Capítulo 25

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Las personas se aglomeran en la entrada, todas buscando pasar, el calor aumenta a cada segundo, lo que provoca que algunas suden drásticamente y que sus pieles estén pegajosas, algo que resuelta incomodo al tocarlas. Una chica logra hacerse paso entre ellos, es notable al verla pasar gracias a su cabellera roja, esquiva a las sudorosas personas mientras discute por su celular.

    - No, no sé irme en metro – reclama -. Ésta será la primera vez y estoy segura que me perderé.

Va a la estación de servicio para informarse, pero no hay nadie, lo único que ve es el mapa dónde indica cada una de las estaciones.
   
- ¿Qué debo tomar cual? – dice confundida -. No sé, veo muchas estaciones, pero ninguna que se llame estación Fratini. Olvídalo, yo veré cómo llego a casa – dice antes de colgar la llamada.

La chica guarda su celular en su cartera, y ésta la deja en una de las sillas cercanas. Recorre con el dedo el mapa de las estaciones buscando la suya, con una preocupación cautelosa.

    - Esas son las estaciones del norte, tú vas al sur – dice una voz detrás de ella.

La chica se voltea, justo detrás de ella se encuentra un chico con una sonrisa de oreja a oreja.

    - Chester.

    - Hola, Beth – saluda, manteniendo su sonrisa -. La estación Fratini es al sur, es aquel mapa el que debes revisar – señala un mapa que está a su izquierda.

    - Conoces bien el metro – inquiere Beth -. ¿Lo usas con frecuencia?

     - Es el medio de transporte que uso para ir a todas partes – responde, buscando en el mapa la estación de Beth -. Me compre los mapas de las estaciones cuando me mude a la ciudad. Así que si me pides que vaya a un lugar, llegare en metro. Tu transporte llegara en quince minutos por la línea 5.

Beth se acerca para corroborar lo que Chester le dice.

    - Menos mal que apareciste o estaría perdida – bromea Beth -. ¿Acaso me sigues?

    - Eso seria terrorífico – sonríe cerrando los ojos -. Iba entrando y vi algo rojo corriendo entre las personas, al ver el uniforme supe que eras tú.

Beth sujeta un mechón de su cabello, juega con él y sonríe. Va en busca de su cartera, sujetándola por una de las tiras. Al guardar su celular dejó el cierre abierto, por eso todo su contenido cae al piso. Se apresura en agarrar su celular y revisar que esté bien, sin golpe y sin nada que le provoque un infarto.

    - Toma – le dice Chester, pasándole algunas de sus pertenencias.

    - Gracias – dice tomando los objetos.

Ambos recogen los objetos en el suelo sin decir una palabra. Una vez terminado Beth busca a ver dónde es su parada.

    - Rei me contó lo que hiciste esta mañana – dice Chester.

Beth no se sorprende, por alguna razón se esperaba que Chester lo mencionara en algún momento.

    - Yo no hice nada, simplemente me canse de Jennifer y sus estupideces.

    - Eso fue lo que me comentó Rei – Chester toma asiento -. Aún no llega el metro de ninguno de los dos, podemos charlar antes que lleguen.

Beth no está segura de sentarse, pero al ver la sonrisa de Chester siente que no hay problema si lo hace, así que se sienta.

    - ¿Por qué eras parte del grupo de Jennifer? – pregunta Chester, manteniendo la sonrisa -. Tengo esa duda desde la primera vez que vi que eras la única que no se burlaba de Rei.

    - Si te soy sincera, no estoy tan segura – confiesa Beth -. Creo que todo empezó cuando Rei me abandonó, cuando prefirió los estudios que a mí. No es que tuviera celos, era que me molestaba que me dejara así nomas, como si nuestra amistad no hubiese significado nada para ella.

    - Entonces como viste que Jennifer se burlaba de Rei, te le uniste.
   
- Al principio sí, lo hacia para desquitarme, pero luego vi lo bobo que era. Con cada año que pasaba veía a una Rei distinta, menos alegre, menos activa, con menos vida.

El sonido de la llegada de un metro se apodera del lugar. Los dos se mantienen esperando que todo vuelva a quedar en silencio.

    - Me sorprende que Rei se atreviera a abrirse contigo – admite Beth -. A mí me abandonó, mejor dicho, a todos. Pero luego llegas tú y todo cambia.

Chester sonríe ante las palabras de Beth.

    - Yo tampoco sé cómo logré ese cambio en Rei – se detiene para mirar el techo -. Lo único que hice fue hacer un dibujo de ella, con el pequeño detalle que dibuje una sonrisa donde no la había. Eso fue el comienzo de todo, una sonrisa.

Beth observa la sonrisa de Chester, de oreja a oreja, con los ojos cerrados. Al verla se siente contagiada de ella, sonríe junto a él.

    - Tú y Rei podrían volver a  intentar ser amigas – sugiere Chester.

    - Podría – repite -. Pero no lo veo conveniente en este momento.

    - Creo que entiendo. Necesitas tiempo para pensarlo.

    - Eso creo – dice Beth -. ¿Tendría que unirme a su club?

    - No es necesario, pero te divertirías mucho.

    - Con el grupo que son ustedes, no lo dudo.

Ambos ríen amistosamente. Beth aparta de su cara un mechón de su cabello, recordando lo que le dijo Chester al principio.

    - Mi cabello es muy llamativo, ¿no?

    - Demasiado, diría yo – dice, soltando una sonrisa -. Lo bueno es que cuando te sonrojas tu cabello sirve de camuflaje.

Beth se sorprende, no se esperaba algo así.

    - ¿Qué quieres decir?

    - Cuando te sonrojas pareciera que es tu cabello lo que se ve y no tus mejillas. Eso es fascinante – Chester se levanta de la silla mirando al frente.

Beth se sonroja inconscientemente, el calor de sus mejillas se lo hace notar.

    - Tu transporte se acerca. Aquella es tu parada – dice Chester, señalando el lugar.

Beth ve como Chester le sonríe son sinceridad.

    - Fue un placer hablar contigo, Beth. Cuando puedas visita nuestro club, nos vendría bien una mano.

    - Lo hare.

Chester se aleja, dejándola sola.

Al verlo entiende que él es el causante del cambio en Rei, y en alguien más…

Dibujando SonrisasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora