17/Dic/2018
Vaya, Román seguía sin comunicarse conmigo, habían pasado casi 2 días desde su última conexión, la preocupación me estaba carcomiendo, comencé a arreglar las maletas, ya que planeaba ir cuanto antes a darle una vuelta.
—¿Sarah que tienes hijita? —Mencionó Bess desde un rincón.
—Nada Abue, es solo que Román no me ha contestado... Y estoy muy preocupada por él, ¿Y si le pasó algo?, O... Aún peor... ¿Y si ya no quiere regresar—Conteste con un tono melancólico.
—Vamos Sarita, no creo que Román sea tan tonto como para dejar a una chica tan asombrosa como tú.
—No soy asombrosa, soy reemplazable.
—No lo eres Sarah, eres una Colleman, no eres cualquier mujer.
—Solo lo dices porque eres mi abuela.
—Lo digo porque es la verdad.
—Por cierto abue...
—¿Si?.
—Gracias por estar siempre a mi lado.
—De nada hijita —Mencionó mientras me daba un fuerte abrazo.
—Oh, y una última cosa.
—¿Sí? ¿qué pasa? —Respondió con naturalidad.
—¿Crees que sea bueno que le regalé a Román una cámara?.
—Oh, sólo si nace de tu corazón hacerlo querida, sé que a Román le encantará lo que sea que le regales, así sea una pequeña piedrita.
—¿Tú de verdad crees eso?.
—No importa si el regalo es el mayor diamante del mundo o la joya más costosa, si es de una persona especial para otra persona especial hasta una hojita de un árbol vale mucho más que cualquier cosa en el planeta.
—Ay Abuela, siempre eres tan sabía.
—¿Lo soy?
—Lo eres, de acuerdo, iré a buscar esa cámara, sé que a Román le encantará.
Dicho esto, salí directo hacia un gran centro comercial en el interior de la ciudad, paseé durante un rato e inevitablemente y aún con pena pregunté a las diversas personas lugares en donde podía encontrar cámaras para fotografiar.
<<Maldita sea, como no empecé en las tiendas de marcas oficiales>>
Consulté en internet, mientras recorría los locales, preguntaba con frivolidad y al final, después de cierto tiempo escogí una cámara, por su diseño, durabilidad y eficacia.
<<Espero que le guste>>Pensé al llevar la caja entre las manos.
<<La envolveré y le podré un lindo moño, sí, eso haré, pero antes... Se lo mostraré a Bess>>.
Salí de la tienda con el ánimo en el cielo, encendí el auto y me dirigí despacio hacía la salida de la autopista, pero antes de salir, mi mirada se desvió hacia una estética.
<<Creo... Que el mejor regalo de Navidad para Román no es una cámara... Si no... Yo>>.
Sin pensarlo dos veces <<Porque si lo pensaba sabía que me arrepentiría>>, avance hacía aquel lugar, entre, observé en un cuaderno los distintos cortes de cabello, escogí el más satisfactorio para mí y para el (Ya que tiempo atrás me había contado de cuánto amaba ese corte en cierto tipo de mujeres) observé mi cabello una vez más, giré mi cabeza hacia el chico que sería mi peluquero aquella tarde y asentí.
—Quedaras preciosa, ¡Te lo aseguro! —Dijo alegremente.
—Solo quiero quedar preciosa para él—Conteste ruborizada.
—Lo vas a estar querida, te lo prometo.
Dicho esto empezó, mis mechones semi-largos comenzaron a caer, con cada corte, cada caída, sentía que no estaba haciendo lo correcto, sin embargo, me mantuve firme, era necesario y lo sabía, ya que... Probablemente así llamaría más su atención.
Pasó un largo rato y el chico cuyo nombre era Matías terminó.
—Lo ves chica, te dije que te quedaría precioso.
—Vaya... <<Es verdad>>Pensé para mis adentros—Si... Si me veo bien.
—Decir bien es poco, ¡estás bellísima!.
—¿De verdad?.
—Eso es algo que no lo digo a todo el mundo.
—Optaré por creerte.
—Es tu mejor opción, por cierto, si quieres un tinte o algo, tu cabello es sinceramente hermoso, al verte entrar creí que ya estaba pintado, pero no, todo es natural, realmente eres toda una diosa, ¿Quisieras darme tu número?.
Reí nerviosamente.
—¿Qué?, Es enserio.
—Oh.. ¿De verdad?.
—Hmmm si—Mencionó nervioso.
—Creí que eras... Bueno ya sabes...
—¡Oh! ahora resulta que por ser estilista ¿Tengo que ser homosexual?.
—No, no era mi intención decir eso.
—Es algo muy racista de tu parte, pero decidiré ignorarlo si me das tu número.
—De acuerdo... De acuerdo... —Comencé a escribir en un papelito de lo que parecían cuentas del local.
<<Ay... ¿Qué estás haciendo mujer?>>
—Toma—Dije extendiendo el papelito.
—Tu cuenta está saldada.
—Ya... Ya que no era verdad lo del comentario.
—No, hablo de hoy, no pagues nada, solo prométeme que volverás.
—Pero y el local... ¿No te descontarán o te dirán algo? —Conteste evadiendo la pregunta.
—Para nada, el lugar es mío, como soy un buen jefe, los lunes solo yo trabajo.
—Oh... Vaya que generoso.
—Hasta cierto punto lo soy.
—Muy bien, un gusto verte Matías nos vemos en otra ocasión.
—De acuerdo... Oh espera ¿Cuál es tu nombre?
<<Mierda, sabía que lo preguntaría>>
—Sarah, Sarah Colleman <<¡Ay idiota! ¡Hasta el apellido le diste!>>.
—Muy bien Colleman, espero volverte a encontrar, ¡Nos vemos!.
—Nos vemos—Dije con la mejor sonrisa que tarde de poner.
Salí del lugar con cierto calor, me estaba poniendo roja, y al subir al automóvil comencé a carcajearme, por lo que había dicho y hecho y porque a pesar de todo me había salido con la mía, retomé el camino y cuando al fin iba a llegar a "Last Home", "Hand in my pocket" de Imagine dragons resonó en la camioneta, sentí una paz profunda y a la vez una felicidad comenzaba a emanar de mi pecho, el pensar que está navidad la iba a pasar en grande <<Uff, tengo que decorar de una manera genial el regalo de Román, almenos de aquí hasta que llegué a la casa, e inevitablemente también arreglarme a mí misma, quiero estar impecable para él>>.
Desperté de mi trance y abrí el portón del lugar, Bess seguía regando los árboles con ayuda de Morgan, el señor Goss estaba en el tejado observándolos.
—Ya llegué abuela—Mencioné mientras le tapaba los ojos.
—¿Qué estás haciendo Sarah querida?.
—¡Voltea! —Grité mientras le quitaba las manos de los ojos.
—Pero qué carajo...-Dijo primero Morgan al verme por el escándalo.
—¿Qué te hiciste niña? —Menciono mi abuela.
—¿Te gusta?
—Es... Raro—Contestó.—Bueno... más bien solo es diferente—Comentó Morgan.
—Tardaré en acostumbrarme, pero me gusta, te da ese toque rebelde, pero a la vez de niña buena, lo cual eres ¡eh!
—Lo soy, lo soy abuela.
—Se te ve bonito—Dijo Morgan con una sonrisa.
—A la próxima no me asustes así y... Consúltame si harás algo así.
—Claro... Claro... —Hablando de eso, si hay algo que tengo que comentarte.
—Ah, ¿De verdad?.
—Sip, ayúdame con el regalo de Román.
— ¿Al final si le comprase algo al chico?.
—Así es, una cámara.
—Claro yo te ayudo cariño— Mencionó. —Ya verás que le va a encantar—Agregó.
—Y así será, ahora vamos adentro para que me ayudes con los preparativos y la decoración.
—Vamos niña, solo ten cuidado con estos huesos viejos.
—Ay abuela, no digas eso, ven, vamos—Dije mientras la tomaba del brazo para subir los escalones.

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How Do You Feel?
Teen FictionRomán un chico que apenas está probando la vida, por azares del destino se ve entrelazado con una persona muy especial. El problema radica cuando un día después de pasar cierto tiempo apegado a Katherine los recuerdos sobre ella son borrados drástic...