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Me separo de Zach y entrecierro los ojos. Se que no estoy tan ciega pero me hubiera gustado tener los lentes para saber quien demonios había abierto la puerta y cerrado al instante. Si Zach y yo veníamos a las canchas de basquet después de su entrenamiento era porque no habría nadie a esas horas.

-No te preocupes, Lex - mi mirada sigue en la puerta. Puedo sentir como Zach acaricia mi mejilla -. Tal vez fue el aire.

-El aire no puede mover una puerta así de pesada, Zach.

Zach se levanta y pongo mis manos en su espalda abrazándolo para que me cubriera con su enorme cuerpo. Zach se da vuelta dándole la espalda a la puerta, si muevo mi cabeza a la derecha puedo ver perfectamente si alguien entra o sale. Miro a Zach asustada y con el entrecejo arrugado, mi novio acaricia mis mejillas y deposita un beso en mi frente. Zach me vuelve a mirar a los ojos y deja otro pequeño y dulce beso en la punta de mi nariz, Zach roba risas con ese tierno acto.

Ser dulce y tierno es una de las muchas cosas por las que me gusta. Una amplia sonrisa con algunas pequeñas risas atraviesan mi rostro cuando Zach dobla las rodillas asta quedar de mi estatura. Dejo caer mi cabeza hacia atrás y rodeo el cuello de Zach con mis brazos, él me abraza por la cintura y estira sus rodillas hasta su estatura original. Las puntas de mis pies apenas tocan el suelo, rodeo su cadera con mis piernas en cuanto el loco de mi novio empieza a dar vueltas. Zach se detiene y cuando se recupera del mareo me mira mordiéndose el labio. Una de sus manos acaricia mi espalda y otra se dirige a mi muslo, con los dedos de esa mano va acariciando mi pierna hasta llegar a donde se dobla la rodilla. Muerdo mi labio y trato de controlar mi respiración después de sentir el tacto de Zach en mi pierna. Zach me besa lento pero tranquilo, pongo mis manos en su nuca y lo acerco más a mí.

Enredo mis dedos en su cabello y abro la boca sorprendida cuando sus labios se van a mi cuello, me llevo una mano a la boca mientras trato de procesar lo que está pasando... ¡¿Qué esta pasando?! Los labios de Zach rozan la piel de mi cuello mientras que una de sus manos sube y baja por mi espalda lentamente, y sigue besando... sigue besando hasta que siento que empieza a... succionar. Lo detengo apartando su deliciosa boca de mi cuello y lo miro mordiendo mi labio para ocultar una sonrisa.

-¿Qué pasa? - ladeo la cabeza y suelto un suspiro tratando de decirle todo con la mirada. Zach sonríe cuando descifra mi rostro -. Perdón, no iré demasiado rápido.

Sonrío y vuelvo a besarlo. Zach se sienta aún conmigo, y termino sentada en sus piernas, su manos aún están acariciando mi espalda y mis manos siguen jugando con su cabello. Me separo de él y dejo un ultimo beso en sus labios cuando recuerdo que debo de ayudar a mi abuela a tejer un suéter. Me levanto y me cuelgo la mochila en los hombros.

-¿Qué pasa?

-Tengo cosas que hacer, te veo luego.

Zach asiente y me da un beso corto en los labios, me recuerda a mi primer beso, el que le di a Jeff cuando lo obligué a jugar conmigo a La Bella Durmiente. Estaba aferrada a ser despertada por un beso y no por que Jeff sería el que me besaría, era pequeña y en la película Aurora despierta con un beso... entonces me despertarían con un beso pero al final corrí a lavarme los labios porque había besado a un Jeff de 7 años, estaba en la edad en donde los niños tienen piojos y son lo más asqueroso para una niña.

Zach me deja ir y salgo para encontrar a Jeff saliendo del baño de hombres. Me sonríe y le devuelvo la sonrisa. Se acerca a mí aun sonriendo, puedo sentir como mis latidos se aceleran cada que Jeff da un paso hacia mi.

-¿Te llevo a casa? - pegunta.

-Claro.


-¿No te quedas a cenar? - señalo la puerta con mi pulgar.

-Solo paso a saludar a tu abuela y me voy, mi mamá mee castigo - dice con una sonrisa de inocencia.

-¿Qué hiciste?

-Llegué tarde a casa... - levanto una ceja, Jeff suspira -. Y llegué un poco ebrio.

Ruedo los ojos y me doy vuelta para abrir la puerta. Dejo entrar primero a Jeff dejando a un lado los papeles de dama y caballero, dejo las llaves en la mesa que se encuentra a un lado de la entrada y veo la foto familiar que hacía tiempo había puesto contra la mesa. Frunzo el ceño tomando la fotografía para meterla al cajón de la mesa.

-¿Malos recuerdos? - pregunta Jeff, puedo ver de reojo que esta cruzado de brazos.

-No me gusta complicarme la vida, Jeff - lo miro a los ojos y con una seña de manos le digo que me siga -. Eso es todo.

Hago una pausa antes de volver a hablar, o mejor dicho alzar la voz.

-¡Ya llegué! - las pisadas se escuchan sobre nuestras cabezas.

-¡¿Cuál es el afán de gritar?! - dice mi abuela entrando por la puerta de la cocina que dirige al jardín.

-¡Pueden dejar de gritar! - dice mi mamá acomodándose la blusa mientras baja las escaleras.

Sus hombros suben y bajan de manera rápida, apoya sus manos en la barra y nos mira a mí y a Jeff, en sus ojos se nota el nerviosismo y la ansiedad. Vuelvo a escuchar pisadas en las escaleras y mi abuela, Jeff y yo dirigimos la mirada al mismo tiempo a las escaleras.

-¿Laura? - esa voz me es tan familiar. Miro a mi mamá y me doy cuenta de lo sonrojada que esta.

Me tapo la boca con ambas manos cuando veo a Fred bajar las escaleras abrocharse sus pantalones pero sin camiseta o cualquiera tela cubriendo un trabajado cuerpo. A veces olvido que mi mamá es una mujer guapa, joven de 36 años y que Fred no es más que un hombre apuesto de 37 años. Me doy media vuelta al instante y miro a mi mamá por el rabillo del ojo. "¿Te acostaste con él" alcanzo a articular con los labios a mi mamá, ella solo asiente con la cabeza con un llamativo sonrojo en sus mejillas.

-Fred - dice mi mamá aclarándose la garganta -. Ella es mi mamá y el muchacho es el mejor amigo de Lex, su nombre es Jeff.

Giro mi cabeza y veo a Fred acercarse a Jeff con una sonrisa y una mano extendida. Jeff la acepta un poco sorprendido mientras que Fred actúa de lo más natural posible, después saluda a mi abuela de beso en la mejilla, cosa que no es muy común en Estados Unidos pero en México se saluda y despide de esa manera. El sonido de alguien llamando a la puerta me distrae del momento de sorpresa. Empiezo a caminar a la puerta pero Fred esta más cerca y se adelanta.

Mi abuela levanta ambos pulgares como signo de aprobación a mi mamá y mi madre solo niega con la cabeza avergonzada de la repentina atracción de mi abuela hacia Fred.

-¿Quién eres tú? - no otra vez.

-Soy Fred, ¿tú quien eres?

-El esposo de Laura.

¿Por qué?

¡Volví! Después de tanto volví, en verdad lo siento pero fue una muy agitada semana pero aquí está todo.

XOXO, Juno

Deserve better |Jeff AtkinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora