Capítulo 42

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La euforia se encuentra en el aire, los gritos retumban por todas partes, la alegría se siente. Un centenar de personas esperan con ansias el silbido inicial, llevan minutos esperándolo, están impacientes de que comience el partido.

Los chicos del club suben por las escaleras de las gradas buscando un asiento donde poder ver el partido. El equipo de futbol del colegio juega de local, por lo que, la mayoría de espectadores son alumnos del colegio, mientras que, del otro equipo asiste una minoría.

    - ¿Por qué tenemos que pagar para ver a estos perdedores? – se queja Stinson -. Asistimos al mismo colegio.

    - Lo he dicho en repetidas ocasiones, el colegio saca provecho de todos los clubes. Aquí se reafirma lo que digo – comenta Morrison.

    - ¿No deberíamos estar preparando todo para el día de las madres? – pregunta Beth.

    - No, aún nos queda una semana – responde Morrison -. Aprovechemos esto para descansar.

    - No sé por qué hemos venido, en especial dientes chuecos, tenemos rivalidad con el equipo de futbol.

    - Lo hacemos porque Thiago nos invito – contesta Rei -. El lapso pasado le prometimos que iríamos a su próximo juego, y, bueno, no lo hicimos.

    - Creo que fue porque el capitán del equipo y yo nos peleamos.

    - Creo que a eso no se le puede llamar pelea – dice Stinson.

Ambos equipos salen al centro de la cancha, al llegar se forman en columna, mirando hacia las gradas. Los espectadores se ponen de pie. El himno nacional se hace escuchar, todos lo entonan con respeto.

    - Thiago no está en la cancha – dice Alemán, luego de terminar el himno y ver a los jugadores dispersarse por la cancha.

    - Recuerda lo que nos dijo, sufre de asma. Eso lo limitara a jugar los últimos minutos.

    - Y si es que el capitán se le antoja dejarlo jugar – agrega Stinson.

    - ¿Quién es Thiago? – pregunta Beth.

    - El chico que me pidió disculpas a finales del segundo lapso – Beth mira a Chester algo confundida, al rato asiente comprendiendo.

El árbitro da el silbatazo inicial.

Reinaldo da el pase a su compañero en el medio campo, y éste al central.

    - Ése que acaba de pasar el balón es Bastian, por su culpa Thiago no juega de titular – acusa Stinson.

    - No creo que sea por eso – comenta Rei.

    - El equipo es una mafia – continua diciendo Stinson – controlada por Reinaldo. El antiguo capitán lo dejo a cargo del equipo, es él quien da las órdenes. ¿Ven a aquel mastodonte en la defensa? – señala a un chico enorme y robusto -. Es Robert, es un año mayor que nosotros, es quien hace que se cumplan las órdenes de Reinaldo.

    - Con ese tamaño que tiene cualquiera obedecería – dice Chester -. Menos mal que no pelee con él – agrega, riendo. 

Bastian recibe el balón, se quita a un defensa y centra el balón al centro del área rival. Reinaldo espera el balón y cabecea, el portero hace una atajada espectacular quedándose con él balón.

Ambos equipos se mantiene parejo, ninguno es superior al otro. El juego se estanca en pases y centros, la defensa de ambos equipos limitan los disparos. En el minuto 25 Robert hace una falta fuera del área, a lo que el árbitro otorga un tiro libro, el cual le ofrece una oportunidad de gol al equipo rival. Lamentablemente el balón pasa a escasos centímetros del travesaño.

Reinaldo se hace con el balón, corre hacia la portería rival, se quita a un defensa, encara al portero, le hace una finta y se lo quita, patea y el balón termina en el segundo palo. Un defensa rival recupera el balo y despeja.

    - ¡Que malo! – exclama Stinson -. Ese no le hace un gol ni al arcoíris – varios aficionados lo miran desaprobando su comentario.

El balón sigue en posesión del rival, la lleva un mediocampo defensivo, hace una pared con el media punta y burla la defensa, realiza un pase a profundidad que termina en el delantero, que de inmediato remata a portería y hace el gol. La grada rival estalla en felicidad celebrando el gol, pero su celebración dura poco al ver al juez de línea indicando posición adelantada. La grada local se alivia.

El arbitro pinta finalizando el primer tiempo.

El segundo tiempo sigue sin goles, el equipo local tuvo dos oportunidades de adelantarse en el marcador, pero fueron desaprovechadas. La primera fue un tiro de esquina, Robert cabeceo el balón, pero fue atajado por el portero. El segundo fue gracias a un pase de Bastian a Reinaldo, éste quiso hacerle un sobrerito al arquero, el balón termino pasando por encima de la arquería.

Se anuncia un cambio.

    - ¡Thiago va a entrar! – anuncia Rei.

    - Ya era hora. Quedan 18 minutos de juego – dice Stinson.

El arquero local juega en corto con el lateral derecho, avanza unos metros y se la da a Thiago, que juega de volante, inicia una carrera a la portería rival. Un defensa se le barre, pero Thiago hace un autopase librándose del rival, e inicia una carrera a una velocidad impresionante, tira un centro, la defensa rival despeja el balón.

    - ¡Es veloz! – dice Beth.

    - Ya que sufre de asma deberá entrenar a menudo su resistencia – dice Morrison -, correrá kilómetros para eso.

    - Lastima que no le den casi minutos – comenta Alemán.

    - Por ello debe dar el máximo cuando entra a la cancha – le dice Chester -. Los jugadores rivales están cansados, él está fresco, tiene que aprovechar eso.

En ese momento Thiago le quita el balón al mediocampo rival, se la pasa a Bastian que le hace un pase a profundidad. El defensa lo encara, Thiago hace como a irse a la izquierda pero va a la a derecha, el defensa cae al piso. La grada estalla en gritos. Thiago queda mano a mano con el arquero, hace un paso de taco dejándole el balón a Reinaldo, que patea y anota el gol. Nuevamente la grada se hace escuchar.

    - ¡Así se juega! – vitorea Morrison -. ¿Cuánto queda?

    - Cinco minutos – anuncia Stinson mirando su reloj.

El equipo rival saca el balón, se van a la ofensiva. El equipo local juega la defensiva, marcando entre dos y jugando en corto para no perder el balón. El arbitro pita saque de esquina a favor de los rivales. El jugador tira el centro, Robert despeja el balón, el cual cae en un contrario, éste hace una finta burlando a Robert, quedando mano a mano con el portero, patea, el balón impacta contra el tuvo, el defensa local busca despejar el valor, pero el delantero del equipo contrario se le adelanta.

    - ¡Alguien detenga a eso jugador! – grita Stinson -. Olvídenlo. Ya hizo el gol.

El equipo local saca y se van a la última contra, los segundos corren. Thiago se la da a Bastian, luego a Reinaldo. Un defensa se la quita y despeja.

Final del partido.

Los espectadores abandonan la grada.

    - Sabía que no debía alegrarme – comenta Stinson -. El equipo nunca gana.

    - Al menos Thiago jugó bien – contesta Rei.

    - Sí – masculla Stinson.
Vamos a felicitarlo – sugiere Chester.

Dibujando SonrisasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora