COMPLETA | Es difícil ver profundamente en el interior cuando estás bajo presión. Revolucionamos el mundo entero, nuestro mundo, sin darnos cuenta de lo que en realidad pasaba a nuestro alrededor.
¿Estábamos realmente preparados para vivir nuestro s...
–¿Vas a ir? – asentí como si Marisa al otro lado de la llamada pudiera verme –Ashley...
–Solo vamos a hablar, no vamos a estar solos y no ha intentado nada más. Le noto cambiado, como... ¿Más maduro?
–Antes también era maduro y pasó lo que pasó... – asentí mirando lo que ponerme.
Me decanté por unos pantalones vaqueros cortos y una camiseta de tirantes blanca junto con unas botas negras. Cogí una chaqueta de camuflaje por si hacia frío.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
–Solo espero que sepas lo que haces, sabes que siempre te apoyo en todo. Así que si tú crees que debéis hablar, hazlo pero... – sonreí con ternura.
–Pensando en las consecuencias. Lo sé, te prometo que sé lo que hago.
–Te quiero... Nos vemos en unos días – nos despedimos mientras cogía una mochila de cuero negra. Fredo me había pedido que la llevara para meter su cámara dentro.
Llegamos al Central Park la mayoría de mis bailarines, junto con Fredo, Justin y Martin Garrix que había llegado esta mañana.
Había personas con sus móviles, fotógrafos, personas que se quedaban mirándonos mientras paseaban...
–Así que... ¿Pretendes lanzar nuestra canción en mi concierto? – le pregunté a Martin cuando nos separamos del resto.
–Si. ¿Te parece bien? – asentí emocionada –Nueva York es el lugar idóneo, tu concierto es increíble y bueno, la cantante igual. Todo es perfecto, solo espero que guste.
Pasé mis brazos por su cintura abrazándole.
–Hemos trabajado mucho en esa canción, estoy segura que todo irá de maravilla. A todas las discotecas que vayamos... Allí estará – me sonrió ampliamente contagiándomelo.
Hicimos fotos, reímos por las tonterías que hacían mis bailarines, subiéndose por lo árboles como unos monos.
Apunté con la cámara haciéndole una foto a Fredo cuando llegamos a la gran explanada sin árboles que había. Sonreí ampliamente viendo sus caras.
Una mano cogió la cámara y fruncí mi ceño mirando a mi lado viendo a Justin, mirando las fotos.
Me saqué la tira de la cámara del cuello y se la puse a él.
–¿Puedes hacerme fotos? – arqueó su ceja.
–¿Crees que ahora soy tu fotógrafo?
–Siempre me has hecho fotos a cada momento – me encogí de hombros.
–Para hacerte de rabiar, no porque las quiera – asentí rodando mis ojos. Oí el sonido de la cámara dándonos a entender que había hecho la foto –Listo.
–¡No estaba preparada! – se encogió de hombros mirando cómo había quedado. Cuando le ví reirse a más no poder me acerqué para verla. Salía rodando los ojos –Vaya, gracias... – le empujé y tendí mi mano para que me diera la cámara.
