Capítulo 36

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El ritmo de la canción que suena es lento, son pocos los que bailan, algunos están sentados y la gran mayoría de estudiantes ya se han ido. La fiesta se aproxima a su fin, y junto con ella este lapso estudiantil.

En el último piso cinco jóvenes recogen los adornos empezando por la pancarta con la enorme sonrisa.

    - ¿Por qué hiciste esto? – pregunta Stinson, desamarrando la pancarta.

    - La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento – comenta -. Para que todas sepan que todo esto lo hizo nuestro club.

    - Tú lo que quieres es presumir tus habilidades – espeta Rei.

    - Eso también es verdad – afirma Chester -. Hacer esto es mi marca registrada.

    - ¿Te llevo mucho tiempo hacerla?

    - Me alegra que preguntes, querida diseñadora – dice Chester -. Me llevo una semana hacerla, tuve que darle muchos detalles y…

    - Sí, sí, ya entendimos – lo interrumpe Stinson -. Deja de parlotear y terminemos con esto que quiero irme a casa.

    - Tony, no te alteres – sugiere Rei -. Esto no llevara mucho tiempo.

    - Lo sé, pero tener que quedarme hasta tarde para desacomodar todo me hace pensar que somos los esclavos de estas personas – chilla Stinson.

    - Yo no lo veo así – le dice Alemán. La chica se agarra del barandal, observando todo el lugar con una sonrisa -. Yo lo veo como un triunfo, empezar siendo unos completos desconocidos, a terminar siendo los primeros a quienes  buscan para que realicen todo esto – extiende sus brazos señalando la institución.

Todos se toman un minuto para contemplar lo que hicieron, todo lo que adornaron, el tiempo que les llevo hacerlo.

    - Tú lo ves así porque eres la de las ideas al organizar todo – comenta Stinson, doblando la pancarta hacia Chester.

    - Nadie te obliga de hacer esto – responde Alemán -. ¿Por qué lo haces?

    - A parte de Rei – masculla Morrison.

    - Sencillo, porque me dieron los dos puntos que me faltaban para pasar castellano – Stinson palmea sus manos con euforia.

Eso los hace reír.

Chester dobla con cuidado la pancarta, la guarda en su mochila, se recuesta del barandal y suspira.

    - ¿A qué se debe ese suspiro? – le pregunta Rei.

    - No es nada – contesta -. Sólo pensé que éste es el ultimo día de clases, después de hoy nos iremos de vacaciones y no nos veremos en un buen tiempo.

    - No es para dramatizar, estas vacaciones no durar más de dos semanas – le recuerda Morrison.

    - Eso es verdad, pero… – Chester deja la frase en el aire.

    - ¿Pero qué? – pregunta Rei.

    - Ya me había acostumbrado a reunirme con ustedes después clases, planear lo que íbamos a hacer para mantener el club y… - Chester vuelve a dejar la frase en el aire -. Y ahora nos toca parar por este corto tiempo.

    - No conocía ese lado dramático tuyo – dice Stinson, provocando las risas.

    - Tampoco nos reunimos todos los días – agrega Alemán -. Lo hacemos cuando no tenemos clases en las tardes o tú no desapareces misteriosamente.

    - Ella tiene razón, desapareces sin decir nada – inquiere Stinson.

Chester sonríe, abre su mochila para guardar la pancarta, hace espacio sacando su libreta de dibujos.

Dibujando SonrisasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora