Capítulo VII.

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Elijah le había pedido a la chica que se fuera con ellos a la mansión, para que pudiera descansar, pero ésta se negó. Regreso al centro de la ciudad donde esperaba encontrar un bar abierto. Con suerte lo encontró. Estuvo sentada en una mesa, sola, con un vaso de burbon frente a ella, por más de tres horas; sin beber nada.

— Dos en un solo día, nada mal para ser tus primeros años en Nuevo Orleans —expresó la misma mujer de antes, sentándose frente a ella.

— ¿Cómo es que me encuentras? —cuestionó Aiden con fastidio.

— Soy una bruja, encontrar personas que no quieren ser encontradas es algo de lo que hago —respondió— ¿Cómo te sientes?

— Tengo sentimientos encontrados, y preferiría no hablar de ellos.

— Deberías hablar con alguien de ellos —comentó ordenando al cantinero que le trajera algo de beber—, seguirlos guardando te harán un día explotar y no creo que sea bueno.

— ¿Qué es lo que quieres?

— Quiero saber qué es lo que piensas hacer ahora que Kol está muerto.

— Cuando me enteré que Kol seguía vivo imaginé que podríamos hacer que nuestra historia siguiera en marcha, pero todo se derrumbó cuando me dijo que estaba muriendo y que había alguien más —contó Aiden recordando con dolor—. Estaba planeando dejar mi venganza contra los Mikaelson, planeaba dejarlo todo por él —dio un trago a su vaso, después de un largo suspiro—. Pero ahora ya no está.

— Ya te lo había dicho...

— Lo sé, muchas personas me lo dijeron. Pero como puedes observar, nunca hago lo que me dicen.

— Veo tu rostro y sé que hay algo más que quieres contarme, me duele que no tengas la confianza de hacerlo —comentó la anciana.

— Voy a seguir con mi venganza —respondió Aiden en seco—. Voy a usar lo que Kol ama en su contra para evitar que pueda regresar a la vida, Davina Claire será la que me va a ayudar con mi venganza.

— Con lo poco que conozco a Davina, sé que ella jamás te ayudaría.

— Lo hará, porque ella jamás sabrá lo que está haciendo —dijo, dibujando una sonrisa de maldad en su rostro—. Voy a asesinar a Hayley como alguna vez debí hacerlo, haré que sienta lentamente el dolor que Nadia sintió, cuando fue mordida por uno de los de su especie. Voy a darle a Rebekah la vida que tanto desea, le daré una vida humana y cuando más sea su amor por ellos, se lo quitaré todo; y después la mataré. Voy a hacer que Elijah haga lo que más detesta en este mundo, lo haré que pierda el control, que sea el monstruo que aborrece, lo veré derrotado. Haré que Freya se arrepienta de haber elegido a los Mikaelson sobre mi, voy a traer de vuelta su gran miedo. Traeré a Dahlia.

— ¿Y qué hay de Niklaus?

— Lo dejaré al final, estaré a su lado viendo como sufre por la perdida de su "familia" y después cuando esté completamente derrotado lo voy a asesinar. Pero no sin antes verlo pidiéndome perdón de rodillas.

— ¿Y después qué?

— Voy a volver a Mystic Falls y encargarme de unos cabos sueltos —respondió sonriente.

— ¿Y qué sucede si alguien te llega a asesinar?

— Tengo un plan para ello, mi querida... ¿Cuál es tú nombre?

— Josephine.

— Josephine, he investigado sobre los mayores enemigos de la familia Mikaelson y escuché que los Ancestros no son muy fans de ellos.

— Tienes razón, los Ancestros no tienen a los Mikaelson en su centro de respeto, ¿pero cómo sabes que ellos te van a ayudar?

— Es lo que voy a averiguar —expresó Aiden, dejando una servilleta sobre su vaso vacío para después marcharse del bar.

Josephine siguió en el bar, observó la partida de Aiden. Cuando estaba por marcharse las luces del lugar comenzaron a encender y apagarse mutuamente, después volteó hacía la mesa en donde observó que la servilleta que Aiden había dejado se había encendido en llamas. Entonces, entendió el mensaje.

Despierta | Parte III | The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora