Capítulo 28

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La mañana comenzó recibiendo a los alumnos con un arco de globos en la entrada del colegio, los pasillos estaban adornados con lazos rojos de telas preciosas, los pilares fueron adornados con globos asemejando la forma de flores. En los balcones del primer piso colgaban pancartas enormes con frases de poemas. En el inicio de los barandales de cada escalera se ubicaban ramos de flores.

Los alumnos fueron llevados al teatro para presentarles una obra que trata de un hombre que conoce a una hermosa mujer, a la que un día le regala una rosa y desde ese momento la mujer queda enamorada de él. Ella trata de hacer que él se enamore de ella, pero sus intentos fracasan, terminando en momentos graciosos. La obra termina con un final bonito que les encanta a todos.

Después de la obra las clases continuaron con toda normalidad, los alumnos vieron sus clases habituales, algunos estudiantes presentaron exámenes, después de la obra el día volvió a ser un día más de clases. El único cambio que hubo fue en el receso, antes de salir a descansar, a los alumnos se les pidió que anotaran en el papel el nombre de la persona de la que estuvieran enamorados, pero que no fuera su pareja. Ese papel lo introducirían en una caja enorme ubicada en el podio, ahí podían depositarlos.

Cuando terminaron las clases todos los alumnos acudieron al patio, frente a la gran caja. La directora del concejo estudiantil sacaría varios papeles, y si salía el nombre de la persona de la cual se estuviera enamorado, tendrían que confesarle su amor. Para muchos fue una sorpresa, otros lo vieron como la oportunidad de conseguir pareja.

Desde el primer piso Chester observa el espectáculo que hay abajo, con su cuaderno en mano retrata a la multitud.

    - ¿Qué haces?

    - Estoy inmortalizando este momento – contesta Chester -. ¿Por qué no estás abajo esperando que salga el nombre de esa persona especial?

    - Ya tengo novia.

Chester se le queda viendo.

    - Me gustaría conocerla algún día. Tengo la duda de saber cómo es la novia del presidente del club.

Morrison se ríe, acomodándose los lentes.

    - ¿Tú por qué no estás ahí abajo? – pregunta Morrison a Chester.

    - No tengo ningún interés amoroso – contesta.

Morrison se sorprende, no cree lo que dice Chester.

    - ¿En serio? ¿No hay una chica que te llame la atención aunque sea?

    - No, ninguna – contesta firmemente -. Creo que es porque tengo otras cosas en mente.

    - Eso si que sorprende – admite Morrison -. Desde hace tiempo he creído que te gusta una chica, veo que me equivoco.

    - Eso es porque el amor está en el aire – bromea Chester -. Hoy todos andan enamorados, es el día especial para eso. ¿No crees?

   - ¿Sabes cómo surgió esta festividad?

    - No, no lo sé.

    - En la antigüedad el papa Galio I prohibió los matrimonios de sus soldados, un hombre llamado Valentín los casaba en secreto. Un 14 de febrero fue descubierto, su castigo fue la muerte – Morrison mira a Chester -. ¿Sigues creyendo que el amor está en el aire?

Chester se ríe luego de oír esa historia.

    - Pues algunas personas son rechazadas, supongo que ese es su castigo – bromea Chester.

    - Como Stinson – dice con burla.

    - ¿Se volvió a confesar? Pero el nombre de Rei no ha salido.

    - No le importó, aun así lo hizo. Y bueno – Morrison hace un gesto con la mano -. Tenemos su decimocuarta vez que es rechazado.

    - ¿Me pregunto por qué lo sigue intentando?

    - Con cada rechazo Stinson se vuelve mejor persona. A veces creo que Rei lo sabe y por eso lo hace.

    - ¿Cómo así?

    - En primer año Stinson era gordito, Rei lo rechazó, para al año siguiente adelgazo. En segundo Rei lo rechazó porque no era nada atlético, fue así como surgió el amor de Stinson por la patineta. El año pasado perdería el año escolar, Rei le dijo que nunca podría salir con alguien que le quedara el año. Milagrosamente Stinson salvo el año. ¿Ves lo que digo? Algunos rechazos fueron insignificantes, otros cambiaron la vida de ese tonto.

Chester no responde, cierra su cuaderno y se queda viendo a la multitud.

    - ¿Crees que las personas aprendemos más de lo malo que de lo bueno? – pregunta Chester.

    - Pregunta rara – dice Morrison -. Sabes, creo que sí. Es lamentable, pero el ser humano reacciona mejor después de lo malo.

Chester sonríe.

    - Espero que te guste el detalle que hice para que sepan que adornamos todo esto.

    - ¿Para dónde vas? – pregunta Morrison.

    - A buscar a alguien.

Morrison observa lo que señaló Chester antes de irse corriendo.
En la baranda del balcón ondeaba una pancarta con una sonrisa.

Chester corre por los pasillos, sube y baja escaleras, va de un lugar a otro sin descanso.

A lo lejos logra ver algo llamativo que atrae las miradas de cualquiera que lo vea. Se acerca contentamente.

    - Por fin te encuentro – dice Chester, con la respiración entrecortada.

    - ¿Qué pasó? ¿Te encuentras bien?

    - Sí, sí, lo estoy. Es que te estuve buscando por todo el colegio – dice girando su dedo -. Toma – saca un papel de su cuaderno y lo entrega a la chica.

    - ¿Un dibujo? ¿A qué se debe?

    - Feliz cumpleaños, Beth.

Beth se sorprende, sus ojos demuestran el asombro que siente.

    - ¿Cómo lo sabes?

    - El día del metro, tus pertenencias se cayeron, entre ellas tu documentación y vi la fecha – responde sonriendo.

    - Supongo que… gracias – dice Beth, viendo su dibujo -. Eres la única persona, a parte de mis padres, que hoy me dio algo por mi cumpleaños y no por ser día de san Valentín.

    - Pensé en hacerlo, pero supuse que un regalo de cumpleaños seria mejor.

    - Muchas gracias, Chester.

    - Disfrútalo – le dice Chester, sonriendo -. Camuflaje – anuncia.

Beth lo ve a la cara, esta vez no oculta su rostro.

Dibujando SonrisasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora