Dibujando Sonrisas

Capitulo 6

Tomando de su mano la lleva por los pasillos vacios, al principio ella se negó porque no quería irrumpir con las reglas de la institución. Al chico solo le basto una frase para convencerla "Ven conmigo si quieres volar". Ahora los dos se encuentran corriendo por los pasillos, después de clases, escapando de algún profesor, trabajador o cualquiera que pueda detenerlos.

Por la dirección en la que van, Rei sabe que la llevara a la azotea. Quiere decirle que ese lugar esta prohibido para los estudiantes y por eso no se les permite el paso, pero ya que ella estuvo ahí el primer día de clases siente que no tiene la suficiente moral para reprocharle. Esa es una de las razones por las que se esta dejando llevar, la segunda razón es porque quiere ver lo que Chester planea mostrarle. Las palabras de su hermano vuelan en su mente, súbitamente suelta su mano.

- ¿Qué ocurre? - le pregunta Chester, sorprendido.

- No estoy seguro que estoy sea correcto - argumenta ella.

- Entiendo que estés asustada porque ya las clases finalizaron y si nos descubren estaremos en problemas - mira a los alrededores.

- No es que esté asustada, es, es otra cosa.

- Sabes, admito que no te conozco del todo, lo único que sé de ti es tu nombre, creo, y que eres la más inteligente del colegio, lo vi en la cartelera - agrega de inmediato al ver su reacción -. Estoy seguro que llegaste hasta ese lugar siguiendo las reglas, yo no quiero corromperte, solo quiero que veas algo.

Esta es la primera vez que Rei ve la cara de Chester sin su sonrisa, es tan seria, llena de seguridad. Con esa expresión demuestra que no tiene malas intenciones.

- Esto esta mal, estamos rompiendo las reglas - dice Rei -. Pero hagámoslo, si alguien nos ve le decimos que pertenecemos a un club.

Chester recupera su sonrisa, agarra la mano de Rei y se vuelve a echar a correr. Suben al último piso y llegan a las escaleras que dan a la azotea.

Chester deja caer su mochila, extiendo los brazos, dejándose acariciar por la brisa.

- No te vayas tan allá o podrías caerte - le advierte Rei.

- Tranquila, no me caeré - le asegura -. Ya estuve aquí antes - recoge su mochila, abre uno de los bolsillos y saca una libreta. Se la entrega a Rei, justo donde un dibujo abarcaba dos paginas.

- ¡Dibujaste todo el colegio! - exclama Rei. Se acerca al borde para ver la precisión del dibujo del colegio -. Está todo.

- Si, desde los salones, pasando por el comedor, el teatro, el gran árbol en el patio central, hasta el borde donde me senté.

Rei admiraba perpleja el dibujo, todo es tan preciso, los vidrios faltantes en las ventanas del segundo piso, las sombras, los pupitres y pizarras en los salones.

- ¿Esto es lo que querías mostrarme? - pregunta Rei, admirada y dolida a la vez.

- Si - afirma, sentándose para apreciar la vista. La invita a sentarse junto a él -. El día que te dibuje me sentía inspirado y deseaba dibujar más. Como ves, allá esta nuestro salón - señala a la derecha -. Desde mi asiento vi este lugar, vine aquí luego de entregarte el dibujo. Al ver todo esto, me sentí emocionado, la vista es preciosa y merece ser plasmada.

- ¿Eso que tiene que ver conmigo? - le interrumpe.

- Ayer, cuando hablamos, vi tu reacción, me di cuenta de algo - ella lo ve a los ojos de Chester, los cuales miraban al frente -. Como te dije, no te conozco, pero si reconozco a alguien que ha dejado sus sueños - confiesa, mirándola a la cara -. No sé que es, ni que paso, solo sé que eso te afecto y por eso eres así.

- ¿Cómo soy? - pregunta, ahora sintiéndose ofendida.

- infeliz - le dice -. No solamente tengo un buen ojo para los dibujos, también para las personas.

- ¡Estas equivocado! Soy muy feliz, soy una de las mejores estudiantes, mi familia es adinerada - le aclara ella, mientras se levanta para irse.

- ¿Y eso de verdad te hace feliz? - interroga él, yendo tras ella -. Mírame a la cara y dime si eso te hace feliz.

Rei se voltea mirándola a los ojos, al verlo sabe que no puede mentir.

- Ven conmigo - dice Rei, antes de tomarlo de la mano y arrastrarlo por todo el colegio.

- ¿Por qué entramos al teatro? - pregunta Chester, luego de que Rei lo hace entrar por una puerta trasera.

- Es aquí donde los guardan.

- ¿Qué cosa?

- Ya veras, ya casi llegamos.

Caminan por un pasillo oscuro, no tan largo, lo oscuro del lugar lo hace ver extenso.

El final del pasillo los lleva a la parte de atrás del teatro, ven un escaparate con disfraces, ventiladores, adornos, fondos falsos, e instrumentos musicales. Chester se acerca al telón para ver al otro lado, para corroborar que no haya nadie en el lugar.

- ¿Qué hacemos aquí, es que eras una gran actriz y lo abandonaste?

- ¿Tengo apariencia de ser actriz? - pregunta sonriéndole.

Chester le devuelve la sonrisa.

- Hace mucho había algo que amaba con pasión - se acerca a una manta que cubre algo grande -. Se me fue arrebatado cuando lo estaba disfrutando como nunca lo he hecho con más nada - quita la manta revelando lo que esta debajo.

- Rei - masculla Chester -. No me imagine que fuera esto.

Rei se acomoda en el asiento y toca una dulce tonada en el piano.

Chester disfruta la tonada, pero disfruta más ver la cara de felicidad de Rei. Su semblante cambia completamente, ya no se ve como esa joven retraída e insegura de si misma; se le ve llena de vida y emoción.

Rei comete un fallo, desentonando la melodía. Llena de frustración presiona todas las teclas que puede.

- ¿Qué ocurre? - le pregunta Chester, alarmado.

- Antes, antes - masculla -. Antes lo tocaba sin equivocarme, pasaba horas practicando. Desde niña esto era lo que más amaba - dice, al borde del llanto.

- ¿Por qué lo dejaste?

- Yo no quería dejarlo, me obligaron.

- ¿Quién lo hizo?

- Mis padres - las lágrimas desbordan por sus mejillas -. En primer año, no quede el entre los diez mejores. Mis padres se sintieron decepcionados de mí, reprocharon que pasara el día tocando en vez de estudiar. Me hicieron abandonar el piano para dedicarme a los estudios.

- Desde entonces haz estado en el primer lugar - termina de decir Chester.