Román un chico que apenas está probando la vida, por azares del destino se ve entrelazado con una persona muy especial.
El problema radica cuando un día después de pasar cierto tiempo apegado a Katherine los recuerdos sobre ella son borrados drástic...
Aquí estás otra vez, sin rumbo, sin destino, tu mente tan dañada y atrofiada, ¿Qué esperas de mí Román?, ¿Que te salve una vez más?, me has dañado, no hay nada aquí para ti, ¿Estás tan jodidamente desesperado que haces esto?, ¿Por qué coño lo haces?, ¿Te divierte verme sufrir?, ¿Es eso acaso?; Aunque sabes... te daré una nueva oportunidad ¿sí?, vamos, trata de recuperarme, encuéntrame si puedes, el camino será difícil, te confundirás demasiado, pensarás que me tienes cuando realmente esto no será así, no es de tenernos Ro, nada funciona así, no puedes sentir lo que siente la otra persona es imposible, no puedes penetrar esta barrera física solo porque sí, además, mírate, estás sufriendo, no sabes lo que quieres, incluso eres tan putamente llorón que cada cosa que digo te empuja hacia atrás haciéndote cada vez más pequeño; Te ves demasiado patético tratando de pensar en que te quiero, ¡NO ES ASÍ!, ¡TE ODIO!, ¡ERES LO PEOR QUE ME PUDO HABER PASADO!.
—¡BASTA! — Grité con todas mis fuerzas, recuperé el aire a bocanadas, tenía la boca helada y aun así mi piel estaba completamente sudada, mi espalda escurría a chorros e inevitablemente mi cabeza volvió a pitar, un dolor recorrió completamente mi cuerpo, la destructiva luz blanca que soltaba aquella voz comenzó a materializarse ante mis ojos a pesar de que la "pesadilla" hubiera acabado, en lugar de causarme miedo me llenó el corazón de esperanzas, aquella luz tomó forma de una hermosa chica completamente blanca, con unas preciosas pecas en cada mejilla, era por supuesto Katherine.
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