XLIII-You can't let me go.

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18/Febrero/19
Dolor, incertidumbre, cansancio.
Eran las tres emociones que atormentaban a Sarah en aquellos momentos.
Román acababa de irse y... Probablemente sería para siempre.
<<Pero... No puede dejarme ir... ¿O sí?>> Pensaba cada que podía.
Bess observaba la actitud que tenía y sabía que algo andaba mal; aún no quería hablar con ella sobre lo ocurrido ya que lógicamente podría empezar a soltar todo tipo de "Malos comentarios".
Decidí despejar mi mente y subir a la zona de construcción; los obreros trabajaban como máquinas en coordinación del dúo de pelirrojos.
No podía creer que la ex de Román estuviera trabajando en una construcción de mi propiedad <<¡Con ayuda de su propio padre!>>.
La cúpula estaba casi completada <<"Cuando tienes dinero todo avanza más rápido">> Mencionaba mi padre cada que podía.
Aquella tarde la pasé recostada hasta dormir llorando y eso... Eso no lo había experimentado desde hace mucho tiempo.


Miércoles.
Estaba cansada, aburrida y fastidiada; Abrí mi teléfono y seleccione el contacto de Matías.
Había estado hablando cierto tiempo con él en redes sociales y por las noches hacíamos llamadas; sin embargo, no lo había visto desde aquella vez en la peluquería.
Me había invitado muchas veces a las tocadas que organizaba con su banda, pero yo siempre ponía la excusa de que tenía proyectos y ciertas cosas que atender hasta esa tarde...

Seguía haciendo frío, pero eso era lo de menos, subí a mi vehículo y viaje hacía Foxarc, para este momento Matías ya me había enviado su ubicación así que me fue fácil llegar.
Mientras avanzaba a través de la ciudad no podía sacarme a Román de mi mente, el nerviosismo por ver a Matías y pensar que estaba siendo infiel hacía Román me desesperaba <<Pero... Ni siquiera fuimos nada... O más bien, no somos nada>> Reprochaba mi mente.
Más mi corazón gritaba <<¡Da la vuelta!, ¡No lo hagas Sarah!>>.
No pude detenerme, no tenía las ganas de regresar y necesitaba relajarme, si Román se había ido era su problema...
Me sentía una estúpida por pensar todas esas cosas, cada que recordaba su cálida sonrisa o los abrazos que me daba cuando pasaba por mí a la universidad... Hacían que mi pecho doliera.
Bajé del vehículo tratando de aminorar los sentimientos que para ese punto ya tenía a flor de piel.
Sequé las pocas lágrimas que había logrado derribar las barreras de mi coraje, puse una sonrisa falsa y toqué la puerta. Si bien no era una casa tan grande tenía ese toque de "Refugio para hombres"; estaba pintada de blanco, la puerta era roja completamente de madera <<Probablemente sería caoba>> Pensé al rozar con mi mano la rugosa superficie.
<<¿Y yo que voy a saber de madera?>> Me cuestioné a mí misma.
<<El tiempo, el puto tiempo lo controla todo, ¿Qué sería yo sin él?>>
Matías abrió la puerta y me saludó con una sonrisa; Tenía unos dientes perfectos, su sonrisa era tan deslumbrante.
Era algo fornido y a decir verdad no sé asemejaba demasiado a aquel chico que me había cortado el cabello meses atrás.
—¡Feliz año nuevo! — Mencionó mientras me abrazaba.
—Feliz año nuevo para ti también— Me límite a contestar; me sentía algo incómoda por lo que estás haciendo, sin embargo, permanecí firme en el lugar.
—¿Quieres escuchar cómo sonamos? — Comentó sin más.
—Oh... Se me antoja mejor un paseo por la playa— Solté sarcásticamente.
—Qué lástima... La playa más cercana es la que se encuentra en Oxpark.
—Estaba hablando... Sarcásticamente— Sentencié.
—Muy bien... Entonces... ¿Vas a pasar o qué? — Contestó con el mismo tono.
—Ya, ya, que ya entro.
—Muy bien, adelante.
Entramos en la habitación, la cual era un tanto vieja y desgastada; tal y como había mencionado en un principio era un "Refugio para hombres" (O, al menos olía a tal).
Caminé hacía el sofá mientras las figuras de los otros integrantes de la banda se quedaban viendo.
—Veras Sarah, él es Buck nuestro guitarrista y vocalista.
—Encantado de conocerte— Mencionó con una voz lúgubre.
—Ella es Monika, nuestra bajista y corista...
—¿Qué tal?- Soltó con frivolidad.
—Y yo Matías compositor y baterista... —Mencionó con cierta arrogancia a lo cual sus compañeros simplemente menearon la cabeza en señal de desaprobación—Y Nosotros somos... —Continuó Matías
—¡Ambush on the road! —Gritaron al Unísono.
—Vaya... ¿Que tienen para mostrarme? —Comenté con curiosidad.
—Nuestro tercer sencillo en lo que va del álbum— Comentó Buck.
La melodía comenzó a sonar, era un tanto ligera, aunque cada que avanzaba la canción la letra y el sonido se hacían más pesados...
Era un tono depresivo y mi ser comenzó a notarlo, las lágrimas brotaron por sí solas; Matías hizo una mueca como tratando de cortar la canción, pero Monika y Buck permanecieron tocando. Al terminar la canción, aplaudí y me retiré del lugar.
Matías me siguió a toda prisa y me detuvo justo en el umbral de su puerta.
—¿Qué pasa?, ¿Tan malos fuimos? — Soltó en un tono gracioso.
—No es eso... Es solo qué... Creo que no debo traer mis problemas a lugares así.
—¿Lugares cómo? —Preguntó en un tono un tanto ofendido.
—Lugares como este, debería estar disfrutando de tu música y solo estoy aquí como una tonta—Corté porque el llanto ya lo tenía más que retenido y el nudo en la garganta era sumamente notable.
—¿Fumas? —Preguntó.
—No.
—¿Lo has intentado? O ¿No te gusta?
—No lo he intentado... Y no creo que me guste.
—Eso no lo sabrás hasta que lo hagas—Contestó pasándome un cigarrillo.
—De acuerdo... —Tomé el cigarrillo.
El viento estaba agitado, las gotas comenzaban a caer.
—Déjame encenderlo—Mencionó mientras sacaba un Zippo de su bolsillo.
El viento trataba con fervor de apagar aquella pequeña flama, lo coloqué en mi boca mientras Matías acercaba el Zippo.
Aspiré y... No era nada como todos habían dicho, aquel efecto "Relajante" no se presentó en mí.
Expulsé el humo de mis pulmones, regresé el cigarrillo; Me senté en la orilla de la banqueta y rompí a llorar.
A pesar del dolor que sentía en mi pecho, me causaba una risa interior el hecho de que Matías no supiera cómo reaccionar era un tanto... <<¿Gracioso?>>.
Me separé de aquel sentimiento tan tonto, me incorporé y caminé hacía mi vehículo.
—Oye Sarah... De verdad... ¿Qué es lo que te pasa?
—Matías, no hay problema, no es algo en lo cual tu estés relacionado.
—Pero... Sarah...
—¿Podemos hablar en otro momento? —Pregunté mientras abordaba mi auto.
—De acuerdo... Esto no era como tenía planeado... Aunque bueno, probablemente ¿No sea el momento indicado? ¿Verdad?.
—No lo sé, prometo llamarte, nos vemos.
Y así como así, salí de aquel lugar, y conduje hasta una pequeña zona en donde Román y yo ciertas tardes conversábamos al salir de la escuela.
Abandoné el vehículo, compré algunas golosinas en la tienda de autoservicio y me acomode en la única banca del lugar, a pesar de la lluvia, a pesar del dolor en mi corazón, a pesar de los pensamiento que inundaban mi mente, a pesar de todo, permanecí ahí.
Aquella noche no sabía si las lágrimas eran las únicas que resbalaban por mis mejillas.
<<Llorar por un hombre... ¿De verdad?>> Replicaba mi mente.
<<De verdad>> Contestaba mi corazón.

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