XL-The Architec

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19/01/19
—¿Cuál es tu nombre chico? —Preguntó el arquitecto.
—Román, Señor.
—¿Se encuentra la señorita Colleman?
—Si, pero esta algo ocupada, ¿Necesitaba algo?
—Oh, soy el arquitecto que contrató, ¿Estas a cargo de algo? O... ¿Solo eres un huésped?
—¿Sabe señor?, Es gracioso que lo mencione ya que no sé que soy—
—Eso es triste.
—Pase, avisaré a la señorita Colleman de su presencia.
<<Vaya chico tan formal>> Debió haber pensado el sujeto.
Caminé hasta la habitación de Sarah al momento de comentarle la situación se emocionó de tal manera que salió disparada de la silla de su escritorio, instantáneamente me tomó de la mano y me llevó escaleras abajo hacia él umbral donde se encontraba el arquitecto.
—Buenas tardes Señor, mi nombre es Sarah...—
—Colleman, su reputación le precede—Interrumpió el arquitecto.
—Oh, no sabía que era tan conocida en Foxarc.
—Pues lo es, quien no conozca a los Colleman más que un tonto sería un ignorante— Comentó el señor.
—Me halaga demasiado— Mencionó Sarah.
—Pero yo no estoy aquí para eso, ¿No es así?— Contestó rápidamente.
—Por supuesto que no, pero antes de que tome las medidas, ¿No le gustaría algo de comer?
—No, no, muchas gracias, prefiero hacer mi trabajo cuanto antes— Accionó el sujeto.
—Me parece perfecto— Dijo Sarah— Sígame por favor— Continuó.
Los dos fueron escaleras arriba hacía el cuarto que había sobre la biblioteca, los seguí de cerca, aun cuando Sarah me había dicho que no había problema si no estaba cerca.
Los escuchaba mientras platicaban, tratando de entender las palabras que llegaban hasta mi lugar.
—Es de mala educación espiar a los demás— Mencionó Bess a mis espaldas.
—No estoy espiando sólo... Estoy esperando— Contesté.
—Ven Román, acompáñame.
—Claro— Me límite a contestar.
Seguí a Bess escaleras abajo aún apenado por las palabras que había mencionado.
—Siéntate, ven ven— Mencionó—¿Ves eso?— Comentó apuntando hacía el mural.
—Claro...
—¿Quién lo dibujo?— Soltó de golpe.
—Sarah y yo— Contesté.
—No seas tan modesto, ¿Quién lo ideó?, ¿Quién consiguió los materiales?, ¿Quién le dio amor a esta obra?
—Yo.
—Así es Román, hay veces en nuestra vida en las cuales somos demasiados modestos con nuestra acciones, tienes que empezar a reconocer todas la cosas buenas en importantes que tienes para ti— Mencionó con voz melancólica.
—Gracias Bess.
—No agradezcas, en cambio yo soy la que debe estar agradecida, has dejado una enorme huella en mi hogar y ahora... Debes dejar que Sarah también deje la suya.
—Claro que lo haré, siempre la he apoyado con esos temas— Mencioné condescendiente.
—Escuchar sus charlas privadas no es ayudarla.
—No era mi intención, de verdad, solo estoy un tanto preocupado, ese señor no me da buena espina y...—
—Shh, Sarah no es más una niña Román y vaya que tardé en entender eso— Dijo apagadamente.
—Eso lo sé.
—¿Entonces?.
—Es sólo que ves, ¿De verdad deberé dejar que ella lo haga sola?
—Si no es así, ¿Entonces cómo?— Comentó mientras se meneaba en su sillón.
—Pero... Prometí ayudarla— Mencioné desanimado.
—Si ella requiere de tu ayuda la solicitará.
—De acuerdo... En ese caso, será mejor que me retiré, tendré que dejarla trabajar, si me necesita, me llamará ¿Cierto?
—Así es querido.
—De acuerdo, entonces cuéntele que regrese a la ciudad por algunas... "cosas", y que... Volveré si ella me necesita.
—De acuerdo, cuídate mucho Román.
—Usted también cuídese, Señora Bess— Terminé.
Subí a mi estancia, tomé mi mochila de viaje, bajé rápidamente las escaleras acaricié al Señor Goss y me retiré del lugar; Pero al cruzar el umbral una figura tan reconocible me detuvo...
—¡¿Qué-que-que estás haciendo aquí?!— Preguntó con desesperación.
—¡No!, ¡¿Qué haces tú aquí?!— Mencioné con la misma intensidad.
—Yo... Yo... Todo este tiempo, te... busqué y tú... ¿Podemos sentarnos y hablar de ello? — Mencioné con lágrimas en los ojos.
—Tengo que trabajar, será en otra ocasión... Además, tienes que ganártelo— Contestó fríamente.
—¿Ganármelo?, ¡Te he buscado por casi un año!, ¡¿Y me dices que tengo que ganármelo?!
—Así es, ahora, adiós.
—Kat, por favor, no, detente— Comencé mientras me aferraba a su brazo.
—¡Suéltame Román!, ¡Y no me llames de esa manera! — Dijo con los ojos anegados en lágrimas.
—Katherine... Yo... No... No hagas eso... Por favor— Balbuceé.
—La próxima semana, lunes, se puntual te esperaré en la plaza de Dunwich, 6:00 p.m ¿De acuerdo?
—Me-me-me parece perfecto, no faltaré, gracias Kat...herine, gracias...
—No agradezcas todavía— Dicho esto subió escaleras arriba y se perdió de mi vista.
Salí de aquel hostal me acerqué a la carretera y pedí un taxi para que me dejarán en la estación.
El trayecto fue sencillo, coloqué mis audífonos como en los viejos tiempos, misma situación, diferente trayecto.
El viento arreciaba contra las ventanas, a pesar de que la nieve había sido un hecho épico ahora se asemejaba más a algo simplemente "fuera de lo común".

Las personas tienden a asimilar las cosas que suceden por primera vez como algo fantástico, mientras que al pasar el tiempo dejan de ser tan impresionantes está era mi perfecta explicación hacia aquello.
El Taxi estacionó en el lugar pagué lo debido y caminé hasta la taquilla, solicité mi boleto y esperé en el andén. Mientras esperaba observaba mi móvil y revisaba mis redes sociales, tal pareciera que Bess tenía razón, Sarah no me había dejado ningún mensaje, seguramente si estaría demasiado ocupada; Supongo que dirigir un proyecto tan ambicioso como aquél debería consumir todo su tiempo, así es, definitivamente Bess tenía razón.
El Tren arribó puntual, subí a él sin preocupaciones, tomé mi lugar y concilié el sueño.
El trayecto no fue para nada pesado, sinceramente creo que necesitaba dormir; Marqué a Robert justo al llegar para que pasará por mí.
—¡Hola Robert!, Mucho tiempo sin verte camarada, ¿Cómo te ha ido en la escuela?, Eh visto en tu muro que ahora estás en la ciudad ¿Estas ocupado?—Solté las típicas preguntas de cortesía.
—Ya, ya, ya, sin verborrea, ¿Qué necesitas?—
—Estoy en la estación, ¿Puedes pasar por mí?—
—Bien sabes que sí, ¿Justo en este momento?—
—Claro, por favor.
—De acuerdo, voy en camino— Cortó.
Salí al estacionamiento y esperé alrededor de 15 o 20 minutos y ahí estaba Robert con su... nueva pareja.
—¿No piensas subir o qué?—Comentó entre risas.
—Ya voy, ya voy— Solté mientras abordaba el asiento del copiloto.
Avanzamos cuadra tras cuadra en silencio hasta que se me ocurrió preguntar.
—¿Robert?— Inicié.
—¿Si?.

—¿Por qué no me presentas a la linda chica que está a tu lado?

—Creo que no necesita presentación, ella puede hacerlo sola.

—Hola Román, Robert me ha hablado mucho de ti.

—Hola, ya sabes mi nombre, ¿Cuál es el tuyo?

—Mi nombre es Isabel.

—Vaya, muy bonito nombre.

—Ya, que tampoco quiero que te la ligues, es mi pareja cabrón— Mencionó Rob.
—Mejor contéstame esto ¿Qué le hice a Katherine?— Comenté.
—¿Otra vez con eso?

—Si, yo tambien quiero saber Robert.

—Lo ves, hasta a tu chica le pica la curiosidad— Mencioné. —Yo de verdad necesito saberlo, la vi hace tiempo y no me trató del todo bien— Agregué.
—Ro, te prometí que no hablaría de ello... Y tú Isa, no te metas en esto.
—Necesito saberlo, por favor— Supliqué.
—De acuerdo... No te separabas de ella, te convertiste en una persona demasiado posesiva, te molestabas por todo al igual de tus enormes celos.
—Pero... Eso... es..
—Aun no acabo.
—De acuerdo, continúa— Me límite a responder.
—Ella aún iba a la universidad ¿No lo recuerdas?, Tú probablemente ya estabas libre por tu negocio, pero ella no— Continuó—Demasiados chicos en su academia te volvieron loco Román, las peleas crecieron y un día simplemente ella explotó—.

—Pobre chica... —Susurró Isabel.
—¿Qué fue lo que lo ocasionó? — Pregunté con desaliento.
—Su padre, según lo que nos contaste quería que ella y su madre regresarán a Foxarc City y que Katherine terminará sus estudios en aquella ciudad, así que de esa manera ella usó eso de chivo expiatorio para poder romperte... Aunque... Ya sabes qué fue lo que realmente lo provocó—Terminó.
—Yo mismo— Mencioné señalándome.
—Exactamente— Contestó aparcando frente a mi casa —¿Estarás bien? —Dijo al verme abrir la puerta.
—Lo estaré— Dije cerrando la puerta.
—Cualquier cosa llámame ¿De acuerdo?
—De acuerdo Robert, muchas gracias— Corté. —Nos vemos Isa.
El auto simplemente aceleró como mis pies al subir las escaleras; Abrí la puerta de mi habitación y me arrojé a la cama.
Aquella noche como en verano, lloré hasta quedar dormido.

How Do You Feel?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora