Había pasado más de un mes desde que todo esto empezó, hoy 11 de junio de 2018, yo Román Lara me doy por vencido por primera vez en mi vida, ya traté de todo, até la mayor parte de cabos, pero todo me conducía al mismo lugar, su casa, sin embargo, ella no estaba ahí.
Los nuevos dueños habían llegado, debía haber más personas que recordarán que había pasado con Katherine, pero no lograba recordar nada, ni un nombre vago por el aire, absolutamente nada, era duro y me provocaba una profunda frustración; Sobrellevaba bien esto de no recordar nada, tomaba medicamentos diarios para los dolores de cabeza que traían consigo unas enormes ganas de vomitar, había dejado de hablar con los demás, hasta con Maven, lo último que había sabido de ella es que tendría un examen muy duro de universidad.
Cada vez más comenzaba a perder el sentido de mi vida, había dado rienda suelta a mis sentimientos y solo me habían llevado hasta ese punto, a un punto sin retorno, estancado, bloqueado, jodido.
A pesar de ser Junio el viento soplaba demasiado fuerte y la humedad se apoderaba del ambiente, me decidí a dar un último esfuerzo, volví a dar una barrida por todas mis redes en busca de Katherine, pero no había nada, hice llamadas nuevamente, me esmere en unas pocas horas tanto como lo había hecho en todo el mes, sin embargo... el resultado fue el mismo, quisiera encontrar un camino distinto pero la verdad es que aun con todas las ganas llegaba a lo mismo y lamentablemente para mis adentros.. ella no estaba.
Ya casi rendido con los ojos llorosos y mientras mis manos temblaban de rabia una idea hizo explosión en mi cabeza, vacíe todas mis posibilidades, sí, pero jamás le pregunté a los nuevos dueños si conocían algo sobre el paraje de las dos mujeres, ni corto ni perezoso encendí el motor de mi auto y me dirigí con frenesí hacia la casa, el sol caía a mis espaldas mas no sentía su calor, con un enorme nudo en la garganta estacioné mi auto en la acera y me baje preparado para afrontar una de las únicas posibilidades que aún me quedaban de volver a ver a Katherine, aun con ansias reprimí mis impulsos para tocar suavemente la puerta, la primera vez no hubo respuesta alguna, mientras que en la segunda una mujer de unos 70 años salió para recibirme.
—Buenas tardes— Dije secamente.
—Buenas tardes hijo, ¿Que necesitabas?
—Disculpe molestarla, quería saber si usted tenía algún conocimiento sobre el paradero de los antiguos dueños.
—Oh... lo lamento hijo, me temo que no lo sé, pero podrías preguntarle a la señorita Mitchell, ella es la encargada de bienes raíces, supongo que debe llevar un registro de las propiedades y sus anteriores dueños.
—¿Usted sabe dónde puedo encontrarla?
—Pues claro, me dejo su número aquí, puedes contactarte con ella si gustas, solo espera, iré por él, mientras, pasa, toma asiento.
—De acuerdo, muchas gracias.
El clima afuera no era el más agradable, pero ya sentado en aquel sofá en el cual había estado demasiadas veces daba un sentimiento diferente, era como si aún pudiera percibir la calidez de Kat en su hogar; La mujer regresó de su habitación y me entregó un pequeño papel con el número anotado, lo tomé con delicadeza como si de una joya preciosa se tratara, agradecí por la ayuda y salí de la habitación no sin antes haber dado una última ojeada al lugar.
<<Te extraño Katherine>> Pensé al salir de la casa.
Subí a mi auto y marqué varias veces al número, no hubo respuesta alguna, y ahí estaba de nuevo, estancado, roto, realmente jodido; Una tormenta había llegado a la ciudad, los truenos rompían el cielo y los relámpagos lo iluminaban con esmero, la lluvia azotaba las ventanas, el mirar el techo era como un desahogo para mí, sentía un profundo dolor en mi pecho, como si mis pulmones se contrajeron, los pitidos volvieron así que como pude concilie el sueño y como si de una visión se tratara estaba ahí parada sobre una pequeña colina con un enorme árbol a sus espaldas, extendiendo su mano en señal de que tenía que subir de inmediato, por más que trate de correr e impulsarme mis piernas no funcionaban, miré hacia el cielo con la esperanza de que me sacara de ahí, más la imagen con la cual se encontraron mis ojos me dejó impactado, una hermosa estrella iluminaba la noches con superioridad y ¡Puff!, el sueño terminó.
Esa mañana me di una ducha relajante, me puse mi ropa, tomé la bicicleta y me dirigí a explorar las zonas boscosas de la ciudad, pedaleaba con rapidez cruzando caminos, el follaje era espectacular, todo tenía un tono fantástico y eso era lo que me maravillaba, logré subir hasta una pequeña colina y ahí estaba, el enorme árbol de mi sueño, pedalee nuevamente pero ahora con más ahínco, no sabía realmente que me esperaría al final, pero de alguna manera sabía que tenía que llegar cuanto antes, mi corazón latía a una velocidad vertiginosa, mi mente se nublaba de la emoción que tenía por llegar al lugar, mis brazos temblaban tanto por el camino pedregoso como por las sacudidas que daba la excitación de llegar <<Una última colina y ya, una última colina y ya>> eran las palabras que repasaba mi mente.
Con una última pedaleada llegué al lugar, me bajé aún impulsado por la adrenalina del momento, frente a mis ojos no había nada más que ese frondoso tronco, poco a poco la emoción se fue drenando y mis piernas comenzaron a tener espasmos, así que instantáneamente me tiré en el suelo, tal vez no era la hora para llegar.
Después de reposar, me erguí y decidí que no debía rendirme tan fácilmente, investigué la zona en busca de pistas o algo que tuviera que ver con lo que había soñado, y ahí justo enfrente de mis narices lo pude ver, en el tronco una inscripción grabada, como aquellas películas románticas mi nombre escrito junto al suyo y como si de una gran ola mi mente comenzó a colapsarse los recuerdos entraron como una inundación.
Acostado en la hierba, lo vi, podía recordarlo claramente, era Octubre podía sentirlo fuertemente en los huesos, ella arropada en mí soltando ese aire helado de nuestras bocas para después fundirlas en besos nocturnos mientras veíamos las estrellas, la calidez de nuestros cuerpos podía contra la intemperie, el roce de su cabeza en mi pecho hacía que el tiempo se detuviera y ahí abrazados lo observamos, aquella enorme estrella de mi anterior alucinación se encontraba en el cielo con resplandor, se sentía como si fuera simplemente para nosotros, algo así como un enorme regalo, gire su rostro y con el sax en mi mente la besé muy lentamente al ritmo de mi instrumental mental sin dejar de besarla la abracé fuertemente y como si de magia se tratara pude escuchar claramente su voz...
—Es Hermoso ¿No lo crees?, momentos así con la persona que de verdad aprecias.
—¿Eso crees? —Dije atrayéndola directamente hacía mi pecho nuevamente.
—Contigo todo lo creo Román— Soltó.
Y así tan fuerte como ese recuerdo entró, también salió ocasionando que mi cabeza ardiera como si de ácido se tratará, me levanté como pude y comprobé que había dormido cierto tiempo, ya que el sol comenzaba a caer y ahí sobre esa colina, pronuncié las palabras que probablemente serían las más importantes de mi vida...
—Te encontraré Katherine, no importa cuánto tarde, lo haré.
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How Do You Feel?
Novela JuvenilRomán un chico que apenas está probando la vida, por azares del destino se ve entrelazado con una persona muy especial. El problema radica cuando un día después de pasar cierto tiempo apegado a Katherine los recuerdos sobre ella son borrados drástic...