20/Junio/18
Estaba cansado, había llorado en silencio durante probablemente todo el camino, al llegar a Foxarc, me levanté lentamente, esperando a que todos bajaran de aquel tren, caminé a la misma velocidad con mis pesadas maletas a rastras, estaba lluvioso, aunque eso era común en la ciudad, además... me funcionaba, las pocas lagrimas que aun resbalaban por mi rostro se confundían con las pesadas gotas que caían estrepitosamente al vacío de la acera en la cual estaba parado.
Mientras hacía los preparativos semanas atrás, había encontrado algo así como un conjunto de departamentos en lo que parecía ser las afueras de la ciudad, pedí un taxi y me dirigí hacia allá, la ciudad parecía gris, como si la vida se hubiera llevado todos los colores, me deprimía el hecho de haber dejado todo atrás, pero a la vez no poder soltar lo que sentía, no tenía a nadie con quien desahogarme, y... ¡QUE ESTÚPIDO!, había perdido lo único que de verdad importaba, probablemente la única persona o al menos la última que me aceptara tal y como soy... pero ahora... ya no estaba y eso dolía mucho más que cualquier otra cosa.
Traté de dejar de pensar en ello pero el dolor no me dejaba, por suerte el umbral de aquella casa (La Cual funcionaba como alojamiento de huéspedes), era una bella casa provinciana, al cruzar aquel gran pórtico podía seguir escuchando la caída de la lluvia sobre aquellos ladrillos tan macizos, al llegar a la puerta principal una señora de avanzada edad me sonrió agradablemente, su nombre era Bess era la dueña de aquella casa antigua, en su regazo se encontraba un gato durmiendo tranquilamente me tendió la mano y me dijo:
—¿Como estas hijo?, ¿De casualidad eres el muralista?
—¿Muralista? —Dije un poco sorprendido.
—Si, hace días contrate a un muralista, hay una parte de la casa en la cual su pintura se está cayendo a pedazos, no quiero que el moho se apodere de la pared.
—Oh, no, disculpe, yo soy Román, contacte el sitio por internet y alquile una habitación no sé si... —Antes de que pudiera terminar me interrumpió abruptamente.
—Oh si!, Eso que llaman Internet, mi nieta se encarga de ello, ¡Sarah!¡ven aquí! —Gritó.
—Pero... decía que este lugar era de usted... Bess Colleman ¿Qué no?, casa provinciana, cuartos disponibles por las alas del establecimiento... —Volvió a hacerlo.
—Si, si, si yo soy Bess, pero mi nieta es la que se encarga de todo-
—De acuerdo... entonces... ¿Dónde tomo mis llaves...? o.... ¿Como vamos a proceder?
—Pero vamos chiquillo, ¿Harás que esta pobre ancianita se levante de su cómodo sillón?-
—No,no,no para nada, ya entro yo, aun así, gracias por recibirme.
—De nada hijo, bienvenido a "The last home".
—¿"The last home"? —Pregunté con desdén
—Así es hijito, bienvenido—Cortó con una risita.
<<The last home, que nombre tan dramático, pero a la vez... qué lindo ¿No?, además ¿Por qué los lugares siempre tienen que tener ese nombre con inglés viejo, ¿Por qué no simplemente llamarlo... "Último hogar" es más simple y.... oh, por eso...>>Pensé con delicadeza.
Caminé hacia recepción mientras mi maleta criptaba al pasar por las losas de piedra para después acomodarse suavemente en el suelo de madera firme que tenía aquel "Hostal", y de pronto entre aquel ambiente que cada vez se hacía más pesado logre ver a un chica sentada detrás de una computadora, si bien, su silueta no era capaz de verse a simple vista había algo en ella que llamaba demasiado la atención y eran nada más y nada menos que aquel alucinante cabello platinado, nunca había visto algo así, parecía tan... natural apenas si le llegaba a los hombros, avancé lentamente como si estuviera de caza... aunque... en esta situación yo me sentía mas como la presa ya que al notar de mi presencia mantuvimos un largo e incómodo contacto visual, aquellos ojos verdes me hipnotizaban con tal poder que entre en una especie de trance, es curioso como esto ocurre... ya que... <<Oh no.. esto de nuevo no, ¡NO! ¡NO! ¡NO!>> gritaba para mis adentros y así como así articule mis palabras como si de las primeras veces que hablaba con una persona se tratara.
—Ho-ho-hola—Comencé.
—Hola... ¿Tú debes ser Román no es así? —Contestó con una tranquilidad sobrehumana.
—Así es... tú debes de ser Sarah...
-Ammm... si... pero... ¿Como sabes eso?
—Oh, tu.. abuela... Bess... dijo...
—Oh, ya.... bueno, aquí tienes tu llave, espero no haya dicho nada embarazoso sobre mi.
—Ah, no, para nada—Dije mientras tomaba la llave.
—Muy bien, entonces... ¿Nos veremos por aquí? —Menciono mientras se recogía el pelo.
—Eso creo, quiero quedarme un rato en la ciudad, realmente me haría bien.
—De acuerdo, con cuidado, nos vemos para la cena, recuerda... 8:00 p.m.
—Por supuesto, ¡Gracias! —Terminé.
Si bien "The last home" era muy grande, no había demasiadas personas viviendo allí, y aunque de cierta manera era bueno, también me desagradaba un poco; subí por unas viejas escaleras hasta llegar a mi habitación la cual era la 237, era raro, ya que aunque aquella casa tuviera dos alas, no era creíble un número tan elevado de habitaciones, siempre que me hospedaba a con mis padres cuando era niño me gustaba pensar que las personas contaban a partir del cien o así, pero a decir verdad jamás entenderé la verdadera razón de ello, en fin, introduje la llave y gire el picaporte, era una enorme puerta de roble la que se alzaba enfrente mío aun así era más liviana de lo que me imaginaba, mi "Lugar" era espacioso, no quería presumir pero había conseguido el cuarto más ostentoso, tenía su propia sala y cocina, podría parecer caro, pero estaba a un excelente precio ¿Y todo por qué?, por un estúpido número colgado en la puerta de la habitación, agradezco que la gente supersticiosa sea tan estúpida, pero sobre todo a ti ¡Stephen King!, de todos modos, dejé la maleta en un rincón, me descolgué la mochila y procedía a bañarme, tenía que estar presentable para la cena, y sería solo en unos minutos, así que lo hice lo más rápido que pude.
Al salir mi pelo estaba completamente mojado, había decidido no afeitarme ya que, si veía a Kat por algún lado tenía que reconocerme de alguna manera, en fin, con el pijama ya puesta empecé a bajar los escalones y me dirigí al comedor...
N/A: Este es un nuevo arco en la historia, espero que les guste tanto como me está gustando a mi escribir esta historia, por problemas personales no he podido escribir a tiempo y por mas que trato de entregarme a la escritura no termino de lograrlo, en fin, espero les guste, los quiero, nos vemos.
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How Do You Feel?
Teen FictionRomán un chico que apenas está probando la vida, por azares del destino se ve entrelazado con una persona muy especial. El problema radica cuando un día después de pasar cierto tiempo apegado a Katherine los recuerdos sobre ella son borrados drástic...