Capítulo VII.

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Damon salió de la Armería en busca de Stefan mientras los demás se quedaban platicando. Aiden seguía en aquella prisión, no tanto por el hecho de que no quisiera salir de ahí sino más por los efectos que tenía la fase dos de la maldición, las alucinaciones podían llegar a tornarse reales, lo cual podía ser peligroso tanto para los que estuvieran junto a ella, como para la chica. Las alucinaciones normalmente mostraban aquellos momentos en los que fuiste una mala persona para así redimirlo, además de que te daba una segunda oportunidad con las personas a las que habías dañado.

Nada de lo que pasara en esa fase podía ser real para el portador de la maldición, por lo cual la chica prefirió seguir atada y esperar a que la maldición terminara su efecto, aunque siendo ella la creadora de dicho hechizo sabía que la única manera era que el que había hecho el hechizo debía eliminarlo o, en otro caso, el portado debía morir.

Aiden aún se encontraba aturdida por los sedantes que le había pedido a Bonnie, por lo cual no podía distinguir claramente el lugar en donde estaba. Con la vista borrosa observo que la puerta estaba abierta y que sus ataduras habían desaparecido, se levanto con cuidado haya quedar en la orilla de la cama tratando de incorporarse.

— Ha pasado mucho tiempo, Karmina —se escuchó detrás de la chica. Quien rápidamente volteo para ver de quien se trataba— ¿O debería llamarte Aiden?

— Martin.

— En carne y hueso, bueno casi —dijo sonriendo.

— No eres real, sólo eres una alucinación —expresó la chica cerrando los ojos.

— ¿Puede una alucinación hacer esto? —cuestionó mientras la tomaba del cuello y la llevaba contra el vidrio que estaba en la pared— No tienes idea de cuánto tiempo estuve esperando para hacer esto.

— Entonces hazlo, no te voy a detener.

— No me faltan ganas de hacerlo, pero Cade te necesita viva —respondió mientras acariciaba su mejilla—. Además, no sería justo para nadie que sólo murieras sin sufrir nada.

Martin se transformó en vampiro y antes de que pudiera atacar a la chica, ésta le lanzó un hechizo que lo hizo desmayarse. Salió corriendo del lugar, aún aturdida. Como parte de las alucinaciones, escuchaba voces que le decían que moriría, que pagaría por lo que hizo; todo daba vueltas en su cabeza, los rostros y risas de aquellos a los que lastimó.

Se detuvo cuando chocó con alguien— Amor, ¿haz venido a morir? —dijo Niklaus al observarla. Aiden estaba teniendo un colapso emocional, sentía temor, dolor, tristeza, rabia; no podía pensar claramente.

— ¡Hazlo de una vez! —gritó la chica con lágrimas en los ojos—, termina con esto.

Niklaus estaba extrañado por la reacción de la chica, llamó a Bonnie para que lo ayudará mientras llevaba a la chica de vuelta al cuarto. Bonnie llevaba un sedante para la chica.

— Sostenla bien —expresó Bonnie preparando la inyección.

— Nick —dijo Aiden tomándolo de la camisa—. No tome a Hope por venganza, ellos están cerca. Sólo trataba de protegerla, si ellos la encuentran la van a matar.

— ¡Ya no te muevas Aiden! —dijo Bonnie inyectando a la chica.

— No hagas que muestre su poder —comentó la chica sin energía—. Adam dio su vida para protegerla, lo sien...

— Ella es mala, pero tú eres el menos indicado para juzgarla —dijo Bonnie para después salir del cuarto. Kol entró luego de que ésta saliera.

— ¿Cómo está? —cuestionó Kol acercándose a la camilla.

— ¿Puedes averiguar si tiene algún tipo de maldición? —dijo Niklaus.

Despierta | Parte III | The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora