Capítulo 51

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Ninguno de sus compañeros logro animarla durante los días siguientes, inclusive los profesores trataron de animarla, la preocupación los invadió cuando a duras penas logró aprobar el examen de biología.

    - Usted sabe que es una de las mejores estudiantes, estoy seguro que lograras pasar mi examen. Sé que puedes – le dijo el profesor Vélez dos días antes de su examen final.

    - Nunca has sido buena en mi asignatura, no te va bien los deportes, en las otras eres excepcional. Si sacas buenas calificaciones en los otros exámenes podrás subir el índice académico aunque en mi examen no salgas tan bien. Nada más digo – le dijo el profesor Saviola, de deporte

A pesar de sus palabras no lograron animarla, hasta pensaron que ni los había escuchado.

    - Entiendo que estás pasando por un momento fuerte, su padre nos comunico de ello – la consoló la profesora Juspeczyk -. No vengo para animarla para que apruebe con creces los exámenes, quiero animarla porque es mi alumna, y eso es lo que me importa en estos momentos. Sus compañeros también están preocupados, ellos la conocen mejor que yo, al verlos así me preocupo más, el joven Carroll ya no sonríe tanto como antes. Espero pueda animarse, jovencita Hiddeams.

Sus compañeros del club la observan desconsolados, su amiga lleva días en ese estado de ánimo y ellos no han podido hacer nada para cambiar eso.

La profesora se levanta del pupitre que está al frente de Rei, arquea sus cejas para los chicos, con intenciones de que ellos continúen intentando animarla.

    - Oye, Rei – comienza Morrison -. Has estado apagada los últimos tres días, eso nos preocupa enormemente. La profesora – Morrison se voltea para ver si la profesora sigue en el salón, la cual ya iba saliendo por la puerta – Juspeczyk nos pidió que te animáramos, no por los exámenes finales, no le preocupa eso – hace una pausa mirando a sus compañeros -. Quiere verte animada porque, al igual que nosotros, se preocupa por ti.

Rei mantiene su mirada fija en sus manos que reposan en el pupitre.

    - Ya te había visto así una vez – dice Beth -, fue cuando te quitaron el piano. Aquella vez empezaste el segundo año con el mismo estado de animo, únicamente preocupándote por estudiar, descuidando a tus amigos – Beth frunce el seño, aprieta el puño -. No quiero que vuelvas a pasar por lo mismo, Rei. Prometimos que te ayudaríamos y lo estamos intentando – Beth se dirige a los chicos -. Alguien más que lo intente, no sé cómo continuar.

Stinson da un paso adelante.

    - Rei, tú sabes muy bien que te quiero mucho, de todos los que estamos acá, yo soy el que está más preocupado. Por eso también soy el que está más interesado en que vuelvas a recuperar el animo, me duele verte en ese estado, me hace sentir que estoy fallando a mi promesa – esa ultima palabra afecta a Rei, por primera vez su semblante se ablanda un poco -. No quiero fallarte, no me permito fallarte en lo que te prometí – el rostro se le tensa, llenándose de dolor.

Alemán le toca la espalda.

    - Tenemos que ir a clases.

Stinson asiente.

    - Yo tengo que irme a casa – dice Morrison -. Tengo que resolver unos asuntos.

    - Yo también tengo que irme – dice Beth, se le oye algo disgustada -. Ches, ¿hoy no tienes que ir a trabajar?

    - Sí, entrare en una hora – dice, mirando su muñeca en la que no hay un reloj -. Pero primero tengo que decirle algo a Rei.

    - Te espero abajo – dice Beth.

Chester se sienta en el pupitre a la izquierda de Rei.

    - Otro punto decisivo, una bifurcación clavada en el camino. El tiempo te agarra por la muñeca y te dirige  por donde ir... – Chester se dirige Rei - ¿Quieres escuchar algo curioso? – le pregunta a Rei, la cual no responde, aun así Chester prosigue -. De niño muchos me decían que mi cabello es negro azabache, yo no sabia de colores, así que preguntaba cuál era la diferencia entre el negro y el negro azabache. Unos me decían que el negro es negro y el azabache es más brilloso, azulado – Chester hace una mueca que podría ser confundida con una sonrisa -. Al tiempo descubrí que el blanco y el negro no tienen decoloraciones, no puedes decir que quieres un blanco más blanco o uno más oscuro, y no puedes decir que quieres un negro más claro ni un negro más negro - Rei se gira para verlo al no comprender a dónde quiere ir Chester -, un blanco más oscuro ya seria gris, y un negro más claro…

    - Chester, no te entiendo.

    - Sí, creo que me fui por las ramas – se excusa -. Para terminar. No hay negro más brillante, para mí, el azabache es un azul marino oscuro que se confunde con el negro, sabes cómo son las personas con los colores – Rei levanta las cejas.

Chester sonríe, rascándose la nuca.

    - Te dije que era curioso – le recuerda -. Tu color de cabello es ébano – señala sin mirarla -. Aquellos que no conozcan de colores dirían que es marrón oscuro – agrega con risa -. El ébano también es un árbol tropical de densa madera, tronco fuerte – Chester hace énfasis en la ultima palabra -. Usan la madera preciosa para las mesas finas – Chester golpea la madera del pupitre con la yema de su dedo -. Me conoces bien, sabes que soy malo para las palabras, lo mío es dibujar. Es curioso que hace poco prometimos  ayudarnos cuando pasara algo malo y llega esto repentinamente – Chester echa todo su peso en el respaldo del pupitre -. Todo pasa por algo, lo sé, lo que no comprendo…

    - ¿Interrumpo algo?

Chester levanta la mirada.

    - Helena de Troya – anuncia -. ¿En que te podemos ayudar?

    - Quiero hablar con Rei.

Chester se dirige a Rei, no se siente seguro de dejarla a solas con Rei.

    - Está bien – le dice Rei. Chester se levanta y se va a la puerta.

    - Tú y yo no somos amigas – comienza diciendo -. No nos agradamos, y desde que mi novio golpeo al tuy… – titubea -, a tu amigo, las cosas entre nosotras empeoro. Tampoco vengo a darte ánimos, vengo a decirte que quiero obtener el primer lugar, lo sabes bien. Pero no quiero conseguirlo de esta manera – Rei levanta la mirada, confusa -. Si lo obtengo, quiero que sea por esfuerzo propio, no porque caíste en una depresión profunda. Quiero una rival con la cual competir, no una chica que dé lastima – se detiene, pensando que lo ultimo fue una palabra fuerte -. Así que recupérate y da batalla, ya tendrás tiempo de deprimirte – y con eso se va.

Chester vuelve a entrar.

    - ¿Qué quería Lintper? – pregunta.

    - Batalla – masculla Rei -. Las personas malas también pueden ser buenas.

Chester la mira confuso, mira hacia la puerta, luego otra vez a Rei.

    - Por ahí escuche que Hitler era vegetariano.

Rei mira a Chester. Suelta un bufido.

Dibujando SonrisasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora