera el interés en la vida; tenia entendido de que eso le estaba ocurriendo por todo lo que había hecho y que Niklaus no volvería por ella. Se había resignado a estar ahí y a esperar la próxima Purificación, un nombre muy exagerado para lo que en verdad significaba.

El rechinido de la puerta se escuchó, Aiden se asusto al creer que era alguna de las mujeres que se encargaban de aplicarle La Purificación pero cuando ésta volteo fue que se dio cuenta que se trataba de una bruja, que se había vuelto algo parecido a su amiga. Su nombre era Freya. Le había contado poco de su vida, lo único que sabía era que ya tenía bastante tiempo en esa casa y que de pequeña se había separado de su familia, quedando al cuidado de su tía quien había desaparecido; por esa razón es que se encontraba en aquella casa.

— ¿Cómo te sientes? —dijo al acercase a ella. Hacía mucho tiempo que Aiden había perdido la confianza en las personas, pero con Freya había algo que le daba fe y esperanza de algún día salir de a que lugar en donde había experimentado el dolor y había adquirido el miedo. Freya siempre le daba mensajes que la ayudaban a no perder la esperanza— Muy pronto saldremos de aquí, te prometo que falta poco. Pero debes de esperar más, y lo mas importante debes de levantarte y volver a ser la chica agresiva que eras antes de la Purificación.

— Es chica esta muerta —respondió Aiden sin mirarla.

— Ella está frente mio y lo único que necesita es que vuelvas a creer.

— No puedo creer en algo que no existe.

— Necesito que vuelvas, Aiden.

La puerta se abrió bruscamente, dos de las mujeres entraron y tomaron a Freya sacándola del cuarto mientras una más se acercaba a Aiden con una jeringa en las manos.

— ¿De qué estaban hablando ustedes dos? —cuestionó la mujer agachándose hasta Aiden. Pero ésta no le respondió, lo único que hizo fue voltear hacia la ventana y seguir observando por ella. Lo que ocasiono la furia de la mujer, quien con una mano la levanto y la llevó contra la cama— No vas a contarme lo que te dijo, bien. Entonces tendremos que hablar menos y actuar más.

Dos hombres más entraron y tomaron a Aiden de manos y pies, ella trataba de resistirse pero le era imposible. Ahí lo único que comía era agua y un caldo de una sustancia que nunca les han dicho qué es. Por lo cual se encontraba débil, incapaz de hacer alguna fuerza. Los hombres la sometieron con fuerza y amarraron de con unas cuerdas que ya tenían instaladas las camas.

La mujer se acerco con la jeringa y se la inyectó a Aiden en el brazo derecho— Ustedes nunca van a conseguir escapar de aquí, yo me voy a encargar de eso, ¿Sabes por qué Niklaus nunca regresó por ti? Porque solo le estorbabas —decía la mujer mientras Aiden perdía la conciencia.

La Purificación consistía en un hechizo a base de hierbas que te hacía dormir por dos días, mientras tu mente recordaba todos los momentos en los que heriste a personas y todo el dolor que ellas sintieron, lo debías sentir tú mismo. Aiden recordaba una y otra vez cuándo había asesinado a Katherine, María, Jeremy y todo el daño a las otras personas.

Habían pasado dos días, Rebekah había conseguido ayuda de Cassie quien le decía lo qué pasaba en el lugar y por qué aquellas mujeres eran las encargadas del mismo. También había ideado un plan para salir del lugar y sacar a todos los que pudiera. Inclusive ya había conocido a Freya, quien nunca le dijo que es su hermana mayor, simplemente convivía con ella.

Después de que el plan que Rebekah había ideado y que fue estropeado por Cassie, Freya deshizo el hechizo que evitaba que las brujas salieran de la casa, por unos instantes hasta que Freya, Rebekah y Aiden lograran salir. Después el hechizo quedo intacto y las brujas mantuvieron en la casa.

Freya se había presentado con sus hermanos, para después irse.

Niklaus le había cuestionado a Rebekah si había visto a Aiden dentro de la casa, pero Rebekah negó. Sólo le dijo que le habían contado que una joven había entrado, pero que no aguanto estar ahí y se suicido. Niklaus pensó que se trataba de Aiden y se sintió culpable por ello. Mató a varias personas para saciar su culpa y después se encerró en su habitación.

Despierta | Parte III | The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora