La despedida

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Narra Mica

Entramos y nos colocamos en la casa verde. Era sábado. La final estaba aquí, y con ella mi renovación o no en Combate Argentina. Podía escuchar los gritos de ambas hinchadas, coreando con cánticos los nombres de sus ídolos.

Sentía que la final estaba perdida, cuando al fin conseguimos igualar las cosas, nos pasan en el puntaje siendo que había una diferencia abismal. ¿Cómo? con juegos de azar puro, correr sobre pastillas flotantes, o jugar a baloncesto, donde Paio era un experto, y los tiros de todos nosotros a canasta era cuestión de azar y probabilidad. De suerte.

Por alguna razón ahora nunca ganábamos el baile, siendo que teníamos a Brenda. Y fuera de tiempo se le contaban los puntos a Macarena, por que claro, ella se esfuerza mucho y hay que recompensarlo.

Este programa ya era un total y absoluto chiste. Trataban de igualar las generaciones para que el rojo no quedará tan atrás, ya lo intentaron colándome a todos los novatos y sólo un experimentado en la generación pasada. Pero no pudieron. Luego este año...remontamos, tenemos un buen equipo, y ponen juegos de puro azar en donde las mujeres no participan, por que saben que sino el rojo no tiene nada que hacer.

Pensaba todo esto y me daban ganas de plantar la final, ir a producción y presentar mi renuncia, aparte de decirle un par de cositas a ciertos productores, que pensaban que poniendo juegos ridículos y enseñando culos iban a ganar un Martin Fierro. Patéticos.

Noté como mi piel entraba en contacto, por puro roce, con la de Ramiro que estaba a mi lado. Él me miró y sonrío. Y fue ahí cuando todos mis argumentos contundentes, razonados y sólidos se iban a la basura. ¿Cómo iba a irme a Perú? ¿Cómo iba a arriesgarme a encerrarme en una casa con otros famosos hasta anda a saber cuando, sin verlo? ¿Cómo?. Simplemente no podía.

Pero la idea de seguir aquí era una tortura. Un círculo vicioso, donde si no eres familia de...o te acuestas con... solo recibes malos tratos, gritos y ver como te pasan por encima sin importar cuanto te desvivas por la competencia, por tu orgullo, por la gente.

-¿Qué piensas?.-Me susurró Ramiro.

-En que es el final de esta generación.-Mentí.

-Losé, pero si no ganamos la gente sabe que no es por que tengamos un mal equipo o no nos esforcemos. Sino por que hay que darle el campeonato a Macarena, me apuesto lo que quieras a que la quieren meter en el grupito de los históricos u experimentados. Seguro que es la compañera de habitación de alguien.-Rió por lo bajo.

-Grosero.-Rodé mis ojos divertida.

-Como si tu o cualquiera de los que estamos aquí no lo pensásemos. La quiero ver competir, esta no aguanta ni medio circuito, por eso tanto azar, tanto quien canta, y adivina no sé que estupidez...-Se puso la mano en la boca para que nadie pudiese entenderlo.

-Un asco.-Hice una mueca de desagrado cuando el enumeró todo lo que estaba sucediendo.

-¡No me puedo creer que te besaras con Micaela!.-Gritó de la nada Flor Moyano. Esa chica...no me río de ninguna mujer a la que un hombre imbécil le haga cornuda, pero ella era totalmente consciente de que no sólo le había puesto los cuernos una vez, sino varias y aún así seguía. Una vez se perdona, dos, tres...y hasta cinco en su caso, se llama masoquismo y tener una relación tóxica.

-Ahora yo debería hacer gestos riéndome de ella, como ella hace conmigo.-Reí ante la patética situación.

-No, ella sino fuera por ti aparte de por los juegos ni saldría en cámara. Tú sin quererlo, eres protagonista siempre. Además ni Nacho la nombra, tiene más en su boca tu nombre que el suyo.-Rió.

-¿Te hace gracia?.-Me miró llena de odio Florencia.

-Atrás Satanás.-Rodé mis ojos.

-Flor no fue nada, deja de montar un escándalo. Hablaremos en casa.-La trató de tranquilizar Nacho.

-Con mi mayor enemiga.-Dijo sin poder creerlo.

-Tan importante soy en tu vida. Ocupa más espacio en el corazón el odio que el amor. Gracias por sentir algo por mi, yo por el contrario siento absoluta indiferencia, que sería nada. Aunque ahora empiezo a sentir pena.-La miré negando con la cabeza.

-A mi me da pena Rama, lo tienes consumido y envenenado. Cuando se de cuenta te despreciará tanto como el resto de nosotros.-Respondió cargada de ira.

-No pienso rebajarme a tu nivel, pero te aclaro que lo que yo haga o no en mi vida no es de tu incumbencia. ¿Estás caliente por que quieres un Nayar como si fuera un juguete y no te quedaste con ninguno? vete a joder a otra, má.-Le dije mirándola fijamente.

-¡Basta Micaela! no ayudas, para eso mejor no digas nada.-Me recriminó Nacho.

-Todo cae por su propio peso, todo vuelve marroncita.-Le guiñé el ojo mientras ella explotaba de la rabia. Me giré y me fui de allí.


Narra Rama

No sabía que decir, y mi hermano apenas atinaba a decir una frase tratando de calmar los ánimos. Micela sentenció y dejo a Moyano gritando como loca cosas sin sentido. Yo fui detrás de ella.

-¿Que fue eso?.-La agarré del brazo.

-Estoy harta, harta de este lugar y de la gente que trabaja aquí. Odio este lugar, ya no me queda nada, todos mis amigos se fueron.-Gritó.

-Ah bueno gracias.-Dije molesto.

-Cállate si tú te has acabado convirtiendo en la mejor cosa que me ha pasado.-Chilló en el camarín dejándome helado.-Te juro que no aguanto más, no sé si seguir, me han prometido que el formato y todo cambiaría, pero hasta que punto.-Suspiró cansada.

-Te entiendo.-Extendí mis brazos y ella vino a mi.

-Necesito esta sola, necesito paz y serenidad.-Cuando pronunció esas palabras se me paró el corazón.-Espero que entiendas que esto no tiene nada que ver contigo, es personal, algo conmigo misma. Te voy a echar de menos, como un niño a su madre. Pero necesito arreglar algunas cosas conmigo misma.-Se separó de misma.

¿Era el momento de dejarla ir? cuando ya la tenía, cuando estaba tan cerca ella se iba. Sentí como las lágrimas brotaban de mis ojos. No me lo podía creer, no podía ser. Se iba, y yo no podía hacer nada.

-Tengo que seguir con mi vida, y veo un futuro muy oscuro aquí.-Susurró tomando mi mentón.-Es mi hora de irme a casa.-Me besó.

¿Acaso era la última vez que iba a verla?. No podía decir nada, intentaba hablar, pero mi garganta no era capaz de reproducir sonido alguno.

Ella terminó el beso, tomó su bolsa con sus cosas y se fue por el pasillo. ¿De verdad iba a acabar todo así? me sentía un completo fracasado, había fallado. Le había fallado a ella, había sido un cobarde. Ahora sólo me quedaba llorar, pero llorar no me servía de nada ahora que la había perdido, aunque necesitaba desahogarme.

Importante que lean hasta el final, es sobre el futuro de la novela

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Me siento demasiado perversa y con ganas de llorar después de este capítulo. Depende de como respondan ante él y lo traumatizadas que queden, será el final de la novela o la continuaré. Ustedes decidan, ¿deberían quedarse así las cosas, o no?.

Gracias por leer, votar y comentar, lxs amo. Xx.

Silencio ; RamaelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora