Capítulo 35

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Las clases fueron suspendidas, durante todo el día se celebrara el día del fundador. Es una costumbre de años que tiene la institución, rindiendo homenaje al hombre que hizo posible su sueño de educar a los jóvenes.

Algunos estudiantes aprovechan este día para no asistir a clases y quedarse en sus casas, la mayoría asiste por miedo a que los reprueben en sus exámenes de final de lapso. Un método de manipulación eficiente.

Los estudiantes son reunidos en el patio central, donde se les da la bienvenida y una reseña, ya conocida por muchos, del fundador. Pero a diferencia de los otros años, fueron unas cortas palabras, no profundizaron en su historia. En vez de eso, comentaron de nuevos planes que están efectuando para mejorar el ámbito académico, planes los cuales tuvo el fundador, pero por cuestiones económicas y de tiempo, nunca las pudo llevar acabo.

Terminada la bienvenida los estudiantes son llevados al teatro, ya muchos se imaginan la obra que se les presentara. Aunque los dirigentes del colegio tratan de ser originales en las fiestas, en esta fiesta suelen caer en lo repetitivo, mostrando lo mismo una y otra vez, únicamente alteran el orden cada año.

Se sube el telón.

Un niño juega con su pelota de beisbol, la lanza al aire y la atrapa, hace los mimos por un minuto. Todo el escenario está oscuro, lo único que se ve es al niño jugando solo, sin compañía de otro niño o un adulto, solo. Las luces se encienden, el escenario es una casa de clase media. Un hombre se acerca al niño, le peina el cabello y le dice que la cena está lista. Reunidos en la mesa el niño pregunta por su madre, en sus pequeños ojos se ven esas ganas que tiene de verla, su padre le contesta que está trabajando y llegara algo tarde.

El telón baja. Un minuto. Sube.

El niño está acostado en su cama, su habitación se encuentra a oscuras. Se escuchan gritos, una pelea entre el padre y la madre, él le pide que pase más tiempo con su hijo, lo tiene descuidado desde hace tiempo; ella alega que no puede porque pasa el día trabajando y, cuando puede, trabaja horas extras para ganar algo más de dinero. La discusión se prolonga, ella le reclama por no tener trabajo y ser ella la que tenga que verla por su familia. El niño no puede dormir por los gritos.

El telón baja. Un minuto. Sube.

El niño juega con su pelota, su padre se acerca a él. Su semblante está caído, abraza a su hijo y llora. <Esa noche mamá no volvió a casa.>

El telón baja. Un minuto. Sube.

El niño está sentado en la mesa, su padre lleva dos platos de comida, le entrega uno al niño y se sienta en la cabecera para comer. Ambos comen en silencio, hasta que el niño le recuerda a su padre que en unos días debe ir disfrazado para la obra de teatro que tiene en su colegio. Las luces se apagan, un borde contrario a donde están los actores se ilumina. Se ve una mesa, sobre ella hay varios objetos. El padre del niño aparece, toma la tela, una aguja e hilo y teje un disfraz para su hijo.

<Mi padre se esforzó mucho después que mamá se fuera, tuvo sus tropiezos en varias ocasiones, pero nunca se rindió. Cuando la falta de dinero nos empezaba afectar vendió algunas de sus pertenencias, así fue como nos quedamos sin televisor. Cuando yo estaba en clases, él trabajaba limpiando autos, pintando casas, o podando el césped. Trabajos que no le tomaran mucho tiempo para poder irme a buscar después de clases. Mi padre se esforzó mucho por mí.>

El telón baja. Un minuto. Sube.

Un hombre está sentado en la parada del autobús, ve su reloj, mira a los lados, se extraña que aún no llegue el autobús. Una mujer camina hacia la parada, se sienta junto al hombre, ambos esperan la llegada del transporte.
El hombre ve inquieto su reloj, lo revisa a cada minuto que puede, la mujer le pregunta la hora. Queda frío. Hace poco vio la hora, pero ahora se encuentra invadido por los nervios, vuelve a ver la hora. La mujer se ríe, ahí comienza la conversación.

Baja el telón. Un minuto. Sube.

El musical.

La pareja camina al centro, una única luz los ilumina. Ambos bailan una coreografía bien ensayada, es movida y con mucho ritmo.

<Conocerla ha sido especial para mí, me apoya en todo, en las ideas buenas, las malas y las demenciales. Me siento tan feliz a su lado, ella es la mujer idónea para mí, a su lado podre lograr todos mis sueños.>

Baja el telón. Un minuto. Sube.

Un grupo de personas vestidas con traje hablan de los emocionados que están, llevan meses esperando este día. El hombre aparece entre ellos vistiendo un traje, sus amigos lo peinan y acomodan su corbata. La música suena, ante ellos aparece la mujer luciendo su mejor vestido blanco. El padre les da su bendición, se besan.

Baja el telón. Un minuto. Sube.

Sentados en una banca está la pareja, tomados de las manos, ella reposa su cabeza en el hombro de su esposo. Una familia camina frente a ellos, se ven felices, llenos de felicidad.

<Después de un año de matrimonio nos dimos cuenta que queríamos formar una familia, ella lo deseaba más que yo. Lo dude por un tiempo, después de todo tuve una familia que se separo, tenia el miedo que pasara lo mismo con mi hijo. Dicen que algunos nos convertimos en el reflejo de nuestros padres, no quería ver sufrir a un niño inocente. Mi sueño era ver la sonrisa de los niños.>

Baja el telón. Un minuto. Sube.

La mujer se encuentra postrada en cama, su esposo toma de se mano, él se ubica a su lado con la mejor sonrisa posible. Ambos hablan de tener niños, discuten sobre los nombres que le pondrán. El sugiere uno, ella lo rechaza, le dice que ella será la encargada de poner los nombres y él se encargara de la educación.
Las luces se pagan, todo queda en penumbras, en el centro se ilumina dejando a la vista una silla con algunos objetos. El hombre aparece, toma los objetos y se sienta. Teje una bufanda. 

Baja el telón. Un minuto. Sube.

El hombre está de pie ante cinco niños, detrás de él hay un pizarrón. Les ha estado enseñando matemáticas, los niños aprenden. El hombre sonríe, es feliz. A lo lejos lo observa su esposa.

<Mi sueño de tener hijos y educarlos apropiadamente no se detuvieron, estos niños no serán mi hijos, pero si puedo darle una buena educación. Los sueños no deben morir, deben seguir adelante sin importar lo que suceda. Mi sueño es brindarles educación a todos los niños que sea posible, así como mi padre se esforzó para que yo pudiera estudiar, yo me esforzare por garantizar la educación de cientos de niños.>

Baja el telón. Segundos. Sube.

Los actores de la obra están tomados de la mano, siendo ovacionados por los aplausos. Todos están satisfechos con su trabajo.

Los estudiantes son llevados nuevamente al patio central, se les indican las actividades que se realizaran y al final tendrán su fiesta especial, donde habra música para bailar con sus compañeros y abrirán el comedor para aquellos que quieran ir a comer.

En el último piso, abarcando una parte enorme del barandal, se alza una pancarta con el dibujo de una enorme sonrisa.

Dibujando SonrisasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora