Capítulo 37

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Rei practicaba desde hace horas, unos días atrás estuvo viendo videos tutoriales, memorizo cada una de las notas y las estaba poniendo en práctica. Usar un simple dibujo no le resultaba sencillo, no sabía si iba rápido o lento, si tocaba la tecla correcta o si estaba desafinada, pero estaba segura que escuchaba la música en su cabeza, eso era lo único que le importaba. Cuando volviera a tocar un piano de verdad sabría si todo el esfuerzo que hacia estaba valiendo la pena, pero por ahora, se conforma con sentir la música dentro de ella.

Rei se levanta de la silla, suelta un largo suspiro, se siente satisfecha con todo el trabajo que le ha dedica al pianujo, como lo había apodado Chester. La chica sale de su habitación, baja las escaleras y va a la cocina por un vaso con agua. Escucha un ruido que viene de la sala, al acercarse ve a su hermano echado en el mueble viendo una película.

    - ¿Qué ves? – pregunta Rei.

    - Una película de un chico que huye de su casa.

    - ¿Por qué huye?

    - Vive en un pueblo pequeño, él quiere conocer lo que está más allá – Jin se sienta -. Mejor siéntate y ve la película, así no tengo que contarte nada.

Ambos ven la película en silencio, sólo en algunos momentos específicos cruzan palabras, ya fuera para burlarse del protagonista o de la situación en la que se envolvía. Al terminar la película están de acuerdo en algo, la película fue regular, aun así les gustó.

    - ¿Quieres cocinar algo? – pregunta Jin a su hermana.

    - ¿Me vas a cocinar algo? – pregunta, contenta.

    - No. Te pregunté si quieres cocinar, no que yo te voy a cocinar algo – contesta, lanzándole el cojín del mueble y levantándose rápidamente.

    - Eres mejor cocinero que yo, tú deberías cocinar.

Entre los dos cocinan, mientras lo hacen Jin va aconsejando a Rei, explicándole cada procedimiento para preparar la comida. Cada vez que Rei comete un error Jin le da un leve golpecito en la cabeza, acompañado de un sermón de cómo debe ser un buen cocinero. Al terminar se sientan en la mesa para comer lo que ambos prepararon.

    - Que bello es cocinar – dice Jin.

    - Buen provecho – dice Rei.

    - Te equivocas, pequeño saltamontes, es buen apetito – corrige Jin.

    - Es lo mismo.

    - ¿Acariciarte la cara es lo mismo que golpeártela? – interroga -. ¿Qué te enseñan en la escuela?

    - Matemáticas, biología, esas cosas aburridas – contesta Rei, riendo al ver la expresión de su hermano.

    - Diles que te enseñen cosas más importantes.

    - Puedes ir tú a decirles.

    - No creo que me escuchen – Jin hace una mueca -. Es más, no estoy seguro que me dejen entrar.

    - Tu etapa por el colegio no fue tan horrible.

    - No, claro que no. Pero el día que me gradué el profesor Vélez miro al cielo y dio gracias – comenta con risa -. Creo que la regla de no ir a la azotea del colegio lleva mi nombre.

Rei suelta los cubiertos para taparse la boca y la comida no se le salga debido a la risa. Jin se ríe de su hermana, pero no disfruta tanto porque debe correr a la cocina a buscar los jugos, Rei se está atorando.

    - Tranquila, no es para tanto – dice Jin.

    - Me imagino que debió ser algo fuerte, lograr que prohíban algo en el colegio – Rei levanta las cejas -. Es difícil con tantas reglas.

    - Mi grupo y yo nos especializábamos en romper las reglas. Tal vez por eso dudaron en aceptarte en el colegio – añade Jin -. Pensar que pudieras ser como yo.

    - Y si que resultamos distintos – comenta Rei -. Tú desobedeces las reglas y yo las cumplo. 

    - ¿Disculpa, señorita perfecta? – Jin hace un gesto sofisticado para referirse a su hermana -. ¿De los dos quien se escabulle a escondidas al teatro?

    - Los dos.

Jin asiente, dándole la razón a Rei.

    - Pero todos saben que yo soy un rebelde, en cambio tú eres la chica buena, la que no rompe un plato.

    - Yo lo hice por una buena causa.

    - Nosotros también lo hacíamos por una buena causa – dice Jin -. Queríamos reír, divertirnos.

    - Bañar de huevos la casa de un profesor no creo que sea una buena causa.

Jin no responde de inmediato, se queda pensando.

    - Hizo llorar a una compañera, fue cruel, hicimos justicia – argumenta Jin -. ¿Acaso tus amigos no saldrían a defenderte si te sucediera algo similar?

Ahora es Rei la que se queda pensativa. Recuerda la vez que Chester y Stinson la defendieron de Jennifer, como Morrison estuvo dispuesto a dirigir el club para que ella pueda practicar a escondidas, y a Alemán conviviendo con ellos, a pesar de ser extremadamente tímida.

    - Tienes razón, mis amigos harían lo mismo.

    - ¿Me estás dando la razón? – se sorprende Jin -. ¿Qué condimento habré usado? – bromea revisando el plato de comida.

    - Eres un bobo – ruge Rei.

Ambos hermanos ríen.

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