Capítulo IX.

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Aiden salió de la tumba, escuchó unos ruidos que provenían de otra tumba así que decidió investigar de qué o quién se trataba. Al entrar no se distinguía a nadie en ella, pero desde el interior se escuchó una especie de llanto, como el de una señora ya grande de edad.

— ¿Está usted bien? —cuestionó Aiden sin saber en dónde estaba la mujer.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —dijo Esther saliendo detrás de la estatua. Aiden se impresionó al verla en ese estado, toda demacrada con la ropa sucia, muy pálida. Tenía todos los signos de un vampiro hambriento.

— Estoy sorprendida de que la "Gran Esther Mikaelson" esté de está manera, tan patética —expresó Aiden con burla, Esther solo se limito a bajar la cabeza—. Siento lastima por ti, es decir, después de todo lo que has hecho lo mereces. Pero sigue siendo triste.

— Si solo viniste a burlarte de mi, puedes salir por donde entraste —comentó Esther regresando al ligar de donde había salido.

— De hecho no sabia que eras tú la que estaba llorando —dijo Aiden acercándose a ella—, estaba caminando por aquí y fue una muy buena casualidad el haberte encontrado. Porque, necesito ayuda.

— ¿Por qué debería ayudarte?

— Porque he de suponer que ahora que Finn está muerte, estás sola y por tu aspecto creo que eres un vampiro hambriento —respondió Aiden, Esther lentamente volvió a salir y observó a Aiden silenciosamente— ¿Vas a ayudar?

— ¿Qué es lo que quieres?

— Necesito que me digas todos los hechizos para crear vampiros que conozcas.

— ¿Y por qué los quieres?

— Estoy planeando algo —respondió la chica—, dame los hechizos que te pido y me voy a encargar de conseguirte un anillo para que puedas caminar en la luz del bello Sol.

Esther accedió a decirle en donde se encontraban sus grimorios y ahí encontraría los hechizos que estaba buscando y más.

Mientras la chica se dirigía a buscar los grimorios de Esther, varias cosas sucedían con los Originales. El cuerpo en el que Rebekah estaba, resulto ser el de una bruja psicópata obsesionada con tener poder a base de niños. Por lo cual Niklaus y Elijah se encontraban muy ocupados tratando de resolver ese problema, con ayuda de Marcel y Freya.

Aiden paso el resto de la tarde buscando a Davina para hablar con ella y que ésta la ayudara en su plan. Lo primero que le iba a pedir era un anillo para el Sol, para Esther; la chica creía que tener a Esther de su lado le daría más protección y seguridad para que su venganza fuera más dolorosa para los Mikaelson, así que la ayudaría.

Después de tres horas preguntando en el lugar por Davina, sin obtener ningún resultado, se detuvo en un bar. Observo a Rebekah en su nuevo cuerpo y la siguió para ver a donde se dirigía, ésta iba a acompañada del hombre en donde Finn se encontraba anteriormente, llevaban a una mujer en brazos. Ambos llegaron a una bodega abandonada en donde después de dar la vuelta, la chica los había perdido.

Aiden se dio vuelta para regresar al lugar y seguir buscando a Davina, se sorprendió al ver a un hombre detrás de ella.

— No deberías estar aquí —dijo el hombre tomándola de los brazos—, esto no es de tu incumbencia. Ven conmigo, debemos planear algo.

— ¿Quién eres tú? —cuestionó Aiden soltándose de él.

— Hiciste un trato con los ancestros y estoy aquí para ayudarte —respondió el hombre.

Al salir del lugar y volver al centro de la ciudad, el hombre la llevo auna cafetería en donde estuvieron por un buen tiempo. La chica le preguntaba todo lo necesario para saber quién era él y por qué la estaba ayudando.

Despierta | Parte III | The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora