Capítulo 31

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Una gran multitud de estudiantes se dirige al estacionamiento que está a dos cuadras del colegio. Durante la mañana circulo el rumor que en ese lugar se dará un gran evento al que muchos asistirán. En el lugar se encuentran una gran cantidad de estudiantes de varios años del colegio.

    - No deberías ir – recomiendo Morrison.

    - Quedare como un cobarde – comenta Chester.

    - En eso tiene razón – corrobora Stinson -. Es preferible que sea golpeado y humillado hoy ante todos los estudiantes, que ser humillado todos los días por los estudiantes.

    - No hay mucha diferencia – interviene Rei -, al menos con la segunda se salvaría de la golpiza.

    - Oigan, estoy aquí – les recuerda Chester -. Existe la posibilidad de que yo le dé una paliza a él y no él a mí.

Sus amigos lo miran sin respuesta y con dudas en sus caras, incrédulos ante lo que acaba de decir.

    - Oigan, él me quiere herir físicamente, no es necesario que ustedes lo hagan sentimentalmente – dice Chester.

    - No nos malentiendas – dice Morrison -, es que conocemos a Reinaldo y hemos visto lo que hace. En cambio a ti…, eh.

    - Te la pasas sonriendo como idiota y entregándole dibujos a las personas que ayudamos.

    - ¡Stinson!

Chester se encoge de hombros y continúa su camino hacia el estacionamiento. Sus compañeros siguen intentado detenerlo, pero Chester ignora a sus amigos comiendo de sus galletas que guarda en el bolsillo del suéter. Al cruzar en una esquina se ve a la multitud de estudiantes esperándolo, los que lo ven avisan a los demás, los cuales se voltean par verlo llegar.
  
    - ¿Estás seguro de lo que harás? - Chester se voltea, recostada a la pared se encuentra una chica -. ¿Crees poder ganarle?

    - He estado en muchas peleas – le contesta.

    - ¿Cuántas ganaste?

    - Ninguna – dice el chico sonriendo -. Hola oscuridad, mi vieja amiga. He venido a hablar contigo otra vez… Si que ha pasado tiempo.

Chester avanza hacia la multitud, al verlos sonríe por el pensamiento que viene a su mente. Lo compara con los antiguos gladiadores romanos entrando al coliseo; los estudiantes son el pueblo deseoso de ver el sufrimiento ajeno como entretenimiento; Lintper es el emperador que desea la muerte del gladiador, y Reinaldo es el león. Chester los observa a todos, ve a todo el equipo de futbol, incluido Thiago, ve a Jennifer y su grupo burlándose de él. Todos en su contra, nadie quiere verlo triunfar, sus amigos están lejos, apenas si lo ven a través del muro de personas alrededor formando un circulo.

    - ¿Creen que pueda salir ileso? – pregunta Rei, temiendo por su amigo.

    - Tal vez pase un profesor y detenga todo – dice Alemán -. El rumor de la pelea se esparció por todo el colegio.

Una vez los dos quedan en franelillas, Reinaldo se lanza contra Chester, el cuál lo único que hace es cubrirse de los golpes. Reinaldo busca abrir la guardia de su adversario amagando golpes a la barriga para conectarle uno en la cara, pero Chester mantiene su guardia dando pasos hacia atrás o usando sus codos para detener los golpes bajos. Reinaldo se mueve hacia los lados para golpear a los costados, y funciona, ya que Chester se mueve lentamente y con dificultad a los laterales, lo cual permite que Reinaldo acierte algunos golpes en los costados y pecho.

La multitud grita despavorida al ver los golpes, celebrándolos como si se tratara del año nuevo.
   
    - Chester es muy lento para girar, parece auto viejo – comenta Stinson.

    - Si sigue así definitivamente terminara como auto viejo – agrega Morrison.

Reinaldo vuele a conectar unos golpes, Chester logra reincorporarse y ver un hueco en la guardia del otro, lo que le permite proporcionándole un golpe en la nariz. La sorpresa invade a todos los espectadores, ese golpe fue inesperado, y brindando algo de esperanza a los amigos de Chester.

Reinaldo se toca la nariz, siente la sangre brotando de su nariz. Su cara refleja la ira que siente por el golpe que acaba de recibir.

    - Deberían meterse y detener la pela – pide Rei a sus amigos.

    - No podemos – responde Stinson.

    - ¿Por qué?

    - Porque si lo hacemos alguien del club de futbol se meterá, y es posible que no sea sólo para apartarnos – dice Stinson, rascándose la comisura de los labios.

    - Recordé que Chester tiene problemas en la cervical, lo dijo en educación física – comenta Rei, viendo con dolor a su amigo que es golpeado.

    - Eso no es bueno – masculla Morrison.

El sol se está ocultando, regalando un cielo anaranjado teñido con algunas nubes. La gran multitud se ha ido, están satisfechos con el espectáculo que presenciaron. El pueblo quiso sangre y la obtuvo. En el lugar sólo permanecen cuatro chicos rodeando a un quinto, que está sentado en el piso escupiendo sangre. Una sexta persona los observa desde lejos.

    - ¿Saben que tiene de bueno que hoy sea viernes? – pregunta el chico de la sonrisa apagada -. De que tengo el fin de semana para que la hinchazón se reduzca – sonríe forzadamente.

Sus amigos no responden, verlo en ese estado es lamentable. Stinson arranca unas hojas de su libreta para que Chester pueda limpiarse la sangre.

    - Eso no le servirá – dice alguien detrás de ellos. Pasa entre todos, se agacha junto a Chester, abre su cartera y saca toallas húmedas, algodón y alcohol.

    - ¿Llevas una farmacia en tu cartera? – bromea Stinson.

    - No, estúpido. Es para quitarme la pintura de las uñas – refuta la chica, limpiando la cara de Chester -. Si que quedaste feo.

    - Debes ver cómo quedo el otro, lo deje peor – bromea Chester, forzando su cara para sonreír.

    - Dijiste que participaste en muchas peleas, ¿no aprendiste nada de ellas?

    - Sí, a defenderme.

    - ¿A esto le llamas defenderte? – exclama señalándole la cara.

    - Sólo recibí cinco golpes en la cara, los demás fueron en el cuerpo – Chester arruga la cara por el algodón bañado de alcohol.

Rei se acerca a su amigo, sosteniendo su suéter.
No podrás usarlo hasta que estés limpio de sangre – dice Rei.

    - Tranquila, pronto estaré limpio, todo gracias a mi enfermera – vuelve a bromear.

    - Gracias por lo que haces, Beth.

    - No es nada – contesta Beth, limpiando el ojo de Chester -. No te vuelvas a meter en líos, sales muy mal de ellos.

     - Tratare de no hacerlo.

Dibujando SonrisasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora