Capítulo 41

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    - Necesito que usted y su grupo se reúnan conmigo en la oficina de la profesora Juspeczyk después de clases – fueron las palabras del profesor Vélez a Chester en la mañana antes de comenzar las clases.

Los cinco viejos integrantes, y la nueva integrante del club, se reúnen con el profesor después de clases. Éste los esperaba, junto a la profesora Juspeczyk, en la oficina.

    - Veo que tienen a un nuevo integrante – inquiere la profesora.

    - Sí, esta chica vio que somos famosos y se nos unió – dice Stinson.

    - Ustedes no son famosos, y si lo fueran, no me uní por eso – le responde Beth.

    - Por supuesto, fueron otros motivos los que te enCarrollaron al club – Stinson inclina la cabeza en dirección de Chester, él cual cruzaba miradas con el profesor Vélez que lo observa con desaprobación.

Beth queda sin habla, señala con el dedo a Stinson, pero no dice nada, vuelve su atención a la profesora.

    - El profesor Vélez y yo les pedimos que vinieran porque tenemos una tarea para ustedes – les informa la profesora -. Se acerca una festividad especial, para algunos, y queremos hacer algo en la institución – la profesora hace una mueca, similar a comer un caramelo acido -. Profesor, siga usted, ya que es el encargado de todo eso.

El profesor Vélez asiente, se dirige a los alumnos.

    - El segundo domingo de mayo es el día de las madres, hemos planeado hacer una reunión en conmemoración a éstas grandes mujeres. Su club ha ayudado en otras festividades, esperamos que en ésta vuelvan a ayudar.

    - Sabe que lo hacemos sin ningún problema – interviene Morrison -. ¿Por qué tanta formalidad?

    - A diferencia de las otras fiestas, ésta será el mismo domingo, su día libre – informa el profesor.

    - Wow, wow, wow, wow, wow – repite una y otra vez Stinson -. ¿Venir al colegio un día domingo? Wow, wow, wow.

    - Si no pueden se lo dejaremos al concejo estudiantil – gruñe la profesora, enfatizando su mueca.

    - Pero antes – interviene el profesor -, queríamos saber si ustedes podían hacerlo, ya que han hecho tan buen trabajo.

    - En realidad queremos a la joven Alemán, tiene buenas manos para la decoración. Los demás sólo obedecen sus indicaciones.

    - Porque son un club unido – comenta el profesor -. Y ahora que se les unió la joven Mcgregor, harán un mejor trabajo.

    - No tenemos problemas en ayudarlos – dice Morrison -. Nosotros nos comprometidos a prestar una ayuda a quién la necesite.

    - ¡Perfecto! Esa es la actitud – exclama el profesor -. Yo les daré las indicaciones de todo el proyecto.

    - ¿Usted? – pregunta Chester.

    - Sí, yo.

    - ¿Acaso usted es madre? – le pregunta Stinson -. Usted debería estar encargado del día del padre, aunque no creo que lleguemos a eso, y del día de las madres debería estar encargada – Rei se apresura en mirar a  Stinson y negar con la cabeza. Morrison le clava una mirada severa para que se callé. Stinson se detiene al ver la mirada asesina de la profesora -, este, ustedes saben.  Soy un poco conversador. Bueno, creo que ya entendimos lo que tenemos que hacer. Nos vemos luego.

Los chicos se apresuran a salir de la oficina, caminando lejos lo más rápido posible.

    - Casi mueres – le dice Morrison a Stinson bajando las escaleras.

    - No sé qué hice.

    - Por poco mencionas lo que nadie debe mencionar – interviene Rei.

    - ¿Es qué no notaste la hostilidad de la profesora? – pregunta Morrison al llegar al descanso.

    - Siempre es hostil – responde.

    - Bueno, sí. Pero esta vez estaba peor.

    - ¿A que se debe? – pregunta Chester.

    - Es demasiado obvio – inquiere Morrison -. Día de las madres. Ella hostil. El profesor Vélez encargado de esa festividad.

    - ¡Aahh! Ok – contesta Chester.

    - No entendiste, ¿verdad? – lo interroga Rei. Chester niega con la cabeza -. La profesora no tiene hijos.

Chester asiente, asimilando la información.

    - Debe pasarla mal en las reuniones de padres e hijos – bromea.

    - Debe pasarla muy mal, creí que me mataría con esa mirada que me clavó – Stinson se toca el pecho al recordarlo.

    - Pobre mujer – susurra Alemán.

Beth sostiene la puerta dando paso a los demás, excepto a Stinson, al cual le cierra la puerta en la cara.

    - ¿Entonces vendremos el domingo? – les pregunta a sus compañeros.

    - Es una buena oportunidad para que ganemos puntos con los profesores – le responde Morrison -. Entre más nos quieran, más oportunidades de estar cerca del piano – pone su mano sobre el hombro de Rei, ella le sonríe.

    - Siempre agradezco cuando es viernes por la tarde y deseo que nunca llegue el lunes para no tener que volver al colegio – dice Stinson luego de alcanzar a sus compañeros -, ahora debo venir un domingo. Que dicha.

    - Sí. Estamos renunciando al único día libre que tenemos – murmura Chester -. Además de otras cosas más.

Rei lo mira, ella sabe por qué Chester dice esas palabras.

    - Yo…

    - No te preocupes – la interrumpe Chester -. Iniciamos el club para ayudarte, no tengo inconvenientes con renunciar a mi día libre por una buena causa – muestra esa sonrisa que lo caracteriza.

    - Chester.

    - Yo también estoy dispuesto a sacrificarme por ti – Stinson la toma de la mano, mirándola como si sus ojos brillaran.

    - Gracias – dice ella soltándose.

El grupo se separa en la entrada, cada uno tomando su camino a casa.

Dibujando SonrisasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora