Narra Mica
-Estaba delicioso.-Dije soltando los cubiertos sobre el plato y dando un sorbo a mi jugo de naranja.
-Sí, yo todo lo hago bien.-Sonrió ampliamente de una manera pícara.
-He traído helado.-Cambié de tema.
-Yo creo que me voy a ir a dormir.-Dijo Rama haciendo una mueca de dolor.
-¿Estás bien?.-Me preocupé rápidamente.-Te acompaño.-Me ofrecí, él asintió. De reojo pude ver la notable expresión de molestia de Nacho.
-Tranquilos, ya friego yo los platos. No importa.-Bufó.
Ayudé a Ramiro a levantarse y pasé su brazo por mis hombros, tomando su mano, y juntos comenzamos a subir las escaleras hasta llegar a su habitación. Una vez allí lo tumbé con cuidado en su cama.
-¿Quieres un vaso de agua o algo?.-Pregunté.
-No, quiero que te quedes conmigo.-Acarició mi mano con sus dedos. Tenía los ojos entrecerrados y estaba empapado en sudo. Asentí.
-Déjame ver...-Me acerqué a él y le quité la camiseta para aliviar un poco ese calor. Me costó un poco, él apenas podía moverse, y el sudor hacia que la prenda se adhierese más a su cuerpo.
-Gracias.-Dijo con un hilo de voz. Yo me dirigí al baño de su habitación y humedecí con agua fría un par de toallas de felpa blanca. Me recosté a su lado y comencé a posar las toallas en su frente, abdomen y brazos, para intentar bajar la temperatura.
-A ver si así se baja un poco la fiebre.-Acaricié su mejilla con mi labios. Había momentos donde me ponía muy sensible y cariñosa con Ramiro, no sabía por qué pero algo en mí tomaba control de mis emociones y me hacia querer estar con él.
-Contigo seguro que sí.-Sonrío levemente. Nos quedamos mirando fijamente durante unos instantes, hasta que poco a poco nos fuimos acercando y nos besamos. Fue lento y tierno, con una mordida de labio mía hacia él al acabar el beso.
-Te quiero.-Me recosté en su pecho abrazada a él.
Acto seguido mis ojos empezaron a cerrarse, el sueño y el cansancio después de unos días tan intensos se apoderaban de mi. Las cosquillas de Ramiro en mi cabeza de sus dedos jugando con mi cabello me relajaban aún más, entregándome al más profundo de los sueños.
Narra Nacho
Recogí toda la cocina y me quedé solo como un estúpido comiendo helado y mirando películas malas en la televisión. Cuando me cansé subí a mi habitación para jugar a la play, pero cuando pase por el cuarto de Ramiro lo pude ver dormido con Mica abrazada a él. ¿Qué se supone que eran? ¿Amigos? ¿Amigos con derecho? ¿Amigovios? no hay quien los entienda.
Narra Rama
Me desperté en mitad de la noche asustado por una pesadilla. Era una reproducción del accidente que viví con Mica, sólo que esta vez ella moría entre mis brazos. Corriendo la busqué y allí estaba ella aún. Dormida, con sus extensas pestañas descansando en sus ojos, sus cabellos rubios cayendo en cascada por sus hombros, y su pausada respiración contra mi pecho.
La tenía entre mis brazos, durmiendo a mi lado, aunque a la mañana siguiente volviera a actuar como la mayoría de las veces. Como si no fuésemos nada.
-¿Rama?.-Me llamó comenzando a abrir su ojos.
-Tranquila, duérmete.-Acaricié su frente.
-No, me he desvelado. Te movía mucho.-Frotó sus ojos. Yo sonreí tiernamente.
-Lo siento.-Besé su mejilla derecha.
-No te voy a perdonar tan fácil.-Se revolvió bruscamente hasta atinar a sentarse en cuclillas sobre el colchón de la cama. Yo admiré su belleza a la luz de la luna.
-¿Y qué tengo que hacer para que la señorita me perdone?.-Pregunté.
Ella se movió lentamente apropósito y con una sonrisa maliciosa se sentó encima mía. Con sus piernas rodeó mi cintura y posó sus brazos en mi cuello. Se acercó a mi oído peligrosamente haciendo que mi piel se erizara.
-Quiero que me hagas el amor.-Susurró.
-Estás dormida, cansada y no sabes lo que dices.-Reí incrédulo.
-No, se muy bien lo que digo.-Me miró fijamente mordiéndose el labio.
-Ya hemos hablado de esto. No si no eres mi novia.-Le recordé.
-Seguro que lo has hecho más veces con gatos de discoteca de una noche que con tus novias.-Se apartó de mi y se cruzó de brazos molesta.
-Sí, pero tu no eres un gato de discoteca como tu dices.-Posé mi mano en su pierna. Ella me miró enojada.
-Eres un niño.-Dijo en un tono burlón.
-Y tu una histérica.-Reí.
-Has perdido la oportunidad de tu vida.-Me dijo altivamente.
-Ya recuperaré la oportunidad en repetidas ocasiones cuando seas mi novia.-Me encogí de hombros.
-Eres un idiota.-Sonrió.
-Y tu una terca por querer seguir negando lo evidente. Pero hasta entonces, buenas noches Viciconte.-Reí.
-Será mejor que vuelva a mis sueños con Bruno.-Se acostó dándome la espalda.
-¿A tus qué con quién?.-Grité.
-Hombres, sois tan fáciles de hacer molestar y dañar el ego.-Me miró divertida.
-Eres perversa.-La atraje hacia mi.
Estuvimos un rato largo dándonos besos, y debo admitir que me costó mucho controlarme y no hacer realidad sus deseos aquella noche. Pero si ella no iba a dar su brazo a torcer yo tampoco. Si me quería iba a tener que ser mediante algo formal, y sino nada.
Aunque cada día veía como mi trabajo iba dando sus frutos. Mis bromas delante de cámaras, o en directos de su Instagram diciendo que me la comía y cosas así ya no le molestaban. De hecho se reía con ellas. Ahora se mostraba más cariñosa, y no negaba cada dos por tres que hubiese algo más conmigo. Concretamente, ni si quiera lo negaba.
Pero aún tenía miedo. ¿Qué pasaba si se iba a Perú? ¿O si directamente aceptaba una de las tantas ofertas que tenía sobre la mesa y se iba? no podía reprocharle nada, entendía su infelicidad en Combate Argentina, cada vez el programa nos trataba peor.
Fue esa noche cuando me di cuenta de que tenía miedo, mucho miedo de perderla. Y eso me torturaba y me mataba por dentro. No quería atarla a mi, no quería salir con ella y que de repente se fuese a otro lugar lejos de mi, yo si estoy con alguien necesito tenerle en mi día a día para sentirme feliz.
Pero ahora lo único que podía hacer, y que me calmaba esa ansiedad que estos pensamientos me causaban era abrazarla mientras dormía.
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Mi novela nachoela: oopsnayarela
Espero que les haya gustado y disfruten leyendo tanto como yo escribiendo.
Gracias por leer, votar y comentar, y por todas las visitas que le dan a la novela, son un gran apoyo. Xx.
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Silencio ; Ramaela
FanfictionEso es lo único que quedaba entre nosotros, un silencio que era tan tenso que cortaba la respiración, ¿Qué se supone que pasa después? «No actúes como si me conocieras» «¿Es un aviso?» «Esto puede dejarte sin respiración o con una desagradable cicat...