Capítulo 40

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La ventana estaba trabada y no se podía abrir, el calor era insoportable, y con tantas personas en el lugar lo aumentaba más. En el asiento de al frente dos chicas escuchaban música a todo volumen, cantando como si estuvieran en un concierto; en el asiento de atrás un hombre hablaba por teléfono, hablaba con tanta tranquilidad como si nadie lo estuviera escuchando; en el asiento de a lado un hombre llevada dormido desde hace cinco paradas atrás, su leve ronquido lo delataba; intentando abrir nuevamente la ventana, Jin deseaba escapar de ese lugar.  

Aún seguía castigado, por lo que no podía usar el auto y debía irse en autobús a la universidad, y a cualquier otra parte a la que fuera, su castigo iba para rato. De vez en cuando extrañaba poder viajar sin tener que escuchar a dos locas cantando hasta quedar afónicas, soportaba esa tortura sabiendo que había hecho lo correcto al defender el deseo de su hermana de unirse a un club.

El autobús se detiene en la parada, Jin aprovecha para bajarse y caminar para refrescarse, su universidad se encuentra a tres cuadras desde la parada. En la calle el calor es menos intenso, resultaba un poco más refrescante que dentro del autobús. El castigo no le resultaría tan malo si fuera temporada de lluvia, prefería caminar bajo la lluvia que bajo de un sol sacado de un desierto inhóspito.

    - ¿Cuándo te dejaran usar el auto otra vez? – pregunta una de sus compañeras.

Jin reposaba su cabeza en su mano izquierda, miraba a la pizarra despreocupado. Suspira profundamente, se echa para atrás y, con la misma mirada, le responde a su compañera.

    - Lo que le queda de año escolar a mi hermana.

    - ¿Cuándo termina? ¿En julio? ¡Faltan dos meses para eso! – la chica se sorprende, levanta las cejas haciendo una mueca de queja -. ¿Por qué cuando tú hermana termine el año escolar y no cuando tú termines el semestre? 

Jin sonríe.

    - Estuve a favor de ella para que consiguiera cierto interés que tenia – Jin mira al techo -. El castigo es para los dos, yo sin poder usar el auto, y ella viendo como tengo que sufrir por ello – Jin vuelve a reposar su cabeza sobre su mano -. Eso le servirá para que ella vea lo mucho que se tiene que esforzar.

Durante toda la clase, Jin se mantiene con la misma posición, lo único que hace es cambiar de mano cuando el brazo se le cansa y se le empieza a entumecer. Y así estuvo en la siguiente clase, y el resto del día en la universidad.

Al finalizar las clases, Jin toma sus pertenencias y sale del aula sin mucha prisa. Visita el baño rápidamente, se lava las manos y la cara para despejar el cansancio que lo abruma. Se mira en el espejo para peinarse el cabello, él mismo se da una aprobación guiñando el ojo y sale del baño.

Tres de sus compañeros lo esperaban en la puerta de la universidad para caminar y charlar un rato. Sin embargo él no escuchaba lo que decían, su mente estaba en otro lado. Se limitaba a contestar moviendo la cabeza, ya fuera para afirmar o negar, hacia uso de las palabras a menos que fuera necesario, de no ser así prefería mantenerse apartado de la conversación. Uno a uno sus compañeros fueron buscados en auto para ser llevados a sus casas, el ultimo de ellos le ofreció darle un aventón, pero Jin lo rechazó, excusándose de resolver un inconveniente.

En cuanto su compañero cruza en la esquina se echa a caminar, no a su parada habitual, sino a una diferente que lo llevaría en sentido contrario de su casa.

Le entrega el dinero al chofer y busca sentarse en uno de los asientos traseros, para así bajarse más rápido por si acaso el autobús se llega a llenar de gente. De ida a la universidad les pisó el pie a dos personas al tratar de bajarse, no quería volver a pasar por lo mismo.

Jin casi abraza de felicidad a la persona que iba junto a él cuando abrió la ventana, en las tardes el calor era más intenso, lo que hacia aun peor el viaje en autobús.

El autobús se fue llenando a medida que avanzaban, un hombre discutió con una adolescente porque ésta ocupaba un asiento para señores mayores, el señor refunfuñaba sin parar, acusando que los jóvenes ya no respetaban; muy calmada, la chica le respondió que ocupaba el asiento porque no había personas mayores, y cuando las hubo, se distrajo conversando con su amiga. Después de tanto pleito el señor termino cerrando la boca al ver que lo miraban ya cansado de oírlo quejarse por todo.

Para evitar problemas Jin le cedió su asiento a una chica, ella ofreció llevarle sus pertenencias por agradecimiento.

Un chico y una chica conversaban acerca del clima, a la chica le irritaba la ola de calor que hacia últimamente. El chico abre la boca para responderle, pero se detiene al ver que Jin los mira fijamente.

    - Llegas tarde – apremia el chico.

    - Lo siento, día duro en la universidad.

    - Últimamente llegas tarde a todo – lo acusa la chica.

    - Lo siento, para la próxima le diré al chofer que no aborde a más pasajeros hasta que yo me baje.

La chica pone los ojos en blanco.

    - No importa – interviene el chico -. Ya podemos comenzar – dice volteándose para ver el edificio abandonado detrás de él.Los tres caminan al lugar, Jin mueve una tabla de la ventana para que sus dos compañeros entren primero.

El piso estaba sucio, la mayoría de las tablas estaban en un estado deplorable, un olor fétido surgía de de todos lo lugares.

    - Esto nos llevara bastante tiempo – dice la chica.

    - Entre más pronto empecemos más pronto terminaremos.

    - Bueno, ¡Manos A La Obra! – exclama Jin.

Dibujando SonrisasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora